Por no tuviese pocos problemas para salir a flote en un complicado arranque liguero, el conflicto entre el técnico, Óscar García, y Hugo Mallo, capitán y símbolo de A Madroa, amenaza con hacer saltar por los aires la paz en el vestuario del Celta. El choque de trenes se hizo visible ayer con la decisión del entrenador de retirar el brazalete al jugador que ha ostentado la capitanía en las últimas temporadas, según informó Galicia en Goles.

Óscar ha tomado la decisión sin consultarlo con el club y ha nombrado nuevos capitanes a Iago Aspas, Nolito, Denis Suárez, Jeison Murillo y Renato Tapia.Al Celta no le ha gustado nada la forma de actuar del técnico, señalado ya por la falta de resultados y con el vestuario convertido ahora en un polvorín. Los próximos partidos marcarán su destino, pero no se espera una destitución inminente, aun en el caso de perder este domingo ante la Real Sociedad. El Celta, no obstante, contempla ya alternativas para el banquillo.

El conflicto entre Óscar y Mallo se viene larvando desde hace meses. La decisión de retirar la capitania al marinense se produce después de diversos choques de opiniones entre ambos que han llevado la situación a un punto irreconducible. El técnico reconoció en su última rueda de prensa que el jugador había pedido al club salir en el último mercado si llegaba alguna oferta por él, aunque precisó que no lo sabía por boca del propio Mallo, sino porque el Celta se lo había comunicado. El relato confirma que llevan tiempo sin hablarse y que la relación entre el responsable del banquillo y el antiguo líder del vestuario está muerta, lo que añade un preocupante factor de inestabilidad a la ya complicada situación deportiva del equipo.

Rubén recibe el alta tras cuatro meses

La falta de efectivos en la portería ha dejado de ser un problema para Óscar García. El entrenador celeste se desayunó ayer con la buena noticia de que va a poder contar para el partido de este domingo contra la Real Sociedad con Rubén Blanco, el portero titular en las últimas tres temporadas, que ayer recibió el alta médica después de permanecer cuatro largos meses de baja por una grave lesión en el tendón del recto femoral de su pierna derecha. La lesión de Rubén, sumada a la de Sergio Álvarez, que aún se recupera de una doble fractura del menisco derecho sufrida en junio pasado, dejó como único portero profesional del equipo al inexperto Iván Villar, que ha pasado con buena nota el exigente examen de defender la meta celeste durante algo más de diez de partidos, concretamente desde que Rubén Blanco se lesionó en los minutos finales del partido contra el el pasado 7 de julio en Balaídos. En esta decena de partidos, Óscar García no ha dispuesto de un recambio de garantías para Villar, lo que ha obligado al entrenador a recurrir a chicos del Celta B o incluso para completar las convocatorias. Con el alta médica en la mano, el mosense está desde ayer a disposición del técnico, que dispone por primera vez en 115 días de dos porteros profesionales para afrontar un partido de Liga. La cuestión ahora es si Óscar García dará continuidad en la portería a Iván Villar o devolverá la responsabilidad de situarse bajo el travesaño al que ha sido el guardameta titular del equipo en las tres últimas temporadas. El portero cangués no se lo ha puesto fácil. Villar ha crecido con el paso de los partidos, pero la jerarquía de Rubén parece sin embargo todavía incuestionable. Óscar debe evaluar si la falta de actividad de estos últimos cuatro meses le ha pasado factura y a qué nivel llega a este primer partido después de la lesión.