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Mori: “Tengo el corazón partido”

El exjugador del Celta y el Cádiz afronta el partido del Carranza con la tranquilidad de que sus dos equipos del alma están lejos de los puestos de descenso | “Mi paso por Vigo no lo olvidaré mientras viva”, apunta

Mori intenta desbordar al barcelonista Asensi en Balaídos. // MAGAR

Hay futbolistas marcados por sus apodos, como Antonio Martínez Sánchez. Por ese nombre casi ningún celtista identificaría a Mori, el atacante gaditano que jugó nueve temporadas en Balaídos (1975-1984) y que desde su Barbate natal sigue con pasión al equipo vigués. Mori, que antes de fichar por el Celta pasó por el Málaga y el Cádiz, entre otros, tendrá “el corazón partido” –subraya– cuando el domingo se enfrenten gaditanos y vigueses.

“Ahora veo mucho mejor al Celta que al Cádiz, que también está fuerte, pero técnicamente el Celta tiene jugadores muy importantes y físicamente andan fenomenal”, señala quien conserva muchos y gratos recuerdos de su paso por Vigo. “Fue la mejor etapa de mi carrera, ya no solo por el fútbol, sino por el trato de la gente. No lo olvidaré mientras viva”.

Como tampoco olvida los nombres de algunos de los más destacados jugadores del equipo de Coudet. “Iago Aspas, Nolito, Denis Suárez, Tapia… El Celta tiene un equipo muy bueno. Le falta Santi Mina, que es primordial en la delantera porque es el que le puede abrir todos los huecos a Aspas y a Nolito. Es una pena que esté lesionado”.

El apellido Mina le lleva al pasado: “Jugué con el padre de Santi Mina en el Celta. Era central y estuvo dos o tres temporadas con nosotros”. El gaditano Mori era atacante, poseía regate y gol, había nacido con el duende andaluz. “Yo era más parecido a Nolito. Por la forma de jugar, me veo más reflejado en Nolito. Él es de Sanlúcar y yo de Barbate”.

Mori remata en un partido en Balaídos. Magar

Como ahora Nolito con Coudet, Mori era habitualmente el primer cambio de Maguregui. Pero después de las protestas sin respuesta del entrenador vasco, un día el jugador quiso salirse con la suya. “Casi siempre me cambiaba, aunque estuviese jugando bien. Y yo le decía: por qué me cambia siempre a mí si yo me encuentro bien. Pero no hacía caso. Hasta que llegó el día del Bilbao. En ese partido marqué un gol de cabeza tirándome en plancha y me hicieron un penalti. Entonces, me dieron un golpe en la rodilla y vino el médico, Genaro Borrás, a atenderme. Genaro me preguntó y le dije que no se preocupara que estaba bien de la rodilla, que no tenía nada. Pero cuando me levanto veo que Maguregui ya había preparado el cambio. Yo le dije que se esperara, pero no hizo caso. Entonces, Genaro va y me dice: Mori sal cojeando porque si no lo van a matar los aficionados. Pero, en vez de salir cojeando salí corriendo por la banda. Y entonces, la gente se le echó encima al entrenador”, rememora entre risas quien descendió con el Celta a los infiernos. “Cuando llegó Pavic estábamos en Segunda B y en dos temporadas nos metimos de nuevo en Primera División”.

Tampoco escapó a la suplencia en su etapa en el Cádiz, tras debutar con 17 años en Primera División con el Málaga. “Con Domingo Balmanya estaba muchas veces en el banquillo y cuando faltaban quince minutos me sacaba al campo y en alguna ocasión le metía el gol del empate o de la victoria. Pero al domingo siguiente, me mandaba de nuevo al banquillo. Ya te puedes figurar cómo se ponía uno ante eso”.

Mori, en la actualidad.

Mori, en la actualidad. FDV

En el Celta también tuvo lo que él califica como “problemillas” con el club: “Tengo algunos malos recuerdos. Hablaron mal de mí por un partido en casa que yo ni siquiera jugué. Después nos fuimos a cenar y a tomar una copa. A cuatro jugadores nos sancionaron. A mí me metieron una multa de 800.000 pesetas y a los demás, un mes sin empleo y sueldo. Después estuvo el tema de Rivadulla y de Carriega, quien le dijo al presidente que no contaba conmigo. Entonces pedí la baja y me dijeron que no había sido así. Esperaba terminar mi carrera deportiva en Vigo y quedarme en la ciudad a vivir. Pero ocurrió eso y decidimos volver a Barbate, donde seguí jugando hasta los 38 años”.

En la costa gaditana, Mori volvió a trabajar en el negocio familiar relacionado con la pesca. Su abuelo era conocido en Barbate como “el Moro” por pescar en aguas de Marruecos. Su hijo, también pescador, pasó a llamarse Morito y al nieto le apodaron Mori. “Ya de pequeño me gustaba pescar. Cuando el barco que teníamos iba a salir a la mar yo me escondía en uno de los camarotes y cuando ya estábamos en medio del mar y me descubrían, me mandaban de vuelta a tierra en un bote pequeñito con un marinero”, rememora.

El futbolista Antonio Martínez Sánchez protagonizó brillantes actuaciones como celeste, como el día que marcó cuatro goles al Zaragoza. “Y el portero me paró un penalti”, recalca Mori antes de hablar de otra actuación brillante: “La del día que le ganamos 2-1 al Barcelona en casa, que metí los dos goles”.

Con 69 años, Mori continúa trabajando. “Tenemos una empresa de pescado; comercializamos atún rojo. Sigo en contacto con algunos compañeros de aquella época. Por ejemplo, Doblas ha estado en Barbate y le dijo a un amigo mío que me iba a llamar, pero todavía estoy esperando que me llame. Esa se la tengo guardada a Paco”, añade.

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