Apenas mes y medio después de hacerse oficial sus salida del Celta, Lucas Olaza regresa a Balaídos como rival del conjunto que dirige Eduardo Coudet. El uruguayo vuelve al estadio del equipo cuyos colores defendió durante los dos últimos años y que dejó con pesar y decepción después de que el club celeste decidiese no ejercer la cláusula que obligaba a comprarlo si disputaba esta temporada 20 partidos.

Como ocurrió en verano (aunque entonces se alcanzó a última hora, cuando el jugador ya se había despedido de sus compañeros, un acuerdo con Boca Júniors para prolongar su cesión), los dirigentes celestes consideraron excesivos los cuatro millones fijados para la compra de Olaza, a pesar del buen rendimiento ofrecido por el lateral charrúa en sus dos años en Vigo. Un precio que el Celta habría pagado sin dudar hace dos años para comprar al jugador, se consideró inasumible en el actual contexto de depreciación de mercado como consecuencia de la pandemia. La necesidad de liberar la plaza de extracomunitario para poder fichar al argentino Franco Cervi y la negativa de Boca a la posibilidad de renegociar su cesión acabó por sellar su marcha.

Olaza, durante un partido con el Celta.

Acuciado por el descenso y necesitado con urgencia de un recambio para el lesionado Raúl Carnero, el Valladolid sí accedió a pagar 4 millones por la cesión, con compra obligatoria de Olaza, a final de temporada.

La decisión de no comprar a Olaza no dejó en Vigo contento a nadie. Aunque el jugador no llegó a pronunciarse públicamente, desde su entorno no se ocultó la decepción de que el club celeste obviase sus méritos en el terreno de juego, pues contribuyó a las dos últimas permanencias del Celta y se despidió como hombre más utilizado del plantel este curso y segundo máximo asistente tras Iago Aspas. La afición, aunque comprendió los motivos del club, lamentó y consideró injusta la marcha de Olaza y el club asumió con pena una salida que seguramente habría evitado en diferentes circunstancias.

Olaza vuelve a Balaídos como titular indiscutible en el Valladolid. Lo ha jugado todo, salvo el último partido contra el Real Madrid, que se perdió por cinco tarjetas (cuatro de ellas recibidas como celeste).