Iago Aspas estaba a punto de cumplir 3 años cuando el alcalde Manoel Soto entregó al presidente José Luis Rivadulla las llaves de la ciudad deportiva de A Madroa el 26 de julio de 1990. Ayer, el Celta elegía al futbolista de Moaña para anunciar a través de un vídeo la despedida del primer equipo de las instalaciones de Candeán, pues Coudet comenzará a trabajar a partir de hoy en las nuevas instalaciones de Mos. Y el sábado se inaugurará la primera fase de la ciudad deportiva Afouteza, en la que el club dispondrá de nueve campos de entrenamiento, un mini estadio y un pabellón, con la previsión de un centro comercial, y en la que se espera al fútbol femenino.

Aunque parte de los planes del club para la ceremonia inaugural los desvelaba el lunes la Real Federación Gallega de Fútbol, cuyo presidente acudirá al mismo acompañado del máximo dirigente federativo estatal (Luis Rubiales), el Celta anunciaba ayer que el primer equipo había realizado su último entrenamiento en A Madroa. En un vídeo de despedida se incluía una imagen de Iago Aspas saliendo de la que fue su segunda casa desde los ocho años y durante dos décadas. El moañés fue de los miles de niños de la comarca viguesa, de Galicia, de otras ciudades de España y de países africanos, americanos o asiáticos que desde hace tres décadas recibieron formación deportiva en la ‘fábrica’ del Celta.

El primer equipo, que en el momento de la inauguración estaba en Segunda División, aprovechó las nuevas instalaciones para ir creciendo. Allí preparó dos finales de la Copa del Rey y una semifinal de la Liga Europa, además de sus más grandes gestas europeas.

“Siempre quedará en mi recuerdo personal y profesional de los años que he podido desarrollar mi trabajo en la Ciudad Deportiva de A Madroa, entorno especial, espacio de muchas alegrías, y también tristezas, de convivencia con jugadores, técnicos, empleados del Celta. ¡Hasta siempre!”, escribía como despedida ayer Eduardo Domínguez, preparador físico en distintas etapas del Celta.

Reproducción de la noticia de Faro de Vigo sobre la apertura de la ciudad deportiva de A Madroa, el 26 de julio de 1990. Soto entrega las llaves de la instalación a Rivadulla. FdV

Las redes sociales también recogían recuerdos de aficionados en unas instalaciones que hasta el inicio de la pandemia eran lugar de encuentro de cientos de personas todas las semanas y donde muchos celtistas inmortalizaron miles de imagénes junto a sus ídolos. La afición tampoco se olvidó de los torneos de peñas allí disputados.

De momento, A Madroa continuará acogiendo a la cantera. El primero en instalarse en Mos será el equipo profesional, que a las cuatro de esta tarde celebrará el primer entrenamiento. A esa misma hora serán las sesiones de trabajo programadas por Eduardo Coudet para el viernes y el sábado.

Ese día, a las doce del mediodía se celebrará la inauguración oficial. No podrá ser tan multitudinaria como la de la “primera piedra”, que hace un año reunió a un gran número de invitados y a todos los equipos del Celta.

El club anunciaba ayer que cuando la Covid-19 lo permita, organizará visitas guiadas para aficionados a las instalaciones de Afouteza. El sábado, el celtismo estará representación en la inauguración por el presidente de la federación de peñas, por el socio histórico más antiguo y por el abonado que ganó el concurso para el bautismo de la ciudad deportiva. Además, el Celta ha decidido que las imágenes de los aficionados arropando al equipo (como en las ya históricas concentraciones en los aledaños de Balaídos) “adornarán el perímetro del recinto y las diferentes zonas interiores de la Cidade Deportiva Afouteza”.

Como proyecto para la cantera, la inauguración de la primera fase de las instalaciones de Mos incluirá el derbi de juveniles entre el Celta y el Deportivo, correspondiente a la quinta jornada de la División de Honor.

De momento, Afouteza solo contará con un par de campos de entrenamiento y dependencias para vestuarios y oficinas, mientras se apagan las luces de A Madroa, donde crecieron futbolistas como Iago Aspas, Míchel Salgado, Borja Ouiña, Denis Suárez, Brais Méndez, Rubén Blanco, Rodrigo Moreno, Jonny Otto...

DOS PROYECTOS MARCADOS POR EL RECHAZO FRONTAL DE MUCHOS VECINOS

La construcción de A Madroa fue todo un reto para el Celta, entonces con graves problemas económicos, sin patrimonio y teniendo que mendigar para que le cediesen campos de entrenamiento al primer equipo, al que en ocasiones se le veía de preparación física en el arenal de Samil. José Luis Rivadulla, entonces presidente del club vigués, se embarcó en 1983 en la compra de 60.000 metros cuadrados en los montes de Candeán, por 49 millones de pesetas. Pero los problemas con la asociación de vecinos retrasaron las obras durante años. El propio dirigente, que era constructor, presumía de guiar una excavadora para mover tierras mientras los obreros levantaban muros que a la mañana siguiente aparecían dañados. Las dudas del Celta obligaron al Ayuntamiento de Vigo a acudir a su rescate y en 1987 desembolsó 56 millones de pesetas por la propiedad de los terrenos que después cedería al Celta por un plazo de 25 años. El 26 de julio de 1990, el alcaide Manoel Soto, que había protagonizado duros enfrentamientos dialécticos con Rivadulla, le entregaba a éste las llaves de A Madroa, que ayer comenzó a apagar las luces para el primer equipo celeste. Ahora espera una instalación cuyo proyecto realizaron los arquitectos Irisarri y Piñera sobre casi 25 hectáreas en las parroquias de Pereiras y Tameiga que incluyen 5 campos de hierba natural y 4 de césped artificial, un estadio para 4.000 personas, una residencia, club social, aulas universitarias y un centro comercial que ha generado gran polémica con colectivos de Mos. Este proyecto, además, distanció todavía más a Carlos Mouriño, presidente del Celta, y a Abel Caballero, alcalde de Vigo.