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El Celta estudia crear un segundo filial

El club baraja contar con un equipo en Tercera División que sirva de puente para los jugadores que completen la etapa juvenil y no formen parte de la plantilla de Segunda Pro, la categoría a la que aspira el filial céltico

Miguel Rodríguez recibe la felicitacion de sus compañeros tras un gol con el Celta B. RCCV

La puesta en marcha de la nueva ciudad deportiva de Mos, los cambios estructurales en la Segunda División B y el valor cada vez mayor de la cantera han llevado al Celta a plantearse la posibilidad de constituir un segundo equipo filial que militaría en Tercera División y que serviría de puente para los jugadores que una vez finalizado el ciclo juvenil no encuentren cabida en el segundo equipo céltico, que este curso aspira a disputar una plaza de ascenso a Segunda A o a entrar en la Segunda B Pro, una nueva categoría en la que el próximo curso participarán 40 equipos, divididos en dos grupos de 20, entre el norte y el sur de la península.

Casi una tercera parte de los equipos de la máxima categoría poseen un segundo filial para darle continuidad a un mayor número de canteranos cuando finalizan su etapa juvenil. Los casos más conocidos son los del Basconia, segundo filial del Athletic Club y que actualmente dirige el excéltico Patxi Salinas, Sevilla C y Villarreal C, todos ellos participando en la cuarta categoría del fútbol español. Los clubes poderosos como Real Madrid, Barcelona o Atlético de Madrid acabaron prescindiendo hace años de sus segundos filiales. Los catalanes renunciaron al proyecto en 2007; los dos colosos madrileños, desde 2015. Prefieren abrir la puerta a sus promesas, pero reservándose alguna opción de recompra casi siempre millonaria.

El Celta se apunta al modelo que desde hace tiempo promueven los equipos vascos, así como otros clubes con una gran apuesta por sus canteras como el Villarreal o el Sevilla. “La diferencia que habrá entre la Segunda Pro y el juvenil va a ser enorme, por lo que necesitas un equipo puente para que los chicos de 19 años se vayan a jugar uno o dos años a un Tercera División o a un Segunda B. Nos interesa un equipo C, que sea dependiente del B y del A.”, apuntan desde el Celta tras admitir que tienen en estudio la creación del segundo equipo filial.

Desde A Sede de Príncipe descartan constituir ese segundo filial a través de un convenio de colaboración con otro club ya existente de la provincia o de la comunidad que ocupe una plaza en Tercera División. Esa es la fórmula que ha elegido Osasuna con el CD Subiza, el Alavés con el San Ignacio y que también el Granada llevó a cabo hasta el pasado diciembre con el Huétor Vega.

“Hay equipos filiales y equipos dependientes, como es el Celta B. Eso significa que cada fin de semana el jugador puede ir al primer equipo, al segundo o al tercero. En cambio, si son filiales no puede hacerse ese trasvase semanal”, explican las mismas fuentes.

Para ponerlo en marcha, el Celta solo necesita adquirir una plaza en propiedad en Tercera División y disponer de un campo más de hierba en sus instalaciones deportivas de A Madroa o de Mos, donde por el momento solamente entrena la primera plantilla, a la espera de que la nueva ciudad deportiva Afouteza vaya abriendo más dependencias y servicios.

Con ese Celta C, que el club estudia poner en marcha, se acabarán situaciones como la que este año les ha tocado vivir a buena parte de los integrantes de una de las mejores generaciones de juveniles de la historia del club, el equipo que se clasificó para la UEFA Youth League recién cancelada por la pandemia del coronavirus. Para que jugadores como José Fontán, que ya suma siete partidos en Primera División con 19 años, no acumulen dos meses sin jugar, como le ocurre al arousano.

Un proyecto de crecimiento que no interferirá en la creación del femenino

“En principio, no va a frenar la creación del equipo femenino. Son cosas distintas porque para este equipo filial solo necesitamos un campo de hierba natural”, apuntan desde A Sede para recordar que el Celta sigue apostando por un proyecto global para el equipo femenino. Como ha reiterado el presidente del club vigués, Carlos Mouriño, “el Celta sigue defendiendo que el proyecto del fútbol femenino se llevará a cabo cuando disponga de las condiciones necesarias para crear base”, apuntan las fuentes consultadas. En este caso, la entidad celeste no se muestra interesada en crear únicamente un equipo profesional que compita en la máxima categoría, como han hecho la mayoría de los clubes de la Liga de Primera División. Ese sería el objetivo final del proyecto global, nunca el arranque de la iniciativa, pues desde A Sede consideran prioritario formar una cantera que vaya creciendo y que pueda competir en todas las categorías inferiores con otros equipos femeninos de la provincia y de Galicia. Desde Vigo se vio al Deportivo femenino como el ejemplo a seguir. El club herculino, sin embargo, va camino de perder su plaza en la máxima categoría por falta de medios.

Evitar la fuga de jugadores como Barcia

Moncho Carnero, quien fuera segundo entrenador del Celta durante la etapa europea más brillante del club y que estuvo al frente del primer equipo durante unas jornadas, considera necesario que el Celta se lance ya a constituir un segundo filial que sirva de “equipo nodriza” para los canteranos que salen de las categorías inferiores. “Es una pena que los chavales se tengan que ir del club con 18 o 19 años”, apunta Carnero antes de poner el ejemplo del vigués Sergio Barcia, formado en A Madroa y que al superar la edad juvenil se marchó al Ourense. Ahí lo captó el Granada para su equipo filial. Diego Martínez ya le ha dado la oportunidad de debutar en la máxima categoría. “Ese chico era un buen central y está en otro equipo de Primera División. Es una pena que esos chavales no puedan tener oportunidades en el filial del Celta, y para mí sería muy bueno que el club crease un segundo equipo filial”, conviene el exentrenador céltico. “Los jugadores están perdiendo una oportunidad”, resalta Carnero al recordar que jóvenes como Miguel Rodríguez, Gabri Veiga, Carlos Domínguez o Raúl Blanco tienen muchas dificultades para jugar en el Celta B, que incorpora muchos refuerzos de fuera para ser competitivo en una categoría con rivales como el Deportivo de A Coruña, el Racing de Ferrol, el Pontevedra o el Compostela. “Dentro de un año, muchos de esos chavales pueden tener una proyección y el próximo año los puedes aprovechar. Es un paso para tener continuidad, para que los chavales que salen de juveniles no se tengan que marchar o desaparecer. A la larga, puede haber una fuga de chavales si ven que no tienen proyección en el filial. Y lo de crear un segundo filial es una forma de evitarlo porque en juveniles hay unas buenas generaciones”, insiste quien defiende un proyecto que el club ya maneja y que podría hacerse realidad para la próxima temporada.

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