Ha logrado revertir la situación deportiva que le abocaba a seguir peregrinando por el planeta fútbol en busca de un equipo que confiase en él, que venía de encadenar fracasos por su falta de disciplina en el trabajo desde que en 2017 firmase por el Celta. Emre Mor está aprovechando la última oportunidad que le han concedido en Vigo para mostrar todo el potencial futbolístico que posee este turcodanés de 23 años que vuelve a asombrar con su juego veloz, eléctrico, imparable para los rivales.

"Agarradle, agarradle", gritaba Mendilibar el sábado desde el banquillo del Eibar anticipándose a la enésima carrera con el balón pegado al pie del turcodanés mientras dejaba rivales atrás o en el suelo.

La actuación del atacante céltico en Ipurua sorprendió a buena parte de los dirigentes de los equipos de LaLiga. En Vigo, sin embargo, ha de enfrentarse a la desconfianza de muchos. Por ejemplo, su entrenador le afeaba su pasado reciente el domingo en el programa En Xogo, de la Televisión de Galicia. "No encontré una persona que me hablara bien de Emre Mor", exclamó a cámara Óscar García, quizá manejando información procedente de Olympiacos, al que dirigió y por el que Mor pasó sin pena ni gloria: no jugó un solo partido con el campeón griego durante la mitad de la temporada después de ser despedido del Galatasaray.

El jugador, mientras tanto, continúa centrado en demostrar el cambio radical en su comportamiento, sin pararse en las críticas o en las desconfianzas. Horas más tarde de las declaraciones de su entrenador, Emre Mor mostraba a través de las redes sociales sus planes inmediatos: "Estoy seguro de que es el comienzo de una gran temporada", escribía un mensaje en español -otro de sus cambios- en el que incluía una fotografía del partido ante el Eibar dejando en el suelo a un rival y superando a otro que le salía al paso.

El céltico fue una pesadilla en la primera jornada de Primera División, donde ya comienzan a tenerle en cuenta los analistas. En el club vigués, la nueva situación de Emre Mor provoca cautela, pero también ilusión y esperanza por recuperar a uno de los más talentosos jugadores de la plantilla. Todavía hay esperanza de salvar una adquisición que en su momento supuso un gran desembolso económico y una apuesta arriesgada por un joven de 20 años recién cumplidos que apenas había tenido tiempo de mostrar sus excelentes condiciones para el juego de ataque en el Borussia Dortmund.

En pocos meses, la apuesta dio muestras de que estaba abocada al fracaso y la cúpula del Celta tuvo que encajar las críticas que aumentaban con la apertura de cada expediente disciplinario que se le abría al jugador. No obstante, el curso 2017-18 fue el mejor del turcodanés en Vigo, donde disputó 23 partidos de LaLiga y 4 de Copa, en los que anotó un gol. No volvió a marcar con la celeste. Al año siguiente se quedó en una docena de actuaciones oficiales.

Los tres entrenadores que pasaron ese curso por el banquillo de Balaídos le dieron por perdido y el club entonces buscó caminos de reinserción. En la temporada 2019-20 se reunió con Fatih Terim, técnico que le había llevado a la selección turca en la Eurocopa de Francia. Ni con su mentor ni en el país de origen de su padre encontró Emre Mor la motivación para cambiar su errático rumbo profesional.

El nuevo fracaso en Olympiacos meses después provocó una reacción inesperada del futbolista, que renunció a parte del suelo para dar por finalizada la temporada antes de tiempo y ponerse en manos de un preparador físico y un mentalista daneses.

El intenso entrenamiento al que se sometió Emre Mor durante sus vacaciones sirvió de prueba para que en Vigo le diesen la última oportunidad. La desconfianza inicial se transformó en esperanza en el club, que sueña con recuperar a un jugador con un gran talento y ofrecerle una ampliación de su actual contrato, que concluye en junio de 2022. Los más de 9 millones de euros invertidos en su adquisición, pues los 3 restantes por objetivos han quedado anulados por su pésimo rendimiento, importan menos ahora en el club que la satisfacción que supondría ver triunfar a un futbolista fracasado. El turcodanés ha dado el primer paso de iniciar el curso con la seriedad exigida. Él promete "una gran temporada", pero continúa levantando sospechas.