Fran Escribá rompió ayer varios meses de silencio para recordar cómo fue su llegada al Celta el pasado curso. El predecesor de Óscar García Junyent relató en una charla virtual organizada por el comité de entrenadores de la RFEF que se encontró con un vestuario moralmente hundido, al que tuvo que infundir tranquilidad y confianza. "Uno veía que el Celta, sin tener una gran plantilla, no tenía por qué estar tan abajo. Una de las cosas que había que dar al vestuario era tranquilidad. Cuando llegas a un equipo así, hay un exceso de ansiedad" , contó.

El extécnico céltico afirmó que encontró un vestuario al borde del colapso. "Estaban convencidos de que se iban a Segunda División, que nada los podía salvar", describió. Y agregó: "Lo primero que hicimos fue intentar dar tranquilidad al vestuario. A partir de ahí confianza, no solo en sí mismos, sino también en el colectivo, que estaba muy tocado". El preparador valenciano reveló también que una de las primeras directrices se la dio a Rubén y a Sergio. "Le dije a Nando [Villa, el técnico de porteros] que tenían que intervenir más en las acciones a balón parado. Prefiero que se equivoquen que no el clásico portero que se queda debajo de la portería", expuso.