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El Celta resplandece en la derrota

Iago Aspas y Nolito celebran el primer gol del Celta al Sevilla durante el encuentro celebrado anoche en el estadio de Balaídos. // RICARDO GROBAS

El Celta, pese a la derrota, brindó frente a uno de los mejores equipos del Sevilla que se recuerdan en mucho tiempo uno de esos partidos que permanecen vivos durante años en la retina del espectador. Lástima que el gran desempeño de los celestes no bastase para puntuar en un partido vibrante, repleto de goles y alternativas que los de Lopetegui se acabaron llevando con una buena dosis de fortuna en el segundo (tras un aciago rebote) y el cuarto gol, (que Aidoo regaló al Papu Gómez y Villar no consiguió atajar).

El sueño europeo se aleja pero el equipo celeste no defrauda. Con independencia del rival que tenga enfrente, el grupo de Coudet es un equipo valiente en su propuesta, ambicioso de talante, vivaz con la pelota y magia en su botas cuando se asocia cerca del área rival. Pero el Sevilla de Lopeteui es mucho Sevilla, un equipo que combina un físico imponente con una calidad portentosa y con un fondo de armario que, de algún modo, acabó marcando ayer la diferencia.

Siete canteranos

Arrancó el Chacho con siete canteranos (no lo hacía el Celta desde marzo de 2019 con Fran Escribá frente a la Real Sociedad) nacidos en la provincia, aunque de distinta procedencia –Villar (Cangas), Mallo (Marín), Denis (Salceda), Brais (Mos), Aspas (Moaña) y Mina (Vigo)– y notable ambición. Pese al tempranero gol de Koundé (min. 7), los celestes entraron con mucha energía en el partido, con verticalidad y buen manejo de pelota en campo contrario. La presión alta cumplió su función y limitó la capacidad de movimientos del conjunto de Lopetegui, que no arriesgó y sufrió para conservar el balón en su poder.

Los canteranos tiraron del carro durante buena parte del partido. Brillaron especialmente Santi Mina (que se tuvo que retirar lesionado antes de la cuenta; Denis, imponente al quite para robar en tres cuartos de cancha, pero sobre todo decisivo con la pelota a la hora de romper líneas, ya en conducción, ya filtrando un último pase (dos asistencias ayer); Brais, autor del tercer gol, en una acción que él mismo inició con un robo en cancha propia y por encima de todos un Iago Aspas en su mejor versión ante su exequipo.

Bastante menos lustre ofrecieron Villar (que pudo hacer bastante más en el primer gol) y el tercero gol y Mallo, con un error de marca en el remate previo del central francés, mientras que José Fontán cumplió son sobriedad el expediente frente a un adversario de los que intimidan. El chico se compenetró bien con Aidoo, sacó algún balón de mucho mérito, dio una salida aseada a la pelota y sobre todo evitó complicarse la vida.

Su víctima favorita

Iago Aspas le tiene perfectamente cogida la medida al Sevilla. Su exequipo se ha convertido, de hecho, en su víctima preferida en esta Liga. Nada menos que 11 goles he ha marcado contando con los dos de ayer, el primero de penalti sin dar opción alguna a Bono y el segundo tras una maravillosa galopada desde campo propio para recoger un inteligente pase en profundidad de Denis y engañar por completo al guardameta sevillista.

El moañés fue determinante también en el tercer tanto, dejando pasar la pelota para que Denis asistiese a Brais y éste, tras un control magnífico, anotase el tercero elevando sutilmente la pelota sobre Bono. Doce goles y diez asistencias adornan ya otra temporada para enmarcar del astro céltico que, por más que pese a Luis Enrique, sigue llamando con fuerza a la puerta de la Eurocopa.

Fondo de armario

El factor que marcó la diferencia (al margen de la fortuna de Fernando para encontrar el segundo gol con un remate que se envenenó tras pegar en la pierna de Aidoo) fue el fondo de armario. Más allá de su once titular, el Celta carece apenas de recursos; el Sevilla cuenta con una legión de buenos futbolista que serían titulares en casi cualquier otro equipo de LaLiga. La prematura lesión de Mina complicó las cosas ya desde el primer tiempo y el posterior codazo de Fernando a Facundo Ferreyra acabó dejando el ataque celeste completamente en precario.

Basta de ver los cambios de uno y otro equipo para comprobar la abismal diferencia de recursos con que contaba cada banquillo. Por los celestes salieron Ferreyra y ya, casi con el tiempo cumplido, Baeza y Fran Beltrán. Lopetegui sacó en cambio todo un elenco: Oliver Torres, De Jong, Papu (autor del gol definitivo) y más tarde Gudelj y Munir. Semejante carrusel de cambios no solo dotó al Sevilla de nuevas armas de ataque, sino que le permitió llegar al final de partido mucho más fresco que el Celta.

Un codazo polémico

El partido no estuvo exento de controversia por el tremendo codazo que Facundo Ferreyra se llevó de Fernando en el área sevillista. El golpe, que partió la nariz al delantero céltico y lo retiró del partido, no tuvo castigo para el centrocampista sevillista. Ni el árbitro ni el VAR (que no entró a revisar la jugada) consideraron que la acción fuese penalti. Pero, por más involuntario que fuese el golpe, difícilmente se puede soslayar la imprudencia con que Fernando ataca la pelota con el codo por delante justo a la altura en que podía hacer más daño.

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