La Sampdoria promete batalla para que el Celta cierre su primera gran operación del verano. Después de hacer oficiales las contrataciones de Renato Tapia y Angel Vadillo -resueltas hace meses aunque llegaron a tambalearse debido a los agobios clasificatorias de los vigueses en las últimas jornadas de Liga- en Príncipe tenían claro que la prioridad era cerrar cuando antes la compra de Jeison Murillo, personaje clave en la mejoría defensiva que experimentó el equipo de Oscar García a partir de enero. En los planes de los vigueses estaba que ese fichaje pudiese estar resuelto a tiempo de que el colombiano pueda iniciar la pretemporada (cuya fecha exacta de comienzo no está clara porque depende primero del calendario que disponga la Liga de Fútbol Profesional para la siguiente campaña), pero ese deseo no parece tan sencillo de cumplir tras los primeros contactos de ambos clubes.

La Sampdoria acordó con el Celta hace un año una opción de compra por el central colombiano de 14 millones de euros que los vigueses confiaban en rebajar. Pero se han encontrado por el momento con la negativa del cuadro genovés que no reduce por ahora ni un euro sus pretensiones económicas. El Celta, como manifestó hace unos días en estas páginas su presidente, Carlos Mouriño, está dispuesto a hacer un esfuerzo importante tanto por Murillo como por Rafinha en caso de que ambos quisieran seguir en el proyecto vigués, pero inevitablemente también trabaja en una posible rebaja del precio del defensa. Por ahora han dado en hueso. Los italianos, conscientes de que el verano viene complicado para todos y que tienen pocas ventas en perspectiva para cubrir sus próximas contrataciones, aprietan al Celta avisándole que solo dejarán salir a Murillo en caso de que se pague de forma íntegra la opción de compra. Y en ese tira y afloja están ahora mismo.

El Celta tiene de todos modos una importante baza en este asunto y es Jeison Murillo. El colombiano ya ha transmitido a la Sampdoria a través de su representante que no contempla otro escenario que el de marcharse al Celta y les ha insistodo en la necesidad de llegar a un trato con los vigueses. Y esa es la carta que juegan los responsables del equipo vigués convencidos de que la Sampdoria cederá en sus posiciones y que ellos acabarán por convertir a Murillo en el defensa más caro de su historia (el récord lo tiene en estos momentos Aidoo por el que el Celta pagó ocho millones de euros hace un año al Genk).

Sampdoria y Celta han comenzado una negociación en la que parece que están inevitablemente condenados a entenderse. Solo hay que saber en qué cantidad ambos clubes se dan por satisfechos. Los italianos quieren venderle, los vigueses quiere comprarlo y Murillo solo contempla un destino posible. De hecho, apenas ha recogido la casa en la que ha vivido estos meses en Vigo. Ahí sigue esperando por él. De vacaciones espera noticias. Las condiciones de su futuro contrato con el Celta están casi pactadas pero eso supone una cuestión menor, con la que se sabía que no habría problema ya que los vigueses harían un importante esfuerzo para colocarle en la parta alta salarial de la plantilla. Lo importante es vencer cuanto antes la resistencia de la Sampdoria y hacerlo pronto para que el colombiano pueda iniciar cuanto antes el trabajo con sus compañeros para prepararse para una temporada que inevitablemente va a resultar atípico por las fechas, por el entorno al que se van a enfrentar los jugadores y por las condiciones en las que se van a jugar los partidos. En el club son conscientes de que un vestuario con déficit de liderazgo necesita cuanto antes la voz de Murillo, un futbolista que desde que pisó A Madroa dejó clara su personalidad.