Nada mejor que celebrar con un gol los primeros cien partidos oficiales con el Celta. Eso fue lo que consiguió el viernes en Elche Santiago Mina Lorenzo (Vigo, 1995), que el 7 de diciembre cumplirá un cuarto de siglo y ya se le puede considerar un veterano en la máxima categoría, después de pasarse cuatro temporadas en el Valencia. De vuelta a casa hace poco más de un año, el delantero intenta recuperar sus mejores sensaciones para convertirse en el goleador que se complemente con Iago Aspas.

Desde el traspaso de Maxi Gómez al Valencia (operación que incluyó el regreso de Mina), el Celta no encuentra el delantero que ayude a engordar la cuenta goleadora del equipo con menos pegada en la máxima categoría: seis goles en nueve jornadas contabilizan los célticos en lo que va de temporada. Santi Mina fue el elegido hace un año por el club para suplir al artillero uruguayo. El vigués no cumplió las expectativas el curso pasado, que lo cerró con 6 goles y 4 asistencias en los 34 partidos de LaLiga que disputó, de los que veinte lo hizo como titular. Entonces, no vio puerta hasta la sexta jornada, frente al Espanyol. En la presente ha tardado nueve, aunque tampoco ha gozado de la confianza de un entrenador que le relegó a la suplencia; incluso no jugó ante el Valencia y solo ha sido titular en tres de las cuatro últimas citas.

En el Martínez Valero, Mina aprovechó una dejada de Aspas para cruzar el balón desde fuera del área. Un gol de los que da confianza a los delanteros porque acabó con una racha que en el caso del vigués se prolongaba desde la penúltima jornada del pasado curso (ante el Levante) y porque sirvió para que su equipo igualase el marcador y abriese el camino para una victoria ante el Elche que finalmente no se produjo.

El futbolista lo celebró en el campo y después en las redes sociales con un mensaje esperanzador: “A seguir trabajando duro, todo llega”. Y en su caso, lo que se espera es que supere la media docena de tantos de la temporada pasada y que se asome a la docena que firmó con el Valencia en Liga durante el curso 2017-18. Con Aspas y Nolito en ataque, todo puede resultarle más fácil a un jugador que perdió la confianza en sí mismo y también de una parte de la afición, pero que da muestras de un gran compromiso: “Al final, somos nosotros los que lo tenemos que sacar (adelante). Sabemos de sobra que la gente nos va a ayudar,. Es normal que también está enfadada por la situación de la temporada pasada y por esta, y le tenemos que dar lo máximo en cada partido para llevarnos los tres puntos”, comentaba en Gol tras el duelo en Elche.

Mina reconoce que la fuerza para salvar la mala situación del Celta (rozando el descenso con 7 puntos de 27 posibles) requiere la unión del colectivo: “No vale que vayamos haciendo la guerra cada uno por nuestra cuenta. Tenemos que estar unidos. Esto solo lo sacaremos nosotros”, subrayaba en sus últimas declaraciones.

A pesar de que pueda mostrarse tosco con la pelota en los pies, el delantero vigués posee buen remate de cabeza y con ambos pies, y nadie puede negarle su implicación en la presión y en la pelea contra cualquier rival.

La precocidad lleva en muchos casos a la confusión. Mina debutó en Primera División con 17 años y con apenas 20 se marchó al Valencia, que abonó los 10 millones de euros que estipulaba la cláusula de rescisión de su contrato con el Celta. En Mestalla acentuó más los aspectos físicos que los técnicos. En cuatro temporadas disputó 117 partidos de LaLiga, en los que anotó 29 goles y dio 11 asistencias. Su regreso a Vigo coincidió con la apertura de un procedimiento penal por una presunta agresión sexual a una joven en Mojácar en junio de 2017. El curso pasado, problemas físicos le relegaron a la suplencia en el arranque de un curso en el que en la segunda mitad tuvo que pelear por la titularidad con el ruso Fedor Smolov, favorito del entrenador.

A continuación, Óscar García solicitó el fichaje de un delantero, al que el club renunció por cuestiones económicas. El técnico apostó entonces por un dibujo táctico más conservador, con Aspas como única referencia en ataque. Ante Atlético, Levante y Elche juntó al moañés con Mina, que se postula como el mejor socio en la delantera de la estrella celeste.

El día que firmó un póker ante el Rayo Vallecano

Veintiún goles acumula Santi Mina en los cien partidos oficiales con el Celta. Su jornada más fructífera la vivió el 11 de abril de 2015 con los cuatro tantos que anotó frente al Rayo Vallecano en Balaídos (6-1). Con otro equipo madrileño, el Getafe, el delantero vigués debutaba en la élite con apenas 17 años. Ocurrió el 16 de febrero de 2013 en el Coliseum Alfonso Pérez. A falta de 31 minutos para el final del partido, Mina sustituía a Iago Aspas, con el que coincide nuevamente en Balaídos después de que ambos se marchasen fuera: el moañés, a Liverpool y después al Sevilla; el vigués, al Valencia. Antes del gol al Elche, Mina también firmó otro empate para el conjunto celeste. Fue en el Santiago Bernabéu el curso pasado al aprovechar una maravillosa asistencia de Denis Suárez para establecer el definitivo 2-2 en el marcador, después de que Smolov abriese la cuenta de los célticos. Mina es el segundo futbolista gallego con más goles en Primera División en este siglo. Suma un total de 45, a mucha distancia de los 107 que acumula un Iago Aspas que necesita socios para intentar que el Celta levante el vuelo después de dos pésimas temporadas. Su gol ante el Elche dejó una imagen para la esperanza: la mayoría de sus compañeros se le acercaron para felicitarlo por un remate que suponía el empate antes del descanso y después de que Fidel adelantase a los ilicitanos con una pena máxima muy discutida por los célticos. Los jugadores del Celta formando una piña en la celebración del gol reflejaba la unión de un grupo que se vio alterado por la decisión del entrenador de retirarle la capitanía a Hugo Mallo por una falta de disciplina. Su mayor momento de gloria con el equipo celeste, sin embargo, lo vivió hace cinco años y medio con el póker de goles al Rayo. Ese curso, Mina materializó siete tantos en los seis últimos partidos. Su explosión como goleador le abrió las puertas de un equipo grande: el Valencia desembolsó meses después los 10 millones de euros que costaba su carta de libertad. Su agente de entonces, el poderoso Jorge Mendes, le consiguió un contrato millonario cuando ni siquiera tenía veinte años.