El Celta hincó la rodilla después de un intercambio de tortazos salvaje. Los de Coudet se partieron la cara --Ferreyra literalmente-- pero no pudieron sacar nada positivo, más allá de las buenas sensaciones y de la satisfacción de haber puesto contra las cuerdas a un equipo, el Sevilla, que están disposición incluso de pelear por el campeonato. Los de Lopetegui se llevaron la contienda por 3 a 4, seguramente gracias a su mayor profundidad de banquillo: los locales llegaron fundidos al último cuarto del encuentro mientras los rivales seguían sacando jugadores de primer nivel al campo.

Los vigueses, con Aidoo y Fontán como centrales, mostraron pronto sus cartas: presión alta y transiciones rápidas para buscar la portería contraria. Pero el primero en golpear fue el Sevilla. En un córner Koundé se impuso en el centro del área y conectó un cabezazo imposible para Iván Villar. Los del 'Chacho' no cambiaron el plan y se fueron en busca del empate. En una de esas Nolito filtró un balón fantástico para Santi Mina, que se fue al suelo tras ser trastabillado por un defensa visitante. Iago Aspas asumió la responsabilidad y no falló.

El partido tuvo de todo, hasta unos minutos en negro por un fallo en la retrasmisión de GOL. En ese limbo catódico el de Moaña le daría la vuelta a la tortilla, que marca hasta cuando no se ve. Se pudo visualizar después: un robo de Aidoo cayó a los pies de Denis, que dejó solo al 10 ante Bono. No suele perdonar en esas el mejor atacante español de los últimos años, que sumó su duodécimo tanto de la campaña. Tras sus apariciones contra el Alavés y Sevilla es claro que Aspas ha recuperado su mejor forma de cara al último tramo de la temporada. Habrá que ver si tendrá a Santi Mina como compañero arriba, porque el vigués se tuvo que retirar lesionado.

Tampoco duraría mucho el 2 a 1 en el marcador. En el 35 Fernando condujo por el carril central, probó desde lejos y tuvo la suerte de que el balón tocase en Fontán para engañar a Iván Villar. Una jugada aislada ponía las tablas, aunque el Celta se mostraba superior en esa fase del partido. Pero la loca lógica del encuentro se volvió a imponer; los locales eran mejores y se fueron al descanso con ventaja. Fue en otra transición endiablada. Robó Brais Méndez fajándose en mediocampo, condujo hasta dársela a Denis, que buscó un pase hacia el corazón del área. Por allí andaba Aspas, que se lo ocurrió amagar y dejar pasar para la aparición del propio Brais. El de Mos culminó con una picada sutil lo que había empezado con una presión agresiva. Las estadísticas sumarán la asistencia a Denis, pero quizás habría que dársela también al de Moaña.

A la vuelta del descanso el Celta cambió de plan. Cedió metros al Sevilla, que se hizo con el control. La portería de Bono ya quedaba demasiado lejos como crear peligro en las transiciones. Pero tampoco los visitantes estaban generando demasiado, hasta que en el minuto 60 una buena jugada acabó con un centro al área que la defensa local no pudo despejar con solvencia. Por allí apareció Rakitic solo de marca para ajusticiar a Iván Villar. Y cuando parecía que todo se ponía a favor de los hispalenses el Celta reaccionó al golpe con furia. Primero estuvo a punto de marcar Ferreyra --sustituto de Santi Mina-- de tacón en una jugada embarullada tras un córner. Minutos después, fue Aspas el que no pudo superar a Bono en un mano a mano difícil de resolver.

Fue el canto de cisne de los célticos. La gasolina se acabó y en el banco Coudet no encontró las piernas frescas que necesitaba el encuentro. Por el contrario, Lopetegui no paraba se sacar al campo futbolistas de refresco de primer nivel. Uno de ellos el Pupu Gómez que se aprovechó de un error incomprensible de Aidoo para poner el cuarto. El central céltico salió al corte y parecía tener la acción ganada, pero su toque se fue contra el fichaje de invierne sevillista, que encaró a Villar y resolvió con calidad. Quedaba aún un cuarto de hora, lo que no le queda al Celta eran energías. Ni delanteros: Ferreyra se tuvo que retirar tras partirse la nariz contra el codo de un defensor sevillista, una jugada dentro del área que el árbitro no juzgó digna de sanción. Los locales lo intentaron con balones al área, pero no había quién se pudiese imponer a las torres visitantes.