El Celta se quedó sin piernas cuando tenía al Sevilla contra las cuerdas. El conjunto vigués, con entrenador, esquema y ánimos nuevos, fue capaz de sobreponerse a un nefasto inicio de partido y mirar a la cara al cuadro andaluz. Con el marcador empatado tras el descanso a dos goles, los celestes pusieron cerco a la portería de Vaclík durante el tramo en el que mejor se vieron los mimbres del equipo que puede querer el "Chacho" Coudet. Salida de balón escalonada, protagonismo de los laterales -al menos de Hugo Mallo-, pocos pases para llegar al área contraria y una presión en campo contrario con las líneas muy juntas y la defensa adelantada. Siendo fiel a estos preceptos el Celta estuvo a punto de ponerse por delante. Se sucedieron las ocasiones. El Celta superaba una y otra vez a la consolidada defensa sevillista y colmaba de trabajo a su portero, que en el segundo tiempo se redimió de su error en el anterior. Pero al Celta se le acabó la gasolina a falta de un cuarto de hora, momento que aprovechó Lopetegui para introducir frescura y calidad desde el banquillo. Y los vigueses aguantaron el asedio casi hasta el final, pero en dos minutos el Sevilla liquidó el choque con tantos de Escudero y Munir.

El arranque del partido en el Pizjuán hacía presagiar una masacre del Sevilla. El cronómetro todavía no había llegado al minuto 7, el Celta había encajado un gol y Rubén Blanco ya había hecho cuatro intervenciones de mérito. Los nubarrones negros se cernían sobre Eduardo Coudet en su debut. El técnico, que tuvo que seguir el choque desde la grada al no llegar a tiempo su permiso, veía como una y otra vez los hispalenses percutían contra su portería. El tanto inicial, obra de Koundé, llegó tras el rechace de un saque de esquina en el que Diego Carlos se impuso a Murillo en el remate.

Pero un error de su portero templó las energías del Sevilla y despertó al Celta. Poco antes de los diez minutos, Tomás Vaclík se comió un centro envenenado de Hugo Mallo, hizo rebotar la pelota contra el larguero y se la dejó mansa a los pies de Iago Aspas, que agradeció el regalo. El empate hizo mejorar a los vigueses. Se repartió la posesión y el Celta empezó a hacer daño cuando Denis Suárez entraba en juego. De sus botas salió un pase por encima de la cabeza de Fernando para exprimir la velocidad de Aspas. El moañés esprintó y remató contra el meta, pero Nolito, muy atento a la jugada, apareció desde atrás para empujar el balón al fondo de la portería. El gaditano había colocado a los celestes en una posición inmejorable antes del descanso. Sin embargo, en el último segundo del descuento, En-Nesyri dio un salto poderoso entre Araújo -que entró tras una lesión de Aidoo- y Mallo para cabecear a la red un centro de Navas. Un golpe al que el Celta reaccionó con coraje tras el paso por los vestuarios.

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Las fotos del Sevilla - Celta AFP / EFE

La charla del intermedio sirvió al "Chacho" Coudet para dar con la tecla. Denis Suárez empezó a entrar en juego a diferentes alturas. A veces lo hacía como doble pivote para ayudar a Tapia y otras en la zona de mediapuntas junto a Nolito y Brais. Hugo Mallo se mostró como una amenaza más en ataque desde la banda derecha y el equipo adelantó su línea de presión. Pero lo hizo en bloque situando a la defensa en en centro del campo. Si el Sevilla lograba superarles, los jugadores del Celta replegaban con orden y achicaban espacios más atrás.

Fueron los mejores minutos del Celta. Media hora en la Vaclík sujetó al Sevilla. El primero en intentarlo fue Brais tras un gran desmarque que supo leer Aspas. Luego la tuvo el propio Iago aprovechando una recuperación de Mina, que minutos después tuvo la más clara al rematar un centro de Mallo en el primer palo. Todas las intentonas de los celestes se encontraron con el cancerbero checo del Sevilla, que nada hubiera podido hacer si un disparo ligeramente desviado de Hugo Mallo hubiese ido unos centímetros más a la derecha.

Al Celta le pasó factura el esfuerzo. También el hecho de tener menos fondo de armario que su rival. A falta de un cuarto de hora el cuadro vigués se fue apagando mientras que el Sevilla crecía de la mano de jugadores como Munir, de Jong, Óscar Rodríguez o Idrissi, que fueron entrando desde el banquillo. Coudet, por su parte, solo dio entrada a Okay por Nolito. Joan Jordán dio el primer aviso con una falta que despejó Rubén Blanco y Escudero, cuando ya quedaban menos de cinco minutos, marcó desde lejos y con algo de fortuna el tanto que adelantó por segunda vez al Sevilla. El portero céltico se quedó descolocado porque el disparo del lateral sevillista tocó en Renato Tapia. Condicionada por las prisas, una pérdida de Denis Suárez propició una contra solo un minuto después y Munir cerró el encuentro. Los tres puntos se quedaron en Sevilla. El Celta tendrá que aferrarse a la buena media hora del segundo tiempo para encarar el duelo del próximo domingo en Balaídos ante el Granada.

¿Quién ha sido el mejor jugador celeste en el Sevilla - Celta?

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