El gran esfuerzo del Celta por fortalecer el protagonismo de la cantera en el primer equipo con el retorno al equipo de Denis Suárez, Santi Mina y Pape Cheikh no ha surtido el efecto esperado hasta la detención de LaLiga por el coronavirus con once jornadas por disputarse. Con el retorno de los valores fugados de A Madroa, el conjunto celeste incrementó este curso de siete a once la presencia de canteranos (casi la mitad de la fichas) en el plantel y dotó al equipo de variedad y talento para competir en Primera División con un once mayoritariamente integrado por jugadores de cuño propio. Sin embargo, del peso de la cantera no ha crecido en la vida competitiva del conjunto vigués.

Por primera vez en la historia del club, cinco diferentes generaciones de jóvenes futbolistas canteranos conviven en el equipo profesional del Celta: la vieja guardia ((Sergio, Aspas y Mallo), la promoción del 95, representada por Denis; la precoz generación del 97 (Mina, Rubén y Costas); Kevin, un año mayor que Denis pero el último de ellos en llegar al fútbol profesional; y los tres benjamines del grupo (Brais, Pape e Iván Villar). Tal diversidad de piezas tuvo un evidente efecto en los primeros partidos de Liga. El número de jugadores en el equipo titular del Celta pasó en todos primeros partidos de cuatro (uno por línea), el promedio desde el último ascenso, a seis. En el debut liguero ante el Real Madrid, ocho de los once futbolistas que acabaron el partido eran de casa.

Pero el protagonismo de A Madroa se fue diluyendo a medida que el equipo se fue estrellando contra la realidad de la competición. Lesiones, problemas de adaptación y la frustración una pelea inesperada lastraron el rendimiento del grupo, que acusó acentuadamente el inusitado mal momento de forma de algunos de sus referentes. Apenas, Aspas, el sostén del goleador del equipo, y Rubén Blanco, en su mejor temporada desde su debut, se han mantenido a la altura del desafío.

Aunque el número de canteranos en la plantilla ha pasado de siete a once esta temporada, la media de minutos de los futbolistas de casa ha decrecido. A jornada 27, los once jugadores de la cantera acumulan 11.609 minutos sobre el terreno de juego (1.055 de promedio); el pasado curso , a estas mismas alturas de competición, siete de ellos contabilizaban 8.898 (1.271 de media).

El número de canteranos en el once celeste fue el pasado ruso de cuatro, uno por línea. Rubén y Sergio se repartieron la portería; Mallo fue indiscutible en el lateral derecho, Brais fue habitual en el frente ofensivo y Aspas no tuvo reemplazo en punta, a pesar de que una lesión muscular lo tuvo fuera de circulación durante casi tres meses.

Esta temporada este número no ha crecido. La cantera aporta habitualmente al equipo titular el portero, el lateral derecho y uno o dos atacantes. Salvo Rubén y Aspas, que han jugado siempre que han estado disponibles, el resto se han repartido los minutos. El bajo nivel de forma ha pasado factura a Hugo Mallo, que contabiliza 624 minutos menos, casi los que suma Kevin, que ha pasado de 126 a 735.

La competencia de Denis, Mina y Rafinha ha restado protagonismo a Brais, que contabiliza 745 minutos menos este ejercicio. El papel del salcedense y el vigués, cuya titularidad se daba por descontada a principio de curso, también ha menguado con el paso de los partidos. Denis ha jugado 25 partidos, aunque solo ha sido titular en 16 de ellos. Sus recurrentes problemas en el tobillo derecho han comprometido su rendimiento.

Santi Mina tampoco ha sido indiscutible. Inició la temporada lesionado y, aunque ha iniciado 24 partidos, ha ido perdiendo presencia en el equipo, especialmente desde la llegada en enero de Fedor Smolov, que lo ha relegado banquillo.

El caso de Pape, el último de los retornados, es de lo más curioso. El hispano-senegalés tuvo un papel testimonial con Fran Escribá y fue inesperadamente rescatado por Óscar García, que le dio galones en sus primeros partidos al frente al banquillo y lo relegó posteriormente al ostracismo por una episodio de indisciplina. Hoy por hoy, ninguno de los tres canteranos retornados en verano tiene asegurada la titularidad.