La victoria obtenida ayer frente al Huesca en El Alcoraz ha dejado la secuela de la lesión de Rubén Blanco, que podría afrontar una larga baja por una lesión en la rodilla izquierda cuyo alcance está por determinar. El portero de Mos tuvo que abandonar el terreno de juego en el descuento del primer tiempo después de ser golpeado en el aire por Pablo Insúa en una acción a balón parado en el área celeste. El jugador del Huesca desequilibró al guardameta mosense, que cayó en mala posición y enseguida se echó la mano a la rodilla. Aunque su deseo era inicialmente continuar en el campo, el jefe de los servicios médicos del Celta, Juan José García Cota, lo impidió al darse cuenta al momento de que tenía afectado el ligamento lateral interno de la articulación.

El parte médico difundido por el Celta confirma el diagnóstico del facultativo tras la exploración sobre el terreno, pero no ofrece un pronóstico de baja. La gravedad de la lesión se conocerá en los próximos días después de que Rubén sea sometido a las correspondientes pruebas médicas.

El periodo de baja va a depender el grado de daño que presente el ligamento afectado, pero si se confirma que está roto, no va a ser inferior a los dos o tres meses, lo que con Sergio Álvarez también lesionado, dejaría a Iván Villar como único portero profesional del plantel celeste.

La de ayer es la segunda lesión de importancia que sufre Blanco desde finales de la pasada temporada. El mosense estuvo 115 días de baja y se perdió los siete primeros partidos del curso por el arrancamiento del tendón del recto femoral derecho.