La llegada de Eduardo Coudet a LaLiga propicia reencuentros con compatriotas argentinos a los que tuvo como entrenador (Jeremías Ledesma) o de los que fue espejo cuando brillaba en River Plate (Augusto Fernández). El excéltico regresa el lunes a Balaídos con el Cádiz, al que llegó en junio pasado después de cerrar su etapa en el Atlético de Madrid y en el Beijing Renhe. Augusto coincidirá en Vigo con quien su padre Walter (recién fallecido) le señalaba como modelo a seguir para triunfar en el deporte rey. El de Pergamino consiguió alcanzar la primera plantilla millonaria, de la que saltó a Europa a través del Saint-Etienne. Antes de firmar por el Celta, en 2012, pasó por Vélez Sarsfield.

Pero volvamos al comienzo de la historia, al año 1997, cuando Augusto Fernández acompaña a su hermano Leandro en un viaje de Pergamino a Buenos Aires para enfrentarse a un equipo base de River Plate. En el descanso, técnicos del equipo bonaerense se fijan en un joven de 11 años que juega con un balón en una portería del campo. Tres semanas después, Augusto Fernández ya pertenecía al campeón millonario, con el que fue quemando etapas hasta que en 2006, con 19 años, debutaba en el torneo Clausura.

Entonces, Coudet ya había abandonado River Plate, pero había dejado huella en la familia Fernández, sobre todo en el padre de Augusto, Walter, un gran aficionado al fútbol y que pasó temporadas en Vigo mientras su hijo triunfaba en Balaídos. El 8 de River, ahora técnico del Celta, era un interior de largo recorrido y así quería el progenitor que jugase Augusto. Y el ahora jugador del Cádiz trató de emular al ‘Chacho’, pero un día, Eduardo Berizzo decidió reconvertir al interior derecho en un mediocentro. Fue en una jornada inolvidable para el celtismo, en el partido de principios de 2015 contra el Córdoba, en el que Berizzo logró convencer al árbitro de que anulase el penalti que había señalado contra su equipo y que podía costarle el puesto de entrenador si los andaluces igualaban el marcador con la pena máxima.

Ese día también cambió la vida para Augusto Fernández, que se convirtió en uno de los mejores mediocentros de LaLiga y en compañero de Messi en la selección argentina. Hasta ahí había llegado el futbolista que quería ser como Coudet, con quien el ahora jugador del Cádiz se reencontrará en Vigo, el lugar de la transformación como futbolista del hijo de Walter Fernández.