El Celta firmó el pasado sábado ante el Betis uno de los encuentros más desangelados desde que Óscar García se hizo cargo del equipo allá por el mes de noviembre. Los celestes ofrecieron frente a los verdiblancos una preocupante falta de ideas que les impidió generar una solo ocasión de peligro ante el marco contrario y permitió al conjunto andaluz neutralizar el gol de falta de Nolito en una de sus muchas aproximaciones al área de Rubén en el segundo tiempo.

El bloqueo mental en la elaboración del juego y las dificultades de los centrocampistas para ganar el campo contrario obligaron al Celta a tirar de Rubén Blanco para dar la salida a la pelota frente a un rival que, sin mucho daño, acabó de encontrar el empate a fuerza de insistencia.

El juego en largo del portero celeste fue prácticamente el único recurso que encontró el Celta para jugar el balón durante el segundo tiempo. La estadística del partido es clara a este respecto. Descontando los saques de portería, el guardameta mosense fue el tercer jugador del equipo que más pases dio en el partido (32). Solo le superaron en esta faceta Néstor Araújo, con 41, y Lucas Olaza, con 33. Todos los demás estuvieron por debajo.

Llama la atención el hecho de que casi la mitad de los pases que dio Rubén fueron balones en largo (15), que no en pocas ocasiones tuvieron como destinatario al rival.

La significativa intervención del portero celeste en la elaboración del juego contrasta vivamente con la escasa participación que tuvieron en el encuentro los hombres de medio campo y del frente ofensivo. Así, Okay intervino con 29 pases, Nolito dio 25, Rafinha Alcántara 28, y Fran Beltrán 18, mientras que Iago Aspas y Fedor Smolov apenas contactaron en 18 y 13 ocasiones, respectivamente, con el balón para intentar hilvanar jugada.