Rubén Blanco fue operado ayer con éxito en el Hospital Fremat de la grave lesión muscular sufrida el pasado martes durante el partido liguero contra el Atlético de Madrid y estará entre cuatro y cinco meses de baja, según informó ayer el Celta en un comunicado. La cirugía fue practicada, "sin complicaciones", por el jefe de los servicios médicos del club, Juan José García Cota, quien reparó el arrancamiento completo del tendón directo del bíceps femoral derecho sufrido por el jugador en los últimos minutos de compromiso liguero contra los colchoneros. El facultativo celeste, según explica la nota difundida por el club, "reinsertó el tendón en el hueso en su posición anatómica" y completó la intervención añadiendo "factores de crecimiento" para mejorar su recuperación.

Rubén Blanco permanecerá ingresado unos días en el hospital y posteriormente iniciará el proceso de rehabilitación, que será largo y complejo. El pronóstico de baja no ha variado tras la intervención. El guardameta estará ausente de los terrenos de juego entre cuatro y cinco meses y esto en el mejor de los casos, pues este tipo de lesiones presenta un elevado riesgo de recaídas. Este alto índice de reincidencia obliga a extremar las precauciones durante el proceso de recuperación una vez cicatrice la lesión, lo que no va a producirse antes de 4 meses. Los médicos no cuentan, de hecho, con que el futbolista pueda estar disponible hasta enero próximo, es decir, varios meses después de que arranque la nueva temporada. Y esto siempre que no se produzca ningún retroceso. El problema es que la lesión del portero titular se ha solapado con otra grave lesión sufrida unas semanas antes por el segundo portero celeste, Sergio Álvarez, que se produjo una doble fractura de menisco en el retorno del equipo a los entrenamientos tras el parón liguero por el coronavirus. Sergio estará otros cinco meses de baja, con lo que su vuelta a los terrenos de juego no va a producirse muy probablemente antes del próximo mes de diciembre. Ambas lesiones han dejado la portería celeste en manos del joven Iván Villar, un chico con poca experiencia en Primera División, y el guardameta del filial Dragan Rosic como segundo de abordo. El Celta debe pensarse ahora si tira con estos dos jóvenes porteros en los primeros meses de la temporada venidera o refuerza su portería en el próximo mercado estival. El dilema está servido, pues parece complicado afrontar un periodo tan largo con dos guardametas tan inexpertos, ya que Villar suma apenas tres partidos en la máxima categoría, mientras que Rosic, que es internacional sub 21 con Serbia, se entrena solo desde hace unas pocas semanas con el primera equipo y ni siquiera ha debutado en la máxima categoría.

El club vigués, en todo caso, está decidido a tomarse las cosas con calma. Cualquier decisión sobre la portería se aplaza al final de la LaLiga. El Celta no va a mover ficha hasta la conclusión de la temporada y cualquier operación que se lleve a cabo estará supeditada a la consecución de la permanencia.

En el caso de la portería, es probable que el club espere, aprovechando que el mercado se cerrará más tarde este verano, a comprobar cómo va la evolución de Rubén y, sobre todo, la de Sergio Álvarez antes de acudir al mercado. La opinión del técnico, Óscar García puede ser uno de los factores que inclinen la balanza.