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El Celta establece sus prioridades

La compra de Rafinha y Murillo concentrará la mayor parte del esfuerzo económico - El club prevé fichar un interior, un punta y un extremo - Smolov y Bradaric no seguirán ä Aplazada la decisión sobre la portería

Felipe Miñambres, director deportivo del Celta, durante una reciente visita a las instalaciones deportivas de A Madroa. // Marta G. Brea

El Celta ha establecido sus prioridades para el próximo curso con el objetivo de evitar que se repitan los apuros vividos en estos dos últimos años. El club celeste no quiere volver a esperar a la última jornada del campeonato para certificar de forma angustiosa la salvación y se propone reforzar las posiciones más débiles de su actual bloque para armar el nuevo plantel.

La gran prioridad, tal como ha confirmado el presidente, Carlos Mouriño, a este diario, es la adquisición en propiedad de Jeison Murillo y Rafinha Alcántara. El Celta concentrará todo su esfuerzo económico en comprar a estos dos futbolistas y a mayores se propone incorporar a un interior, un delantero centro y un extremo.

El club vigués no abordará el fichaje de Fedor Smolov, cuya ficha se considera inasumible, ni peleará por adquirir a Filip Bradaric, que no ha convencido, precisamente para destinar la mayor parte de sus recursos financieros a la adquisición del atacante del Barça y el defensa central del Sampdoria. Ambas operaciones presentan, sin embargo, importantes dificultades. En primer lugar, el precio,que no va a ser asequible; en segundo, la alta ficha de ambos futbolistas va a obligar al club a un esfuerzo económico suplementario que va repercutir en el límite de gasto en tiempos de contención salarial.

Aunque no juzgan inminente la operación y auguran una ardua negociación con el Sampdoria, en la Calle del Príncipe se muestran optimistas con respecto a las posibilidad de hacerse en propiedad con Murillo y bastante más pesimistas sobre la continuidad de Rafinha, quien, sospechan, va a contar con propuestas más tentadoras que la del conjunto celeste.

A la espera de recibir el informe del entrenador sobre las necesidades de la plantilla, el Celta ha aplazado cualquier decisión acerca de la portería, donde, debido a las lesiones de larga duración de Rubén Blanco y Sergio Álvarez, se enfrenta al dilema de contratar a un portero o tirar varios meses con Iván Villar, y quiere pensarse mejor la posibilidad de reforzar su defensa con un lateral izquierdo, pese a que Lucas Olaza no ha tenido recambio el pasado curso.

El Celta no prevé ninguna venta importante este verano, lo que va a dificultar sus movimientos en un mercado ya de por sí complicado por la crisis sanitaria del coronavirus. No se contemplan ingresos con los que afrontar nuevos traspasos, lo que obligará a la dirección deportiva a explotar otras fórmulas de contratación, como cesiones (un medio que le proporcionó buenos réditos en el pasado mercado de invierno) o la incorporación de futbolistas a coste cero, como ha ocurrido ya con las incorporaciones del peruano Renato Tapia o el gaditano Álvaro Vadillo.

El club no cree, por otra parte, que sea un buen momento para vender. La deficiente campaña firmada por el cuadro celeste ha impedido que ninguno de los jugadores que podía tener cartel en el mercado, como Okay Yokuslu o Néstor Araújo, se haya revalorizado, con el agravante de que las restricciones económicas derivadas de la pandemia imposibilitarán que lleguen ofertas lo suficientemente atractivas como para desprenderse de ellos. En este tesitura, y con la mayoría de sus hombres importantes blindados con contratos de larga duración, el Celta prefiere esperar a tiempos mejores para vender. El problema de la devaluación del mercado va a afectar, por otra parte, negativamente al Celta a la hora de desprenderse de jugadores con los que no cuenta y que le van a resultar más difíciles de recolocar debido a su depreciación.

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