La suspensión de las competiciones futbolísticas por la crisis del coronavirus permitirá centrar su atención en la toma decisiones que afectan al futuro de su estructura deportiva y, por extensión, a la configuración del plantel con que el equipo vigués va a competir la próxima temporada. La primera y más importante decisión que el club deberá tomar a este respecto atañe al futuro de Felipe Miñambres, el responsable de la política de fichajes en las últimas cuatro campañas, cuyo actual contrato expira el venidero 30 de junio.

El club celeste debe decidir si renueva su confianza en el ejecutivo astorgano, al que ya prorrogó su contrato hace dos años, o busca un nuevo director deportivo. Según ha podido averiguar este diario de fuentes del club, tan significativa decisión la va a tomar directamente el presidente Carlos Mouriño tras analizar su gestión en estos últimos dos años y sopesar los pros y los contras de su continuidad. Sobre la mesa estarán cuestiones como el rendimiento de los fichajes, que ha sido muy diverso, o las plusvalías generadas para la entidad que, tras negocios tan rentables como los traspasos de Stanislav Lobotka al Nápoles (comprado por 5 y vendido por 25) o de Maxi Gómez al Valencia (comprado por algo más de 4 con una operación de venta tasada por el club) se cuentan entre las más altas de la historia del club.

El elevado volumen de negocio generado en estos cuatro años por Miñambres es el principal aval para la continuidad de Miñambres, que en más de una ocasión ha manifestado públicamente su interés por seguir al frente de la dirección deportiva celeste más allá del próximo 30 de junio.

Si la rentabilidad económica de los fichajes incorporados por Felipe Miñambres es indiscutible, el rendimiento de los futbolistas contratados por el ejecutivo astorgano arroja como ocurrió con su predecesor, Miguel Torrecilla, luces y sombras, combinando grandes aciertos (Sisto, Maxi, Lobotka, Okay, Araújo, Aidoo) con algunos fracasos (Emre Mor, Juncá). Algunos de ellos, (Facundo Roncaglia, Jozabed Sánchez) ofrecieron buenas prestaciones durante algún tiempo y fueron perdiendo paulatinamente protagonismo en el equipo; en otros casos (Jensen, Naranjo, Lemos) la participación en la vida competitiva del Celta fue escasa, pero el club consiguió recuperar (incluso generar alguna plusvalía) su inversión. En sus cuatro años al frente de la dirección deportiva del Celta, Felipe Miñambres ha formalizado diecinueve de contrataciones estivales de diferentes pelaje, a las que hay que sumar otras nueve fichajes incorporados en el mercado de invierno, casi siempre e a través de cesiones con o sin opción de compra.

Aunque las prestaciones de la mayoría de las contrataciones invernales no han estado a la altura de las circunstancias, el rendimiento de los últimos cuatro fichajes invernales (Olaza el pasado curso y Murillo Bradaric y Smolov en este último mercado) ha sido significativo e inmediato y ha reforzado su gestión en un momento de incertidumbre deportiva.

La renovación de Felipe Miñambres no es la única decisión de calado que el club debe tomar antes de que concluya la temporada. Sobre la mesa está también el futuro inmediato de algunos futbolistas con indudable peso en el equipo:

Lucas olaza

La continuidad del lateral uruguayo es una de las pocas decisiones deportivas de futuro que ya está tomada. Tal como adelantó el presidente Carlos Mouriño durante su última comparecencia ante los medios informativos, el Celta ejercerá antes del próximo 30 de junio la opción de compra que mantiene sobre los derechos del jugador por 4 millones de euros. El club ofrecerá a Olaza un contrato no inferior a tres años.

rafinha alcántara

El Barcelona está dispuesto a hacer caja este verano con el brasileño y ha rebajado su cláusula de rescisión de 25 a 17 millones de euros. En este precio, el Celta está claramente interesado en entrar en la puja por Rafinha, aunque la operación presenta no pocas dificultades. En primer lugar, está la elevada ficha del brasileño, que tendría que rebajarse el sueldo que percibe en el conjunto azulgrana; en segundo, al Celta no se les escapa que el excelente rendimiento de Rafinha en estos últimos meses ha disparado inevitablemente su cotización en mercado, lo que va a obligar al club vigués a competir con clubes de mayor pujanza económica para hacerse con los servicios del jugador.

La única ventaja con que cuenta el Celta en esta carrera es la estrecha vinculación emocional que Rafinha tiene desde crío con el club celeste y su arraigo en la ciudad, donde residen su madre y sus hermanos menores. En este sentido, la continuidad de Rafinha en el Celta va a depender en gran medida del sacrificio económico que el hijo de Mazinho esté dispuesto a realizar para seguir en el Celta, pero también de las ofertas deportivas que lleguen en los próximos meses y del proyecto deportivo de futuro que el club le presente para estimular su continuidad. Pese a las dificultades, el Celta confía en convencer a Rafinha para que se convierta en uno de los líderes de su futura plantilla.

sergio álvarez

La renovación del catoirense es uno de los asuntos recurrentes de cada fin de temporada. Sergio concluye contrato el 30 de junio y carece de momento de oferta de renovación, si bien esta situación se ha repetido en los últimos dos años y el club ha acabado prorrogando su vinculación con el guardameta de año en año. Aunque su protagonismo en el equipo ha decaído en las dos últimas temporadas en beneficio de Rubén Blanco, Sergio se mantiene como uno de los referentes del vestuario, donde su peso es indudable. La necesidad de promocionar a otro portero canterano joven, como Iván Villar, complica su continuidad. Parece que poco viable que el club arranque de nuevo la temporada con tres porteros, con lo que, si Sergio continúa, el Celta tendría que buscar acomodo a Villar en un equipo en el que pueda disponer de los minutos que necesita para no ver frenada su progresión,