El Celta Zorka Recalvi cumplió con esa máxima del deporte que reclama una victoria urgente tras perder un partido. No cabe duda que lo importante era doblegar a las canarias, pero el partido también exigía ver una mejora al juego realizado hace quince días en Plasencia.

Del partido de ayer ante las canarias hay que quedarse con los dos primeros cuartos, a pesar de los tres primeros minutos de juego. Hay que destacar la actitud del equipo vigués desde el salto inicial, con un equipo muy metido en el partido, tensionado e imprimiéndole velocidad al juego para hacer el juego que caracteriza al cuadro céltico.

La actitud era muy diferente a la de hace siete días, pero la ansiedad por hacer bien las cosas posiblemente propició una precipitación que hacía que el encuentro estuviera abierto y que las canarias, a pesar de que siempre estuvieron por detrás en el marcador, se mantuvieran con vida.

Cantero volvió a mover mucho en banquillo manejando diferentes opciones, una situación interesante teniendo en cuenta los difíciles compromisos que le esperan al equipo en los próximos días, y la necesidad de tener a todas las jugadoras metidas. Fueron dos cuartos en los que se vieron cosas que no se había visto en lo que llevamos de temporada, llegándose al descanso con ocho puntos de ventaja favorables al cuadro céltico.

Pero el paso por el vestuario enfrió al equipo vigués, que volvió a perder la concentración. Tras el paso por el vestuario las canarias se colocaron a tres puntos, 34-31, pero entre Maryta y Julien se encargaron ampliar la diferencia en el marcador, aunque nunca superior a los doce puntos.

A los diez últimos minutos de juego, el Celta Zorka Recalvi llegó más entero que el Adareva. Las canarias se colocaron en una zona para frenar a las viguesas pero estas, con un juego rápido a la contra y con acierto en el tiro exterior, consiguieron ampliar la diferencia hasta sentenciar el partido.