El Celta se acerca a la orilla de la permanencia, pero todavía le quedan unas brazadas más para estar a salvo. Sacó un punto ante el Atlético de Madrid, prolongado su buena racha contra los equipos de la parte alta de la tabla. Y eso que la cosa empezó torcida: los de Simeone se adelantaron en el primer minuto. Luego los vigueses consiguieron hacerse con el control del partido, hasta que al comienzo de la segunda mitad un remate poco ortodoxo de Beltrán se convirtió en indescifrable para Oblak. El partido acabó con sobresalto en las filas locales, al lesionarse Rubén Blanco, que probablemente se perderá lo que resta de temporada. Iván Villar se estrenó con una muy buena parada.

Arrancó el grupo de Óscar García con la cabeza todavía en el vestuario. Una pérdida en mediocampo la convirtió el equipo madrileño en una transición veloz. Beltrán replegó rápido para enmendar el error, pero lo que hizo al intentar cortar un centro atrás fue ponérsela perfecta para que Morata fusilase a Rubén Blanco. Al Celta le costó un tercio de la primera parte quitarse la losa de encima de conceder esa ventaja a un equipo experto en jugar a favor de marcador. Pero poco a poco se fue haciendo con la posesión y empujando a los del Cholo contra su portería. Eso sí, solo inquietó a Oblak Brais Méndez con un par de buenos disparos desde la distancia. El Atlético tampoco dio muchas noticias en ataque, salvo alguna que otra contra que no logró concretar.

A la vuelta del descanso los madrileños dieron un paso adelante, el momento perfecto para que ocurriese lo inesperado. Combinó el Celta en el minuto tres de la segunda parte hasta que el balón llegó a Brais Méndez en el costado derecho. El canterano puso el balón al área y por allí apareció Beltrán para enganchar una extraña volea. El balón trazó una parábola que Oblak no pudo leer y entró por la escuadra contraria. A partir de ahí, el Celta volvió a hacerse dueño del partido y se benefició de la entrada de un enérgico Santi Mina en el lugar de Smolov.

El encuentro encaró la recta final abierto, sin que ninguno convirtiese sus ataques en ocasiones de gran peligro. En ese momento llegó la mala noticia: Rubén Blanco, mientras el balón estaba en el otro área, se tiró al suelo para pedir el cambio. Óscar García, en la rueda de prensa, explicó que se trata de una lesión en el recto anterior que, probablemente, le dejará fuera de combate los tres partidos restantes. A partir de ahí el partido perdió ritmo, y solo la entrada del VAR amenazó con cambiarlo. El árbitro fue al monitor a revisar una posible mano de Vitolo, que finalmente descartó. También en el área del Celta se pidió penalti tras tocar el balón en el brazo apoyado en el suelo de Olaza. En ninguna caso la jugada merecía castiga, así que el colegiado ni siquiera fue consultar él mismo las imágenes. El Celta se lleva un punto insuficiente para amarrar la permanencia, pero que sabe a un paso importante después del aciago inicio del encuentro.