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La batalla por Olaza continúa

Veinticuatro horas después de anunciar su salida definitiva del Celta, el club vigués y Boca Juniors volvieron a negociar la posibilidad de extender la cesión del lateral uruguayo hasta el 19 de julio

Olaza escapa de un jugador de Eibar durante un partido en Balaídos. // Ricardo Grobas

La batalla por Lucas Olaza continúa. Veinticuatro horas después de anunciar el martes, tras la dolorosa derrota en Mallorca, la salida del lateral uruguayo por la falta de acuerdo con Boca Juniors para prolongar su cesión hasta el 19 de julio el club vigués mantenía al cierre de esta edición la comunicación activa con Buenos Aires y se acercaba a un trato para que Óscar García pueda disponer de un lateral izquierdo para los últimos partidos de Liga.

El día en torno a Olaza resultó extraño. Ayer ya no era un jugador cedido en el Celta y su plan inmediato era regresar a Buenos Aires y ponerse a las órdenes de su equipo. El comunicado del club vigués había sido claro: se había llegado a un acuerdo con todos los cedidos, menos con Olaza que acababa su servicio en el Celta. Pero Boca se lo pensó mejor y a mediodía de ayer, poco después de que amaneciese el día en Argentina, el club xeneize volvió a "sentarse" para hablar de Olaza.

En toda esta historia hay un personaje clave. En Boca Juniors el Celta se encontró con un hueso: Juan Román Riquelme. La leyenda del club xeneize, que ocupa el puesto de vicepresidente segundo y principal responsable de la parcela deportiva, ha ido ganando poder desde que llegó en 2019 al club de la mano de Jorge Ameal, el hombre que ganó las elecciones a la presidencia. Su palabra es casi sagrada y pocos se atreven a contradecirle. Riquelme entendió que la opción de compra de Olaza era intocable y pese a que su alrededor algunos dirigentes, sobre todo los más ligados a la parte económica, abogaban por llegar a un trato con el Celta para garantizarse la venta del futbolista en otras condiciones (menos dinero y un par de plazos siempre que los vigueses se quedasen en Primera División), Riquelme cerró esa puerta. En las últimas horas del lunes y el martes el exfutbolista de Boca incluso se negaba a ponerse al teléfono. O se pagaban los cinco millones o no había ninguna posibilidad de acuerdo. Desde Vigo, en los últimos intentos por garantizar su presencia esos 19 días, asumían el pago de la ficha e incluso pagaban a mayores una cantidad de dinero, pero la respuesta siguió siendo negativa.El Celta aceptó el riesgo

El Celta aceptó el importante riesgo que supone afrontar los cinco últimos partidos de Liga con una evidente vía de agua en su equipo, con una zona claramente vulnerable y que obligará a Óscar García a improvisar con alguno de los miembos de su plantilla o de su filial. Cabría pensar que un buen resultado en Mallorca (que casi hubiera garantizado la permanencia) zanjaría el asunto a ojos del Celta pero que la derrota podría hacerle replantear su postura. Pero nada cambió. Pocas horas después de perder con el equipo de Vicente Moreno el club vigués oficializó la salida de Olaza.

Se dan además otras circunstancias especiales que a ojos del Celta complicaban aún más el asunto Olaza. Los clubes españoles -como los de otros campeonatos- han sido avisados de que se va a estrechar el control económico sobre ellos y que las restricciones van a ser mayores en un mercado donde además, por el efecto del Covid-19, se espera menor movimiento de dinero. Aunque el Celta pase por ser uno de los clubes que más saneada tiene su economía, también le llega el momento de escoger muy bien sus inversiones. Desde el club aseguran que gastar ese dinero en Olaza de la forma que pretendía Boca les iba a limitar a la hora de afrontar operaciones en verano. Con Murillo y Rafinha, incluso Bradaric, en el punto de mira el Celta prefería guardar ese dinero y sobrevivir a la ausencia de un lateral zurdo.

Fuese por el efecto del comunicado del Celta o porque la presión dentro de Boca Juniors fuese mayor, Riquelme aceptó ayer volver a analizar la posibilidad de un acuerdo con el Celta por el charrúa y así se pasaron la tarde y buena parte de la noche. Con ligeras mejoras en la propuesta del equipo vigués a cambio de esa prórroga, pero con un aparente mejor respuesta por parte de los argentinos. Si la negociación ha vuelto a abrirse cabe pensar que solo puede ser por la intención final de que se llegue a un acuerdo. El problema es que el tiempo corre en contra del Celta. Tiene un par de días de margen para presentar la extensión de la cesión del futbolista para disponer de él en los partidos que restan esta temporada.

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