La directiva del Celta ha empezado a considerar diversas alternativas de acceso de los aficionados al estadio en previsión de que ese regreso se aproxime. LaLiga ha trasladado a sus clubes asociados que la evolución de la pandemia apunta a que tal presencia de seguidores podría concretarse a finales de diciembre o comienzos de enero. Aunque son más las incógnitas que las certezas, existe un criterio prefijado en todas las hipótesis de trabajo de los célticos: ningún abonado pagará por partido más de lo que hubiera tenido que pagar la pasada temporada.

De momento, la patronal ha apuntado hacia el mes de diciembre como el del posible regreso de los aficionados a los estadios de Primera y Segunda División –en Segunda B y Tercera, en función de los momentos y las comunidades, se permite–. En el Celta consideran que es más probable que se produzca en enero y siempre que la situación sanitaria y los acuerdos políticos avancen en la dirección actual.

El aviso por parte de LaLiga de que pronto podrían volver a abrirse las puertas de los estadios fue de algún modo lo que precipitó la puesta en marcha de una campaña de abonados que ha despertado las críticas de un importante sector de la afición. El Celta cobra 50 euros por un modelo único de abono, sin más contraprestación que determinadas ventajas como descuentos en la tienda. Y con la pérdida de la antigüedad y del asiento habitual para quien no renueve.

Ahora se abre la opción de que esos abonados también puedan acudir a partidos. Pero en realidad no se sabe qué máximos y mínimos o qué porcentajes de aforo permitirían LaLiga y las autoridades.

Europa ofrece un catálogo diverso de políticas al respecto. El deporte inglés ha sido el último en anunciar la apertura de sus gradas, con un máximo de 4.000 espectadores, aunque en este caso las cuotas varían según la situación sanitaria de cada zona. Lo probable es que LaLiga opte por baremos comunes para que ningún club pueda quejarse de desventajas competitivas.

Una de las opciones sería que pudiesen acceder al estadio todos los abonados. En tal caso, los precios se ajustarían según los partidos que quedasen y restando los 50 euros ya pagados, de manera que el precio por partido fuese similar, y en todo caso nunca superior, al pagado en la pasada campaña. Pero es probable que se permitan menos espectadores que abonados, lo que conduciría a una criba semanal cuyo sistema no se ha decidido. En todo caso, se mantendría esa referencia respecto al precio.