El fútbol le devuelve al Celta la sonrisa, no es para menos: a falta de nueve jornadas para concluir el curso, el equipo de Eduardo Coudet ya tiene casi asegura la permanencia, que tantos sudores y taquicardias le generó en las dos pasadas temporadas. Ayer, además, obtuvo una victoria histórica en Mendizorroza (1-3), un campo que le resultaba infranqueable en la máxima categoría. Los célticos tuvieron que esperar hasta la decimotercera visita a la capital vitoriana para arrancar tres puntos de golpe que le llevan a situarse en una comodísima octava plaza, con 13 puntos de ventaja sobre los puestos de descenso. Además, Aspas acabó con la sequía goleadora que arrastraba desde el 30 de diciembre. Pero no solo eso, el moañés regaló una asistencia a Nolito y otra a Mina para que su equipo dejase sentenciado el partido en los primeros veinte minutos contra el colista y sumar además la segunda victoria consecutiva fuera de casa, algo que no ocurría desde enero de 2018, en tiempos de Juan Carlos Unzué. La nota negativa la puso Jeison Murillo con su expulsión antes de la hora de juego. Además, el colombiano se perderá la cita del lunes que viene en Balaídos contra al Sevilla, para la que Coudet dispone solamente de dos centrales específicos (Aidoo y Fontán), pues Araújo está lesionado y es muy probable que no se recupere a tiempo.

El paréntesis por los compromisos de las selecciones permitió al técnico argentino disponer de dos semanas para preparar la visita a Mendizorroza, un campo esquivo para los célticos, donde hace cuatro años perdieron una semifinal de la Copa del Rey.

Y tenía claro Coudet cómo su equipo podía hacerle daño a un Alavés que ha empeorado con el relevo de Abelardo Fernández por Machín. Advertía en la víspera el entrenador del Celta de la importancia de las segundas jugadas, pero se guardaba el plan para tumbar en apenas doce minutos al conjunto vasco, al que Pacheco salvó de un cuarto tanto al desviar al palo un remate a bocajarro de Nolito.

Le salió perfecta la planificación a los célticos, a pesar de que arrancaron con los despistes habituales que en otras ocasiones le penalizaron gravemente. Ayer, el Alavés no tuvo el acierto que exhibió el rival, que a los ocho minutos se aplicó en la presión sobre el inicio de la jugada desde el área de Pacheco. El balón lo recupera Denis Suárez, que entrega para Aspas. El moañés, escorado a la derecha, busca el punto de penalti, donde aparecen Mina y Nolito. Y vigués deja pasar la pelota y el andaluz remata a placer.

Era la primera jugada coral exitosa en la que el Celta mostraba su acierto en la presión y en la definición, dos de las armas con las que Coudet fue capaz de rescatar a un equipo que era colista en la décima jornada del campeonato y ahora ya puede pensar en metas mayores que la permanencia.

Siete minutos después, al cumplirse el primer cuarto de hora, Tapia gana una disputa y el balón llega a Nolito. El sanluqueño se inventa una asistencia entre varios rivales para dejar a Aspas en un mano a mano con Pacheco, al que supera con un disparo cruzado.

El Alavés pagaba su inseguridad en la salida del balón y mostraba su falta de pegada, como en el remate que el excéltico Luis Rioja cruzó en exceso sobre la portería de un Iván Villar que se mostraba seguro y decidido con los puños para alejar el peligro.

El Celta, en cambio, continuaría con el pleno acierto de ocasiones cuando en el minuto veinte Nolito combina con Brais y éste con Aspas. El moañés aparece por el costado izquierdo y sirve una asistencia para que Mina remate en la boca de gol.

Ahí se moría un partido al que el inefable Mateu Lahoz quiso ponerle un poco de picante e incertidumbre con tarjetas muy rigurosas que pusieron en peligro de expulsión de algún céltico antes de cumplirse la primera media hora de juego.

El colegiado valenciano buscó el protagonismo desde que en el primer minuto le mostró una cartulina amarilla a Murillo por saltar con los brazos abiertos. El excéltico Joselu puso el resto para fingir mayor gravedad y convertir cada disputa de balón aéreo en una jugada de alto riesgo para el Celta. La siguiente víctima de las discutibles decisiones arbitrales fue Aidoo, quien en el minuto 24 vio la tarjeta amarilla y se ponía a un paso de la roja, pero entonces el Celta ya había resuelto su visita a Vitoria.

Los de Coudet pudieron incrementar la ventaja, pero Mina erró en un control del balón cuando encaraba a Pacheco. En el otro área, Iván Villar se lucía en una doble intervención, con remate final de Rioja, que fue uno de los sacrificados por Abelardo cuando a los 35 minutos introdujo dos cambios.

No funcionó el intento de agitar un partido que el Celta tenía controlado en defensa, a pesar de las dificultades para rebajar el dominio aéreo de Joselu.

Y un minuto antes del descanso, Nolito pudo conseguir el cuarto tanto del Celta, pero el remate a bocajarro lo despejó Pacheco hacia un palo de su portería. El rigor defensivo, la presión y el acierto en la definición llevaban al equipo vigués a vivir una situación desconocida en Mendizorroza en un duelo de la máxima categoría, donde solo había sumado tres empates.

Santi Mina se planta delante de Pacheco pero el balón se le va largo. LOF

La plácida segunda parte que le espera a los de Coudet se complicó cuando Murillo se ganó la segunda tarjeta amarilla al llegar tarde a la disputa del balón y arrollar al contrario. Era el minuto 54 y la expulsión del colombiano obligó a que el joven Jose Fontán entrase por Mina. Además, para fortalecer el centro del campo, el técnico argentino dio entrada a Fran Beltrán por un Nolito brillante.

En el minuto 69, Iván Villar se lució en un remate de cabeza de Laguardia, mientras Joselu continuaba sin poder celebrar un gol ante su exequipo. El tanto del Alavés lo anotó Lejeune, tras un remate de cabeza y después de que Kevin Vázquez se quejase de una falta previa. El gol llegaba en el 86, demasiado tarde para estropear la fiesta del Celta ante su primer triunfo en Mendizorroza y la alegría por asegurarse la permanencia con tanta antelación. Y Aspas celebrando su primer gol de 2021. Un día feliz.

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