El Celta jugó con fuego y a punto estuvo de sufrir ayer otro grave contratiempo ante un Levante que se adelantó en el marcador con un gol de penalti de Roger Martí al inicio de la segunda mitad. El canterano céltico Sergio Carreira, en su segundo partido en la máxima categoría, anotó el tanto del empate apenas cinco minutos después y su equipo burló una derrota en los minutos de descuento después de que el árbitro, tras consultar con el VAR, anulase un tanto de Dani Gómez. El equipo de Óscar García se marchó de Villarreal, alternativa elegido ante las obras en el estadio de Orriolls, dejando de nuevo una pobre imagen, de equipo vulnerable y vulgar, sin una idea clara de juego, que solo reaccionó con el marcador en contra, pero le faltó ambición desde el banquillo para buscar los tres puntos ante un rival que llegaba a la cita con las mismas necesidades que los célticos después de encadenar tres derrotas seguidas y sin ver portería en los 270 últimos minutos. El empate deja mejores sensaciones a los celestes que a los azulgranas, que tuvieron el triunfo en la mano a pesar de que el punto obtenido les vale para abandonar la última posición sin abandonar la zona de descenso, que roza el Celta con 6 puntos en 7 partidos.
El partido de ayer tendrá poco recorrido en la memoria del celtismo, pues apenas se pueden rescatar los diez minutos iniciales de la segunda mitad, en los que el equipo de Óscar García reaccionó con rabia al penalti cometido por un Nolito que tuvo que dedicar más energías a defender que atacar. Es el precio a pagar por un plan de juego en el que se echa en falta más juego de elaboración para abastecer a un Iago Aspas que también se le vio con excesiva frecuencia achicando balones en su área en vez de ahorrar energías para montar contraataques o inventar alguna genialidad. Es lo que toca.
Óscar García insistió con la defensa de tres centrales y dos carrileros pese a los pobres réditos que ha aportado ese sistema táctico: tres empates en nueve partidos. Denis Suárez por Beltrán fue la única novedad con respecto al once que se enfrentó al Atlético de Madrid.
A pesar de la mala experiencia en la visita anterior al Levante con ese mismo dibujo, el técnico catalán entendió que ayer también era lo que necesitaba su equipo para frenar a un rival que aprovechó su superioridad numérica en el centro del campo para dominar y llegar con peligro a los dominios de un Iván Villar que pasó pocos apuros ante la buena labor de sus compañeros unas veces y en otras por la poca pericia de unos atacantes que llevaban tres jornadas sin marcar.
El Celta, sin juego elaborado, se encomendó a las jugadas que Nolito podía construir por la banda izquierda, porque los carrileros bastante faena tenía con tapar huecos y perseguir a los rivales. La apuesta, una vez más, resultaba estéril, pero los célticos se marchaban a los vestuarios en el descanso con la idea de que podían hacer daño con sus esporádicas llegadas, como la que culminó Denis Suárez a pase de un Nolito que fue protagonista para la bueno, en la primera mitad, y para lo malo en el comienzo de la segunda.
El gaditano midió mal la presión sobre el lateral Miramón, que entraba en el área y el zaguero granota cayó al suelo. El árbitro no dudó ni un instante en señalar la pena máxima. La defensa del Celta, que había sido capaz de anular hasta entonces a Morales y a Roger García, lamentaba el gol del valenciano desde el punto de penalti tras engañar a Iván Villar.
Y este Celta volvió a demostrar que recupera el gen competitivo cuando se encuentra en las situaciones más difíciles y comprometidas. El golpe hizo despertar al equipo de Óscar García, que seguía el partido desde la grada por sanción tras ser expulsado ante el Atlético de Madrid. Primero, Aspas estuvo a punto de superar a Aitor Fernández, pero el portero despejó como pudo. A continuación, Nolito montó una jugada con el moañés, que asistió a Denis hacia la línea de fondo. El salcedense centró con la izquierda al segundo palo, al que llegó Sergio Carreira, El joven lateral vigués se encontraba ante una jugada parecida a la que ante el Atlético de Madrid acabó estrellando el balón contra el poste de la portería de Oblak. Esta vez, encontró más ángulo para rematar y no falló para celebrar por todo lo alto su primer gol en la élite.
Ante el contratiempo, el Levante reaccionó al revés que el Celta. Se echó atrás, tuvo dudas sobre sus opciones de sumar algo positivo y permitió que el rival ganase posiciones. El entrenador del equipo valenciano lo arregló moviendo el banquillo. Óscar García respondió dando entrada a Gabri Veiga por Nolito. No funcionó el plan porque los granotas volvieron a tomar el dominio del juego y a aproximarse con peligro a la portería de Iván Villar.
Paco López siguió moviendo piezas ante la pasividad de un Óscar García que esperó hasta el minuto 86 para realizar un doble cambio (Brais y Beltrán), con el que le dio la vuelta al once hasta el punto de que el toledano acabó jugando de lateral derecho y solo Aspas como delantero. El Levante buscó el triunfo, que estuvo a punto de lograr en el minuto 93, pero el árbitro anuló el tanto de Dani Gómez al considerar que Roger Martí, en fuera de juego posicional, entorpecía la visión del portero del Celta, que se marchó a casa con la boca dulce por el punto logrado in extremis.
