La esperanza de Oscar García se va apagando. No lo disimuló tras la derrota ante el Barcelona. "Cada vez tengo menos esperanzas de que venga alguien" explicó en tono melancólico. Su ilusión de poner la rúbrica a la configuración de la plantilla, para la que reclama desde que firmó la renovación un centrocampista y un delantero, se va diluyendo. A solo tres días de que se cierre el mercado (el lunes 5 de octubre marca el final del periodo hábil para hacer fichajes) las posibilidades de que se produzca algú movimiento en el Celta son cada vez más remotas. Así se lo manifiesta el club en privado al entrenador y así lo expresó Felipe Miñambres el pasado jueves. El director deportivo vinculó esa situación a la imposibilidad de colocar el excedente que hay en el vestuario del equipo vigués. Saénz, David Costas y Juncá son los tres futbolistas a los que el club trata de encontrar destino a contrarreloj ya que apenas cuentan para completar convocatorias. Se desliza que tienen alguna posibilidad de salir, pero que ellos no se deciden ni ven claras las alternativas que le llegan a sus representantes. Miñambres lo dijo con claridad: "Si no se producen salidas va a ser muy complicado que lleguen jugadores". Y a continuación manifestó como una señal del potencial de la actual plantilla el hecho de que fuesen titulares "un juvenil y un jugador del Celta B" en alusión a Fontán y Veiga. Curiosa paradoja pensó cualquiera que escuchase esa frase. Poco después Oscar García insistía en que "hemos luchado con las armas que tenemos" en lo que podría entenderse como un nuevo mensaje al club y a su política de no reforzar aquellas posiciones para las que se reclaman refuerzos.

De todos modos, la experiencia dice que en el Celta hasta el último momento habrá movimiento. Y más en este verano en el que todos los clubes están haciendo encaje de bolillos para ajustar el gasto en la plantilla con el descenso en los ingresos que les provoca la crisis del Covid. El Celta también se ha visto ahogado por la rebaja en el límite salarial, el aumento en el gasto de la plantilla en los últimos años y la imposibilidad de liberar fichas de la plantilla porque nadie quiere esa mercancía. Así están muchos clubes. Incapaces de soltar jugadores y de comprar en las condiciones que pretenden o que pueden asumir. Podría suceder que en la desesperación de los últimos días de mercado se produjese un mayor tráfico de jugadores al relajarse las expectativas de los clubes. Ahí va a estar el Celta hasta el último momento con la esperanza de hacerse con alguno de los nombres "clásicos" de este mercado. Imposible olvidar en este sentido a Rafinha y a Carlos Fernández. El Celta no puede comprarles por lo que piden Barcelona y Sevilla, pero tal vez el lunes se encienda una luz de esperanza para alguno de ellos. Hoy son casos imposibles y el último día de mercado esta consideración se rebajará a "muy difíciles". Menos da una piedra pensará el cada vez más resignado Oscar García.