El Celta B cedió ante el Valladolid Promesas en el primer encuentro de la fase de ascenso a Segunda División B. El 1-3 premia de modo exagerado los méritos de los blanquivioletas y castiga a los de Onésimo. Cargó el filial céltico con el juego, pero pagó su fragilidad en el primer tramo del partido y su escasa puntería cuando dominó a los castellanos.

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Celta B - Valladolid Promesas Ricardo Grobas

Los vigueses entraron al partido con mal pie. Porque una pérdida de Markel en el minuto seis (un clásico que recordaba a los tradicionales errores del primer equipo) acabó en el gol de Zalazar que no perdonó el regalo. A partir de ahí los vigueses se fueron haciendo con el control del partido y llevados sobre todo por las acometidas de Carreira y de Losada por la derecha comenzaron a fabricar situaciones de peligro. Pero el Valladolid no dejaba de dar sensación de peligro cada vez que recuperaba el balón. En una transición por la izquierda en el minuto 20 encontraron una autopista y con sencillez anotaron el segundo, obra de Uche.

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El Celta B no dejó de insistir, sin fotuna. Markel, Josipovic, Bruninho o Manu Justo tuvieron situaciones claras de gol, pero nulo acierto. Una tónica que continuó en el segundo tiempo con Carreira al mando de las operaciones. Pero otra vez el Valladolid castigó al Celta B en su primera llegada de la reanudación. Una contra por la izquierda que Fran Alvarez culminó con facilidad.

Los de Onésimo insistieron de forma decidida pese a la inmensa cuesta que debía ascender. La entrada de Gabri Veiga o de Solís le dio aire nuevo al equipo y Soni redujo distancias con veinte minutos por jugar. Pero la lesión de Carreira limitó a quien estaba siendo diferencias hasta el momento y los intentos del Celta B fueron tímidos o se encontraron con el buen portero visitante. Un tropiezo que reduce las esperanzas de los vigueses de acabar entre los tres primeros en un grupo que solo tendrá seis jornadas.