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El dilema de las prórrogas de contrato

El Celta aborda de forma individual la espinosa tarea de garantizarse la continuidad de los jugadores cuya cesión finaliza el 30 de junio

Imagen de un entrenamiento del Celta en el estadio de Balaídos. // Marta G. Brea

El inminente retorno a los entrenamientos ha dado un impulso a los distintos frentes de negociación que el Celta mantiene abiertos para garantizarse hasta la continuidad de los futbolistas que concluyen contrato el próximo 30 de junio en el caso de que la temporada tenga que completarse, como pretende LaLiga, en los meses de verano.

El problema afecta a media docena de jugadores de la actual plantilla: el portero Sergio Álvarez, los dos futbolistas llegados a préstamo en el pasado mercado estival, Rafinha Alcántara (Barcelona) y Pape Cheikh, (Olympique Lyonais) y los otros tres cedidos incorporados al equipo el pasado mes de enero, Jeison Murillo (Sampdoria), Filip Bradaric (Calgliari) y Fedor Smolov (Lokomotiv). No todos presentan la misma predisposición a seguir vinculados al club celeste más allá de lo que estipulan sus respectivos contratos.

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El problema es complejo y depende de la negociación directa del Celta con los propios futbolistas, sus agentes y sus respectivos clubes de origen. Aunque la FIFA ha instado a los clubes a prolongar los contratos que terminan en junio hasta la conclusión de temporada debido a la pandemia del Covid-19, la instrucción del organismo que preside Gianni Infantino no es vinculante. Se trata de una simple recomendación que los propios clubes prestadores y futbolistas afectados deciden si quieren seguir o no.

LaLiga, mientras, se inhibe del problema y lo remite a los clubes para resuelvan cada caso de forma individual. La pasividad del organismo que preside Javier Tebas en este asunto inquieta al Celta, que advierte que la competición puede verse peligrosamente "adulterada" si los equipos no pueden completar la temporada con las mismas plantillas que con que la iniciaron. En este aspecto, el club vigués se siente especialmente preocupado por la posibilidad de tenerse que jugar la permanencia en la categoría con evidente merma de recursos, pues al menos cuatro de los jugadores que concluyen contrato en junio próximo son habitualmente titulares con Óscar García Junyent.

En esta ardua tesitura, el Celta ha comenzado hablar con los jugadores afectados para concretar los términos en los que van a resolverse la extensión de sus respectivos contratos. De momento, el club no se ha encontrado con ninguna negativa, pero aprecia diferentes grados de dificultad en la resolución del problema. No todos los jugadores y clubes son igualmente receptivos.

El caso más sencillo es el del Sergio Álvarez, un hombre de club que no va a poner ningún impedimento a la prolongación de su contrato con independencia de si el Celta ejecuta o no la cláusula de prórroga automática pactada en su última renovación.

Tampoco parecen especialmente problemáticos los casos de Rafinha Alcántara y Jeison Murillo. Ambos han mostrado públicamente su disposición a continuar vinculados al club y no debería haber demasiadas complicaciones para llegar a un acuerdo con sus respectivos clubes de origen. En el caso del defensa central colombiano, el Celta dispone de una opción de compra que le permitiría garantizarse de forma automática su continuidad, pero la intención del club pasa por renegociar a la baja la cantidad estipulada para adquirir al jugador.

El Celta tiene también una opción preferencial de compra sobre Filip Bradaric, aunque todavía no tiene claro si quiere contar el próximo curso con el medio centro croata, que apenas ha disputado cuatro partidos de celeste. Su continuidad está, por tanto, supeditada a que el Celta sea capaz de convencer al jugador y al Cagliari.

La situación del ruso Fedor Smolov es similar, con la particularidad de que el Celta no dispone de opción de compra sobre el delantero del Lokomotiv y tanto el club como el propio futbolista han deslizado de que su continuidad en Vigo el próximo curso es, en el mejor de los supuestos, complicada.

Smolov, que hace unas semanas se saltó la cuarentena para regresar a su país, se ha comprometido a regresar a Vigo a comienzos de la próxima semana para retomar los entrenamientos, pero no ha garantizado al Celta que vaya a seguir si la temporada se prolonga durante el mes de julio.

Mucho más fácil sería, sobre el papel, retener a Pape Cheikh, un chico al fin y al cabo formado en A Madroa, aunque la relación del canterano con el Celta se ha enfriado después de que el club intentase poner fin a su cesión de forma unilateral en enero pasado debido a un problema de indisciplina.

Por lo que respecta a Óscar García, cuyo contrato finaliza también en junio, el Celta cuenta con el compromiso del técnico de completar la temporada si se reanuda LaLiga. El preparador catalán ha mostrado también buena disposición para dirigir al conjunto celeste el próximo curso, aunque su renovación va a depender esencialmente de la consecución de la permanencia.

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