El Celta se prepara para volver a a los entrenamientos con serias reticencias sobre el protocolo aprobado por LaLiga para finalizar la temporada. Todos los estamentos del club celeste, desde la dirección hasta los jugadores, pasando por los servicios médicos y el cuerpo técnico, aprecian graves carencias en la hoja de ruta diseñada por la patronal. El Celta considera que el plan de Javier Tebas no ofrece seguridad a los futbolistas, plantea dudas sobre la pureza del campeonato e impone a los jugadores un régimen de trabajo abusivo, pero no presenta garantías de que pueda llevarse a cabo, ya que la aparición de un solo positivo por coronavirus, como ha ocurrido en la Bundesliga, podría obligar a detener de nuevo la actividad.

Demasiados inconvenientes y muy pocas certezas como para no recelar de un plan pensado más para salvar el negocio -LaLiga estima que las pérdidas superarán los 500 millones si no vuelve a jugarse- que para proteger la salud de los deportivas. Los motivos para oponerse a él, sostienen en la Calle del Príncipe, son sobrados y están justificados.

sanitarios

Las principales razones del Celta para oponerse al plan trazado por Tebas son de índole puramente sanitaria. En el club opinan que el protocolo diseñado por LaLiga no blinda la salud de los deportistas. Las objeciones del Celta afectan tanto al contenido del documento recientemente aprobado por el Consejo Superior de Deportes (CSD), que presenta muchas lagunas y no concreta cómo van a gestionarse posibles positivos ni blinda (o al menos ofrece muchas dudas), la salud de los jugadores ni de sus familias ante posibles contagios. Tanto el club como los futbolistas celestes, comparten objeciones que tanto la AFE como la Asociación Española de Médicos de Equipos de Fútbol (AEMEF) han presentado al documento.

El formato de competición exprés que LaLiga proyecta el organismo presidido por Javier Tebas con partidos cada 72 horas preocupa también al Celta. El jefe de los servicios médicos del club , Juan José García Cota, ha advertido del grave riesgo de lesiones que plantea el plan para finalizar la temporada. El facultativo celeste estima que, tras 50 días de confinamiento entrenándose en casa, los jugadores necesitarían una pretemporada no inferior a 40 días (y no de apenas 21 como pretende LaLiga) para prevenir lesiones. Y los planes de trabajo, con limitaciones en la utilización de los fisioterapeutas, multiplican los riesgos.

éticos

La escasez de pruebas diagnósticas plantea también un problema ético. Los jugadores se oponen a que se les realicen los test de detección del coronavirus (los famosos PCR) de los que carecen los sanitarios que están combatiendo en primera línea la pandemia. ¿Por qué hay test par los futbolistas y no para los sanitarios?, se preguntaba ayer mismo Denis Suárez, que se mostraba partidario de volver a jugar "siempre que no haya riesgo", algo que ahora mismo no parece garantizado.

legales

El espartano régimen de vuelta al trabajo por LaLiga que la AFE ha llegado a calificar de "anticonstitucional" tampoco convence a los jugadores (ni al club celestes), que consideran abusiva y de dudosa legalidad las concentraciones de varias semanas que se propone implantar la patronal. El Celta opina que mantener a los jugadores enclaustrados durante varias semanas tras pasar previamente un largo confinamiento domiciliario puede afectar negativamente a su salud y contraviene sus derechos laborales, además de privarles del contacto con sus familiares al ser considerados estos posibles focos de infección.

deportivos

El bajo nivel de forma y los problemas de lesiones que pueden derivarse de la larga inactividad con una pretemporada a toda luces insuficiente son factores que pueden alterar la pureza de la competición en las once jornadas que restan por disputarse, pues no todos los jugadores han tenido los mismos recursos durante el entrenamiento ni van a volver a entrenarse en las mismas condiciones.

Un contratiempo añadido es el de la continuidad de los jugadores que concluyen sus contratos o cesiones. El problema afecta de diferente modo a los equipos (al Celta de forma evidente) de la Liga, que pueden verse privados, si no se alcanzan acuerdos individuales con los futbolistas y sus clubes de origen, de importantes recursos en el tramo decisivo del campeonato, adulterando la competición.

estratégicos

El Celta es uno de los equipos de LaLiga mejor preparados para resistir el azote del coronavirus. Con una salud financiera envidiable y un núcleo de futbolistas blindado a medio plazo, la posibilidad de un descenso, si finalmente se vuelve a jugar, constituye para el club un riesgo mucho mayor que el de la suspensión de la temporada, ya que ninguno de los escenarios que se barajan si se cancela LaLiga contempla la pérdida de la categoría.