El Celta se ha vuelto impenetrable. El equipo celeste asoma la cabeza del agujero impulsado en un excepcional rendimiento defensivo que ha convertido la portería de Rubén Blanco en un bastión casi inexpugnable. Tres partidos consecutivos contabiliza el conjunto de Óscar García sin encajar gol, un logro que no conseguía desde el curso 2014-15 cuando ganó de forma consecutiva al Levante (3-0) y el Barcelona (0-1) y empató sin goles contra el Granada, que le ha permitido esquivar en los últimas semanas esquivar los puestos de descenso y recortar distancias con varios de los equipos que le preceden en la clasificación después de visitar estadios tan complicados como Los Cármenes o el Coliseum Alfonso Pérez y superar con la portería a cero en Balaídos a un rival directo como el Leganés.
El equipo vigués encadena su quinta jornada sin perder (dos victorias y tres empates), solo ha perdido (de manera injusta en Mestalla) uno de los últimos nueve encuentros que ha disputado y ha conseguido sumar 9 de los últimos 15 puntos en juego, a pesar de medirse a adversarios de tanto fuste como el Sevilla (tercero), el Real Madrid (primero), el Valencia (séptimo), el Granada (noveno) o el Getafe (cuarto). Desde el inicio de la segunda vuelta, los celestes solo han dejado de puntuar en un partido y presumen de ser, junto al Getafe, el equipo que menos goles ha recibido en la segunda vuelta (5).
El factor diferencial en la gran mejoría defensiva experimentada por el Celta ha sido la llegada al equipo en el mercado de invierno de Jeison Murillo. El zaguero colombiano no solo ha aportado al equipo liderazgo, jerarquía y gobierno del juego aéreo, sino que ha mejorado de forma muy considerable el rendimiento de sus compañeros de retaguardia. Especialmente significativo es el alto grado de complicidad que Murillo ha alcanzado con el mexicano Néstor Araújo, hasta el punto de que ambos se han convertido en una de las parejas de centrales más en forma del campeonato. Pero el colombiano no solo ha mejorado las prestaciones de Araújo, también el rendimiento de Joseph Aidoo ha crecido de forma notable cuando Óscar ha jugado con defensa de cinco, incluso los laterales (tanto Olaza en el costado izquierdo como Kevin y Mallo en el derecho) han ganado en seguridad desde su incorporación a filas. Los números son concluyentes. Desde la llegada de Murillo, los celestes encajan un promedio de 0,62 goles por encuentro. Antes de su llegada, la media de goles por partido encajada con Óscar era de 2 goles por encuentro, mientras que con Fran Escribá los celestes el promedio fue de 1,16 tantos por choque. En el plano individual, los números del zaguero cafetero impresionan: 7 bloqueos, 9 intercepciones, 45 recuperaciones, 45 despejes, 28/13 en duelos ganados con la pelota y 26/21 en duelos aéreos ganados.
No menos importante en la seguridad defensiva que ha alcanzado el Celta está siendo el gran nivel que Rubén Blanco está mostrando bajo el travesaño. El guardameta mosense lleva 295 minutos -desde el gol de Carlos Soler en Mestalla- sin encajar y contabiliza ocho partidos esta temporada con la portería a cero: Valencia (1-0), Atlético de Madrid (0-0), Athletic (1-0), Valladolid (0-0), Eibar (0-0), Leganés (1-0), Granada (0-0) y Getafe (0-0) que han reportado al equipo 14 de los 26 puntos que figuran en su casillero. El cancerbero canterano presenta, con 1,32 tantos encajados por encuentro, su mejor promedio desde que llegó al primer equipo celeste hace cinco años, según ha informado @AfoutezaRCCelta. La media de goles encajados por partido de Blanco fue de 1,50 en el curso 2015-16; 1,36 en el 2016-17; 1,41 en el 2017-18 y 1,6 la pasada temporada.
