Óscar García aún tendrá que esperar por el ansiado delantero que necesita para su nuevo proyecto en el Celta. Pese a las lógicas prisas que el técnico muestra por completar cuanto antes la plantilla, el club se toma con relativa calma el fichaje del punta convencido de que el mercado se agitará en su tramo final (se pueden inscribir jugadores hasta el 4 de octubre pese a que la Liga está previsto que arranque el 13 de septiembre) y que será entonces cuando algunas posturas que ahora parecen inflexibles irán cediendo. Antes de que eso suceda el Celta debe aligerar su vestuario entre otros motivos para ganar margen de maniobra con un tope salarial que este año se ve reducido de forma importante. Por eso en Príncipe consideran prioritario desprenderse cuanto antes de algunos de los futbolistas de ataque con los que no se cuentan (Pione Sisto es el caso más claro aunque en el misco saco hay que meter a Gabriel Fernández y hay que estar atentos a la evolución de Emre Mor que ya veremos en qué acaba) y abordar entonces una operación que parece esencial. Un nueve que sea capaz de garantizar al menos una docena de goles y comparta por lo tanto con Aspas esa responsabilidad le daría al Celta una tranquilidad gigantesca y previsiblemente le sacaría de las dramáticas ecuaciones en las que se ha visto metido en las dos últimas temporadas.

El otro inconveniente es que el mercado del gol es con diferencia el más complicado que existe en el fútbol. El Celta lo está comprobando en el caso de Carlos Fernández, delantero del Sevilla con el que hace tiempo comenzaron a hablar como posible refuerzo ante las escasas posibilidades que tiene el punta de quedarse a las órdenes de Lopetegui en el equipo andaluz. El club sevillista maneja con él diferentes opciones: la venta por veinte millones, la cesión en caso de que el delantero acceda a firmar su renovación hasta 2025 o la venta con una opción de recompra para los de Nervión. Al Celta le valen las dos primeras pero no llegarán a esa cifra que pide ahora mismo el Sevilla y la cesión implica otros condicionantes porque entran en juego más clubes como el Granada interesado en volver a contar con el préstamo del delantero. Esta es la clase de operación que en Vigo entienden que se puede ablandar con el paso de los días. En ese sentido les viene bien que el Benfica, club que más interés había puesto en Carlos Fernández en los últimos días y con un elevado potencial financiero, haya comenzado a manejar más opciones para esa posición. En las últimas horas el Real Madrid y el club lisboeta estaban cerca de cerrar el acuerdo para la cesión de Mariano a cambio de que los portugueses se hiciesen cargo de la elevada ficha del atacante. Si Mariano llega al Benfica, es normal pensar que Carlos Fernández no irá con semejante competencia. Eso incrementaría las opciones de un Celta que también coincide con el Benfica en el gusto por Darwin Núñez, delantero que jugó este año en el Almería. Los rojiblancos piden 20 millones por él.