De la película de Wim Wenders no hablaremos en esta ocasión, sino de asuntos más banales: de fútbol, de esa actividad que es lo "más importante de las cosas menos importantes", como apuntaba Valdano o Sacchi, porque en eso también hay discrepancia. Y los caprichos del destino han querido que una visita a Valladolid se convierta para el Celta en casi un derbi. Y me explico: es el desplazamiento más próximo de los célticos en Primera, el estadio de Zorrilla es la alternativa a Balaídos para el club vigués y hoy es día d reencuentros: Óscar García con su homólogo Sergio González (coincidieron como jugadores del Espanyol) y con el presidente Ronaldo Nazario (jugaron juntos en el Barcelona). Además, los célticos vuelven a cruzarse con Fabián Orellana, que formó junto a Nolito y Aspas las mejores delanteras célticas de los últimos tiempos. Y si no fuese por la pandemia, esta tarde en Pucela habría varios miles de celtistas porque los 440 kilómetros que separaban a ambas ciudades son "un paseo" para la afición viguesa, huérfana de derbis gallegos.

Con motivo de este partido, el club vallisoletano recordaba estos días en las redes sociales el triplete de Javi Guerra en la victoria del Valladolid ante el Celta de Luis Enrique Martínez (con Orellana de celeste, por cierto). Con los blanquivioletas seguía entonces Manucho, el goleador que sirvió en bandeja el último ascenso del Celta a Primera División con su tanto en propia puerta ante el Hércules.

En Vigo no olvidan que Pucela fue escenario en 2013 del debut de Rubén Blanco con una victoria céltica, gracias a los goles de Cabral y Aspas, que propició la milagrosa salvación del Celta en la élite.

Y la decisión estos días de Weissman de renunciar a jugar el partido de esta tarde para cumplir con los preceptos religiosos del Yom Kipur, la fiesta sagrada judía, también acercó un poco más ambas ciudades al recordarse que el Celta vivió una situación similar en 1996 con Revivo, pero que solucionó adelantando una hora el partido contra el Betis para que finalizase antes del ocaso.

La autovía de las Rías Baixas y la A-6 unen a dos clubes que han compartido entrenadores como Paco Herrera, Abel Resino o el vigués Rubén Albés, que dirigió a los filiales de ambos. Onésimo Sánchez, ahora en el Celta B, entrenó al primer equipo vallisoletano, cuya primera victoria en Primera División la obtuve ante el Celta (4-2), en la temporada 1948-49. En Zorrilla, donde degustaron las exquisiteces de Eusebió Sacristán, como en Vigo, el Celta se salvó del descenso en 1994 gracias a un sospechoso empate a cero. Los célticos celebraron el ascenso a Primera en 1969 con un 2-0 en Balaídos ante los blanquivioletas. Valladolid es la tercera ciudad donde más triunfo ha sumado el equipo vigués: once. Por eso, Pucela está tan cerca, tan lejos, de Vigo.