El comienzo de los entrenamientos previsto para finales de esta semana del equipo Infantil A y del Infantil B supondrá un paso más hacia la nueva normalidad en las categorías inferiores del Celta. Una transición que está resultando lenta y que en algunos casos, como sucede con los alevines y los benjamines, todavía no permite fijar una fecha para el regreso al césped.

Los más madrugadores fueron los dos equipos juveniles, que regresaron al trabajo en el mes de septiembre. Al tratarse de conjuntos que participan en competiciones nacionales de ámbito no profesional, cuentan con un protocolo que les permite entrenar con contacto y sin mascarilla e incluso disputar encuentros amistosos. De hecho, si no ocurre ningún contratiempo ni hay cambios de última hora sobre el calendario previsto, los juveniles de División de Honor arrancarán la campaña el próximo 1 de noviembre mientras que el Juvenil de Liga Nacional empezará el 8 de noviembre. Lo harán estrenando un formato de subgrupos en sus respectivas competiciones para evitar largos desplazamientos y, además, para poder entrenar y competir jugadores y técnicos tienen que someterse cada quince días a tests serológicos.

Son, pese a todo, unos afortunados ya que se trata de los únicos que tienen calendario y protocolo establecidos. Para el resto de categorías aún no hay noticias. Por eso, de momento, Míchel Martínez, coordinador de las categorías inferiores del Celta, explica: "Nos regimos por el protocolo de la Xunta de Galicia y la Federación Gallega de Fútbol y entrenamos sin contacto. Es más que nada un trabajo técnico para que después del tiempo confinados y sin realizar deporte vayan volviendo poco a poco a la práctica deportiva".

Sin fecha de inicio

Con esta idea y siguiendo esa línea volvieron al trabajo hace dos semanas los dos equipos cadetes y esta semana está previsto que hagan lo propio el Infantil A y el Infantil B. "De los pequeños, alevines y benjamines, aún no hay previsión de nada y mucho menos de inicio de competiciones. Cuando las autoridades lo permitan, empezaremos pero es y va a ser complicado sobre todo cuando lleguen el frío y la lluvia al no poder usar los vestuarios. Como también nos limita, sobre todo con los chicos que venían de Ourense, Santiago o la zona de Pontevedra, no poder utilizar el autobús", explica Míchel Martínez, quien insiste en que "está claro que no es la situación ideal pero es la que tenemos y todos estamos en las mismas condiciones. Es una nueva forma de vivir y de practicar deporte para todo el mundo".

Los condicionantes externos limitan pero, por ahora, no suponen un contratiempo insalvable. "El porcentaje de chicos que no están viniendo a entrenar es muy bajo y más por una imposibilidad al no disponer del autobús que por un posible miedo. Los inconvenientes son más externos que a la hora de entrenar, donde sigue habiendo un campo, balón, jugadores y entrenadores. Sí que es cierto que fuera de ahí sí que hay limitaciones. Por ejemplo, tuvimos que prescindir de la profesora de apoyo que ayudaba a los chicos al salir de entrenar, de las reuniones grupales y cambiar la forma de hacer las sesiones de análisis táctico o algo tan sencillo como el reparto de la ropa", finaliza el coordinador de categorías inferiores céltico.