El Celta se enfrenta a numerosas incertidumbres, generales y particulares, que ha de ir resolviendo a lo largo de las próximas semanas: la reanudación de la competición, la ampliación de contrato de los técnicos y jugadores cuya relación cesa el 30 de junio si se concreta la disputa liguera hasta finales de julio, la permanencia del club en Primera División y la continuidad de varios futbolistas en función de cómo deba diseñarse el próximo proyecto. Y todos estos elementos se concentran sobre Pape Cheikh. El canterano, en préstamo por el Olympique de Lyon, quiere quedarse en Vigo a toda costa. Tras una campaña irregular e incluso con un sobresalto disciplinario, la potencia física del hispanosenegalés puede ser de gran ayuda en el formato comprimido que LaLiga ha preparado. Pape tendrá once jornadas para convencer al Celta de que debe esforzarse por su traspaso.

Rafinha, Pape, Bradaric, Smolov y Murillo son los cedidos cuya prórroga de contrato debe negociar el Celta con sus clubes de origen y sus representantes. El club vigués también debe decidir si se hace en propiedad con Olaza, cuya ficha detenta Boca. Sergio Álvarez concluye contrato, la misma situación que afecta al entrenador, Óscar García, y su cuerpo técnico; también al director deportivo, Felipe Miñambres.

Miñambres es la tarea prioritaria para Carlos Mouriño y Antonio Chaves, toda vez que después el maragato debería gestionar en gran medida las restantes situaciones. Con Miñambres no se debería tratar una extensión provisional de contrato, sino su prolongación por varios años. Desde la cúpula de Príncipe no ofrecen datos claros, pero sí trasciende una sensación de optimismo al respecto. Tampoco debería haber problemas con Óscar García y sus ayudantes. El entrenador hace gala siempre de un gran desprendimiento material. Nadie duda de que intentará completar el reto de la permanencia.

En cuanto a los jugadores cuyas cesiones o contratos terminan el 30 de junio, la directiva no ha hablado todavía con ninguno ni piensa hacerlo hasta la última semana de entrenamiento individual. La plantilla regresa al trabajo mañana lunes, en A Madroa, y aunque el protocolo es ambiguo, no se espera que haya entrenamientos colectivos hasta finales de mayo o principios de junio. En ese instante ya debería estar claro si se terminará la Liga y en qué condiciones. Será cuando el Celta pacte esas prolongaciones.

En Príncipe no descartan que pueda haber problemas en algún caso. Se antoja difícil que surjan dificultades con Pape. El jugador regresó el pasado verano tras dos años de más sinsabores que alegrías en Lyon. El Celta lo había vendido en verano de 2017 por diez millones de euros más cuatro en variables. Al recuperarlo, negoció con la entidad francesa una cláusula de compra de nueve millones de euros, que no es de ejecución obligatoria. Los vigueses disponen hasta el 30 de junio para decidir si la ejercen, si es que no resulta posible aplazar la decisión al 31 de julio.

En Príncipe, ahora mismo, no existe ninguna decisión tomada al respecto. Mouriño le tiene aprecio a Pape, otro de esos canteranos de excelente comportamiento que supieron comprender las necesidades del club cuando tocó venderlos. Y es un chico querido en el vestuario. A estas alturas ya se le ha perdona también el pecado disciplinario que provocó que Óscar García lo apartase del equipo tras haberlo alineado como titular de manera consecutiva ante Barcelona, Villarreal, Valladolid y Leganés. Miñambres incluso le buscó acomodo en la liga francesa durante el mercado invernal, pero Pape prefirió quedarse y pelear por el perdón. También a su favor, sus 22 años; en contra, la inconsistencia en el juego, de energía desbordante que no siempre controla. Catorce partidos y 545 minutos, con una asistencia, no son datos sobre los que sustentar su continuidad.

Ahora el joven inicia la reanudación de la temporada desde cero como cualquiera, con la ventaja de su calidad física, a la hora de ponerse a tono, y con los cinco cambios y el incremento de las convocatorias hasta 23 jugadores, medidas aprobadas por la Federación Española, ampliando la posibilidad de ser útil. Pape quiere quedarse y el Celta necesita estar en Primera antes de decidir.