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El Celta es un dolor de muelas

La seguridad y el generoso esfuerzo de los vigueses anula hasta desesperar a la Real Sociedad | Gran trabajo de Bradaric

El Celta es un dolor de muelas

Hay datos que no ofrecen discusión. Desde que Tebas volvió a darle hace unas semanas al interruptor del fútbol, al Celta le han marcado solo un gol en cuatro partidos. Lo hizo el Villarreal en el minuto 91 del primer partido y tras un error grosero de Pione y una serie de afortunados rebotes. Desde entonces, el Celta ha construido un muro de hormigón frente a su portería contra el que se han ido estrellando diferentes rivales hasta la desesperación. Ayer le sucedió a la Real Sociedad, que acabó cerca de un ataque de nervios. Pocas veces habrá tenido tanto la pelota, pero casi ninguna habrá generado tan poco peligro con ella. El Celta, de forma premeditada, le dejó disfrutar de una posesión insulsa y lejos de zonas de peligro. Desactivó a sus mejores futbolistas (salvo Janujaz) y permitió que Rubén Blanco se fuese de Anoeta sin hacer una sola parada de mérito. Es cierto que los de Imanol han vuelto del confinamiento con un despiste importante, pero este triunfo solo se explica desde la seguridad y el esfuerzo generoso del equipo de Oscar García. El triunfo vale media salvación.

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Las imágenes del Real Sociedad - Celta

| bradaric

Es un tipo silencioso. Pasa por el partido de puntillas, sin acciones pintureras que adornan luego los resúmenes de la jornada. Pero el croata es de esa clase de jugador que siempre está donde debe. Ayer fue esencial en ese primer tiempo en el que el Celta fue engullendo a la Real poco a poco hasta meterla en su área y encontrar el penalti salvador que transformó Iago Aspas. El trabajo de Bradaric, bien secundado por Beltrán y Rafinha, colapsó a la Real Sociedad.Odegaard, el genial talento nórdico del que tanto se habla y que esta temporada ha sido uno de los grandes recursos de los donostiarras, terminó abandonando el campo aburrido del croata. Va ganando enteros para que el Celta haga un esfuerzo por él en verano.

| la firmeza de murillo

No se inmuta. Acepta sin pestañear la carga de trabajo que sea. Oscar, al poco de llegar a Vigo, tomó la decisión de construir este equipo desde atrás. Sería imposible de haberlo hecho sin la presencia de Murillo, un futbolista que a sus dotes de mando suma personalidad, recursos y liderazgo. A su lado todos mejoran y su compromiso es contagioso. El Celta compite y sufre. Ayer se puso exquisito en un tramo del primer tiempo, cuando vio que la Real le abría espacios para atacar, pero el partido lo ganó desde el sacrificio y el orden. Y así ha ido llenando el saco de puntos para acercarse a la permanencia.

| atacar el espacio

Seguramente imaginaba Oscar un partido en el que pudiesen correr más. Un ataque con Denis, Aspas y Mina era una pequeña invitación a galopar. Pudieron hacerlo en contadas ocasiones. En ese sentido es lo que más se le puede reprochar al Celta, que fuese tan tímido cuando pisaba el área de la Real. Llegaba bien, construía con sentido, pero en la zona de verdadero peligro se perdía por falta de mordiente. Le faltaba veneno, mala intención.

| Un paso atrás

El Celta del segundo tiempo se olvidó en gran medida del área de la Real. Pesó el cansancio, los golpes de Bradaric y Rafinha (muy castigado por los rivales) y que los vigueses decidieron bajar un poco el bloque defensivo. El cambio de Beltrán por Brais no acabó de dar el resultado necesario para ayudar en la salida de la pelota y solo la entrada de Nolito matizó la situación. El gaditano estiró al equipo, tuvo recursos para ganar tiempo y dar aire a un equipo que había dejado el alma en defender el gol de Aspas de penalti. La Real murió tirando centros y buscando rendijas en un muro infranqueable.

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