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Los ocho trabajos de Óscar García

El técnico aborda el hercúleo reto de recuperar la versión que el Celta tenía antes del parón de LaLiga en tiempo récord y limitaciones de trabajo, con alto riesgo de lesiones y obligación de gestionar el cansancio

Óscar García, durante una pausa del entrenamiento matinal celebrado ayer por el Celta en A Madroa. // LaLiga

El Celta llega al ecuador de la tercera semana de su puesta a punto con un ojo puesto en la preparación física y la necesidad de recuperar sensaciones para acercarse al nivel de forma que tenía en el momento de detenerse la competición. Al conjunto vigués el estado de alarma le pilló en su mejor versión del curso. A Óscar García le costó dos meses que el Celta se pareciese al equipo que él quería y el técnico sabadellense se enfrenta ahora al hercúleo reto de recuperar la altura de juego anterior a la pandemia en un tiempo récord y limitadas condiciones de trabajo. El alto riesgo de lesiones por el largo periodo de inactividad y el frenético régimen de partidos que impone LaLiga, con el problema añadido de las altas temperaturas, obligan al técnico a prestar atención a múltiples frentes.

activar el gen competitivo

A Óscar García le costó casi dos meses activar el gen competitivo del Celta. El fútbol no era del todo malo, incluso hubo desde el principio momentos brillantes en los partidos, pero la irregularidad en el juego y la falta de concentración en momentos puntuales, casi siempre en los minutos finales, pasaron una elevada factura al equipo celeste, que tardó tiempo en dar con la tecla para competir a un nivel acorde a la calidad que se suponía a sus futbolistas. La gestión del plantel fue clave en estos dos primeros meses de trabajo. El entrenador celeste repartió galones entre los indispensables, introdujo un estricto criterio de rendimiento a la hora de otorgar y retirar titularidades y movió el equipo cada jornada para conceder oportunidades a jugadores que hasta su llegada habían tenido menor protagonismo.

rigor defensivo

El elevado número de goles encajados ha sido un problema casi irresoluble para el Celta desde hace dos años. Desde la llegada de Óscar, el equipo vigués recibió 15 goles en sus 7 primeros partidos y tan solo 5 con los 5 siguientes. Y un dato muy relevante: en el momento de detenerse LaLiga el celestes acumulaban tres jornadas consecutivas con la portería a cero.

Dos factores han sido claves en esta mejoría, el buen momento de Rubén Blanco y el incremento del nivel en el juego defensivo que supuso la llegada en el mercado invernal del colombiano Jeison Murillo, un tipo que ha aportado jerarquía, seguridad y dominio del juego aéreo a la zaga y ha mejorado el rendimiento de sus compañeros.

acoplamiento de los fichajes invernales

La llegada de Jeison Murillo, Filip Bradaric y Fedor Smolov dio al Celta un incuestionable salto de calidad del que se estaba comenzando a aprovechar justo antes del parón liguero. El rendimiento de Murillo, un viejo zorro en LaLiga, fue inmediato, pero tanto Bradaric como Smolov tuvieron que lidiar con un problema de forma física -el croata estaba en plena pretemporada con el Hajduk y el ruso tenía aún reciente una lesión de tobillo- y de desconocimiento de la competición, lo que no les impidió contribuir con goles importantes, como el anotado por el moscovita en el Bernabéu, a la mejora del equipo. Pese a las actuales dificultades de trabajo, la aportación de estos tres jugadores se considera clave para la consecución de la permanencia.

el mejor rafinha

Del mismo modo que Iago Aspas siempre está ahí para el Celta, Óscar García va a necesitar al mejor Rafinha en los 11 partidos que restan. El técnico había conseguido rescatar la mejor versión del brasileño, esa que infunde pánico en las defensas rivales, y sobre la que el técnico había logrado articular el juego de ataque en los últimos partidos.

ampliar el abanico

El delirante calendario que espera al Celta, con partidos cada 72 horas y temperaturas peligrosas para la práctica del fútbol va a obligar al técnico a una gestión más amplia del plantel, con oportunidades para futbolistas que habían perdido cierto protagonismo, pero que tienen mucho que ofrecer, como Denis Suárez o Santi Mina y otros que hasta la fecha habían tenido aún menor protagonismo, pero de los que va a ser necesario echar mano para gestionar el inevitable cansancio del equipo.

recuperar a los díscolos

En una fase de la competición en la que la inactividad de los últimos dos meses, el calor y la falta de descanso entre los partidos puede causar verdaderos estragos, el Celta va a necesitar de todos sus efectivos. También de Pape Cheikh y Pione Sisto, dos futbolistas que sobresalen por su imponente condición física y que ya han demostrado en esta y otras temporadas que pueden ser muy útiles al equipo. Por distintos motivos, ambos han tenido problemas disciplinarios que los han relegado al banquillo. Se les necesita implicados y a punto porque todavía pueden jugar un papel importante.

evitar lesiones

Una de las mayores preocupaciones de Óscar García y, por extensión, del cuerpo técnico del Celta es evitar que sus jugadores caigan lesionados en unas condiciones de competición nocivas. En esta tarea van a tener un importante papel los fisioterapeutas y recuperadores del equipo, pero sobre todo los servicios médicos que dirige Juan José García Cota, que, en la medida de lo posible, tratarán de extremar las precauciones para evitar que el equipo pierda efectivos en el tramo decisivo de la temporada.

mejorar en estrategia

En una fase del campeonato en la que el cansancio puede pasar una enorme factura, la estrategia, tanto ofensiva como defensiva, puede ser un factor determinante en la resolución de los partidos. El Celta necesita mejorar en esta faceta a menudo tan productiva y que el equipo ha explotado esta temporada en contadas ocasiones. Óscar ha dedicado tiempo en el confinamiento al análisis propio y de los contrarios para mejorar en esta faceta en el retorno de LaLiga.

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