Celta y Sampdoria juegan una partida de ajedrez compleja, llena de matices, en la que cada uno trata de imponer su estrategia en esa negociación que mantienen en torno a Jeison Murillo. Ayer se vivió un nuevo episodio con el regreso del colombiano a la disciplina de la Sampdoria para unirse al trabajo de pretemporada. En principio estaba previsto que fuese el lunes cuando volviese a Italia, pero el club genovés adelantó un par de días su incorporación al grupo que dirige Claudio Ranieri.

La imagen de Murillo con la camiseta de la Sampdoria no deja de ser un método de presión de unos y otros porque los objetivos de todas las partes están claras: el Celta quiere al futbolista a ser posible cedido con una opción de compra o con una importante rebaja con respecto a los 14 millones que reclamaban los italianos; la Sampdoria pretende venta inmediata y cederían algún millón para librarse de una ficha bastante alta; y Murillo quiere estar de vuelta en Vigo. La situación se complica aún más en el escenario empobrecido e incierto que ha dejado el Covid y sus efectos en las finanzas de los clubes de todo el mundo . El Celta ha visto reducido su límite salarial y eso hace más complicado encajar una operación de compra este verano (sería más sencillo si lo fichase dentro de un año) y la Sampdoria está en una situación delicada con muy poco mercado donde colocar a un futbolista con el que no cuenta Ranieri y del que necesita desprenderse para liberar masa salarial.

Un embrollo que tiene bloqueado el asunto con todas las partes implicadas inamovibles en sus posturas hasta el punto que el optimismo que existía en el Celt a principios de verano sobre el final de la operación ha comenzado a disiparse y ahora albergan serias dudas de que sean capaces de vencer la resistencia de los italianos. El apoyo para sus intereses que supone Murillo, que insiste en dejarle claro a los genoveses que solo quiere jugar en el Celta (suele ser un sistema infalible), podría no ejercer la suficiente presión para los directivos italianos que no dejan de ofrecer al colombiano a todo equipo que esté buscando un central en este mercado. El problema de la Sampdoria es que no tiene sencillo encontrar un club que le dé al menos diez millones. El Celta mantiene intacta su intención de contratar al "cafetero" mientra trata de liberar masa salarial con la venta de alguno de sus futbolistas. En ese sentido miran expectantes hacia Dinamarca donde Pione Sisto sigue negociando con el Midtjylland tras dejar plantado al Copenhague. Desprenderse de futbolistas y sueldos como el suyo es primordial para afrontar operaciones como la de Murillo.