El Celta se arma de paciencia para afrontar una crisis que se adivina larga y mantiene al club paralizado en casi todos los frentes desde que el Gobierno decretó hace trece días el estado de alarma por la pandemia del Covid-19. Son muchas las incertidumbres que se ciernen sobre del equipo celeste, tanto en el impacto económico de la crisis en la entidad, como en la planificación deportiva, que ha quedado aparcada hasta conocer si la temporada va a poder concluirse. Con tantos interrogantes por despejarse, en el club toman aire, ponen buena cara al mal tiempo y miran al futuro con la esperanza de recuperar la normalidad lo antes posible. Es momento de poner toda la atención en superar la crisis, sostienen en A Sede.

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En la calle del Príncipe tranquiliza, no obstante, que el equipo se verá libre del descenso en cualquiera de los tres escenarios que se contemplan si la competición no puede reanudarse, esto es: que el campeonato que de desierto sin ascensos ni descensos; que se dé por finalizada la competición con la clasificación de la jornada 27, la última disputada en Primera División; o que LaLiga concluya con la clasificación registrada al final de la primera vuelta. En este último supuesto, el Celta se libraría de la quema por los pelos, gracias al mejor coeficiente general de goles que el Mallorca, con el que llegó al ecuador del campeonato igualado a puntos.

Preocupa más al Celta que la competición se retome en condiciones precarias (con peligro de lesiones para los futbolistas por el largo periodo de inactividad que obligaría a una apurada pretemporada) o en un formato reducido que implicaría comprimir al máximo el calendario jugando hasta dos partidos por semana, como baraja LaLiga.

No se le escapan en este sentido al club celeste el hecho de que el parón de la competición por imperativo sanitario le llegó al conjunto que dirige Óscar García Junyent en el peor momento posible, justo cuando el equipo había alcanzado su mejor nivel de juego y resultados de la temporada tras conectar una racha de cinco partidos sin conocer la derrota (dos victorias y tres empates) frente a adversarios de tanto fuste como el Sevilla, el Real Madrid o el Getafe y sin haber recibido un solo gol en las últimas tres jornadas. Los celestes eran, de hecho, el octavo mejor equipo de lo que se lleva disputado de la segunda vuelta, con 11 puntos, y mejoraban antes de la suspensión los resultados de todos sus rivales en la lucha por eludir el descenso.