Eduardo, el Chacho, Coudet ha centrado sus primeras horas al frente del Celta en transmitir a sus jugadores su propuesta futbolística. El técnico argentino ha explicado que no se trata tanto de corregir los problemas que han menguado el rendimiento del equipo en las nueve primeras jornadas de Liga como de “convencer” al plantel de una idea de juego y adecuar el sistema del equipo las características de sus futbolistas para que ofrezcan sus mejores prestaciones sobre el terreno de juego. “No es una cuestión de llegar e imponer, sino de llegar, ver qué es lo mejor para el equipo y qué puede acercarnos a conseguir buenos resultados”, ha explicado el Chacho. Sin embargo, la declaración de intenciones el nuevo entrenador no oculta el Celta debe resolver graves problemas de rendimiento en ambas áreas que se vienen perpetuando en el tiempo que ni Fran Escribá ni Óscar García lograron solventar.

Dependencia de Aspas

El exceso de dependencia del delantero moañés, lejos de reducirse, se ha incrementado en lo que se lleva disputado de temporada. La estrella del Celta acapara el 66,6 por ciento de los goles del equipo, aunque hasta hace un par de jornadas sus goles representaban el 80 por ciento del total. Curiosamente, a estas mismas alturas del pasado curso, los goles del astro de Moaña apenas representaban el 20 por ciento del total, que se repartían, con uno por cabeza, Iker Losada, Gabriel Fernández, Denis Suárez y Santi Mina. El punta vigués y el canterano Sergio Carreira son los únicos que han marcado este año, además de Aspas, que añade una asistencia a sus números, mientras el salcedense contabiliza igual número de asistencias, pero aún no ha conseguido anotar.

Tampoco se han estrenado Nolito, a pesar de que, es junto al moañés, el futbolista celeste que más tira a puerta, ni Emre Mor, cuya contribución frente al marco rival está muy por debajo de la firmada durante la pretemporada. La consecuencia es que el Celta comparte con el Eibar la condición de equipo con menos gol de toda LaLiga. No obstante, gracias a la aportación de Aspas, suma un gol más que el pasado curso.

Fragilidad defensiva

Los constantes cambios de esquema defensivo introducidos por Óscar García no han servido para mejorar las prestaciones defensivas del equipo, que contabiliza 4 goles más que la pasada temporada a estas alturas de competición y es, con el Betis, el más goleado del campeonato. La cuenta de estadística futbolística Scout Eleven ofrecía ayer un dato que contribuye a explicar las causas de este problema: el Celta es, precisamente después del conjunto verdiblanco, el equipo del campeonato que menos disparos necesita para encajar un gol: 5,20. El Betis recibe uno cada 4, 47 lanzamientos, el Athletic cada 5,33, el Huesca cada 5,43 y el Levante cada 6,46. Estas cifras contrastan vivamente con los 16, 25 disparos que hacen falta para marcarle un gol a la Real Sociedad o los 32,6 que necesitan para perforar la portería del Atlético de Madrid.

Déficit de músculo

A la hora de fijar prioridades, Eduardo Coudet ha sido muy claro sobre el Celta que se propone construir: “un equipo “físico, que corra y dispute cada balón como si fuese el último”. Ello requiere necesariamente elevar el fuelle y el nivel de combatividad de un equipo con un buen número de jugadores que destacan más por su perfil técnico que por su condición física.

El Chacho Coudet ya anticipado que “todos los jugadores son adaptables”, pero ha reconocido esta reconversión va a implicar un “cambio de costumbres” y de metodología de trabajo. Una de las primeras medidas que ha tomado en los dos primeros sesiones de trabajo que ha dirigido en las instalaciones de A Madroa ha sido incrementar la carga física de los entrenamientos. Y el que cuente con dos preparadores físicos entre los miembros de su cuerpo técnico no parece una casualidad.

Identidad reconocible

Más allá de las genialidades de Aspas, el Celta ha carecido en las últimas temporadas de un identidad reconocible y un modelo de juego definido. El nuevo técnico se propone encontrarlo ajustando el dibujo a las características de sus jugadores a su “manera de jugar y sentir el fútbol”, como ha hecho en sus anteriores equipos, donde el Chacho ha empleado defensa de cuatro hombres, bien con un de 4-1-3-2, un 4-4-2 o 4-2-3-1. Las próximas semanas servirán al técnico para definir el dibujo del equipo.

El vestuario votará para elegir a los nuevos capitanes

Tal como anticipó en la rueda de prensa de su presentación, Eduardo Coudet dejará en manos del vestuario la elección de los capitanes que representarán a la plantilla en lo que resta de temporada. Será el plantel el que, por votación y sin injerencia alguna del cuerpo técnico, el que decida quienes y en qué orden ostentan las responsabilidad de lucir el brazalete a partir de ahora. La gran incógnita es si Hugo Mallo, símbolo de la cantera que había ejercido la capitanía celeste en el último lustro, recupera los galones de primer capitán o si esta función la desempeñará Iago Aspas, el hombre elegido por Óscar García para encabezar una comisión de jugadores que representase al plantel, en la que entraban futbolistas de indudable peso, pero con poco tiempo en el equipo, como el colombiano Jeison Murillo o el peruano Renato Tapia. La decisión de Coudet recupera una tradición de décadas en el Celta (que él mismo vivió como jugador), interrumpida apenas durante los meses que Pepe Murcia dirigió al conjunto celeste en la temporada 2008-09, y supone un movimiento de acercamiento al vestuario. Con su gesto, el nuevo entrenador traslada al plantel un mensaje de proximidad ◘–el mismo no ha dudado en definirse como un entrenador cercado al jugador– que le confirma como un técnico dialogante, que tiene en cuenta la opinión del vestuario en cuestiones en las que él no tiene la última decisión. Una posición de neutralidad que, lejos de minar su autoridad, la refuerza al dialogar, como prometió, “con naturalidad” sobre el problema para “tomar la mejor decisión entre todos”.