El Celta cierra la primera vuelta del campeonato con una derrota ante el Betis (2-1) que le impide afrontar el resto de la temporada con la ilusión de pelear por algo más que la permanencia. Ayer, los de Coudet arrancaron el partido como si estuviesen en el diciembre fantástico que les aupó hasta la octava plaza. Se adelantaron en el marcador con un gol de Santi Mina, que antes ya había estrellado el balón en el palo de la portería rival, pero no supieron conservar la ventaja y un minuto antes del descanso regalaban el segundo gol. Después, siguieron intentándolo hasta el último instante, pero les faltaron recursos para al menos sumar un punto ante un rival con el que llegaban a la cita igualados en la clasificación y que aprovechó el gran momento de Sergio Canales y de Fekir para salir vencedor del duelo. El cántabro y el francés fueron piezas suficientes para acabar con las ilusiones de los célticos, que no levantan cabeza en un enero en el que encadenan tres derrotas en Liga y una en Copa. Ayer, al menos, mejoraron la imagen ofrecida en el último partido contra el Villarreal. Y buena parte de culpa la tuvo de nuevo Renato Tapia, que mantuvo en pie a un equipo que muestra excesiva fragilidad, se reitera en los errores y le cuesta caminar sin su estrella, un Iago Aspas del que se espera que reaparezca cuanto antes de su lesión muscular.

A la baja del moañés, se sumó ayer a última hora la de Lucas Olaza, que se quedó en Vigo por precaución después de tener contacto con un positivo por coronavirus. Ante la ausencia del lateral zurdo uruguayo, Coudet apostó por darle la alternativa al recién llegado Aarón Martín. El catalán no fue la única novedad en un once al que regresaban Tapia y Nolito. El técnico argentino optó inesperadamente por Emre Mor como pareja de Mina en ataque. El turcodanés regresaba a la titularidad dos meses y medio después de su aparición ante el Barcelona.

Y Mor fue en el inicio una de las piezas que desestabilizaron a un Betis que también apostó por un once con mucho talento. El Celta agradeció que su técnico no moviese piezas para buscar un recambio para Aspas. Coudet se decantó esta vez por un sustituto natural y mantuvo la línea del centro del campo con la que encadenó 13 puntos de 15 posibles. Y en el Benito Villamarín se presentó un Celta similar al de diciembre, con las líneas muy juntas y presionando al rival en el inicio de la jugada. Y así nacieron las dos primeras ocasiones claras de gol: en la primera, el balón se estrelló contra el palo la portería de Joel Robles y en la segunda, Mina abrió el marcador con un remate en el segundo palo tras un saque de esquina de Emre Mor. En la ocasión anterior, el turco había dado el pase al vigués después de aprovechar un robo de balón de Denis Suárez.

Al cuarto de hora de partido, el Celta dominaba en el juego y en el marcador después de que Mina rompiese una sequía goleadora que duraba desde el segundo gol de Aspas al Huesca en el cierre del mes de diciembre. Nolito y Mor también rondaron el gol antes de que Mina celebrase por todo lo alto sus cien partidos con el Celta.

La conexión entre Fekir y Canales

En el área de Rubén Blanco, Fekir era el único que había intentado sorprender al guardameta del Celta, que sufría para atar en corto a los interiores béticos Aitor Ruibal y Lainez. Este último se juntó con Fekir y Canales para empatar el partido a los 24 minutos, después de una pérdida del balón de Emre Mor en el centro del campo. Canales apareció en el área rival para rematar con la derecha al palo largo de la portería céltica.

Se esperaba un duelo de ida y vuelta entre los equipos dirigidos por dos viejos amigos que se conocieron en River Plate, donde Manuel Pellegrini ejercía de entrenador y Eduardo Coudet de una de las estrellas del equipo millonario.

Y el maestro y el pupilo celebraron su reencuentro en Sevilla apostando por un partido abierto, de intercambio de golpes, en el que el Celta se vio superado por la calidad de un rival que tuvo en Canales y en Fekir a sus estrellas. El 10 verdiblanco es el máximo goleador de su equipo. Llevaba cuatro tantos. El doblete lo consiguió cuando expiraba la primera mitad y los célticos se encontraban en modo benéfico. Primero, Murillo regaló un balón a Fekir que el francés elevó demasiado. Pero, en cambio, estuvo sublime en la asistencia a Canales para anotar el segundo en el minuto 44. El cántabro participó en la presión sobre Denis Súarez, que se entretuvo demasiado con la pelota en otro fatídico inicio de jugada de los célticos, como le pasó ante el Real Madrid y el Villarreal.

Esta vez, Pellegrini le ganaba el pulso a un Coudet que se desesperaba en la banda ante las continuas pérdidas de balones en la elaboración y que obligaban a Tapia a multiplicar su función de muralla.

Coudet tuvo que cambiar de planes por la lesión muscular de Murillo

El riesgo en la elaboración había estropeado de nuevo un buen comienzo de partido y dejaba el duelo cuesta arriba para una segunda mitad en la que Coudet tuvo que cambiar de planes ante la lesión muscular de Murillo a los 54 minutos de juego, mientras los dos equipos se intercambiaban golpes en las dos áreas pero de escasa potencia.

A continuación, el Betis perdía a Guido Rodríguez, el pulmón que permite a Canales lucirse en el doble pivote. Y esos contratiempos llevaron el partido a una fase sin ritmo, de continuas faltas, que beneficiaban al equipo que dominaba en el marcador. Beltrán y Baeza fueron la doble apuesta de Coudet en la recta final para intentar al menos un empate para cerrar con buena cara la primera mitad de la Liga. Se marcharon Nolito y Emre Mor, que no encontró continuidad en su juego.

Baeza tuvo una buena ocasión tras una gran asistencia de Brais Méndez, pero el cordobés fue incapaz de superar a Joel Robles. El Celta insistía en busca del segundo tanto, que pudo llegar tras un centro de Aarón desde la izquierda. El balón se paseó por el área bética y Miranda estuvo a punto de sorprender a su portero en el despeje.

Ahí se acababan las ocasiones del Celta para no marcharse sin premio de Sevilla tras un buen inicio de partido, pero volvieron a matarle los errores de siempre y necesita mantener la intensidad en el juego.