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El elogio de la fealdad

El Celta se "getafizó" para puntuar, copiando las virtudes de su anfitrión en la contención, pero peor cosido en el ataque

Smolov cae al suelo durante el partido contra el Getafe. // LOF

Algunos equipos se construyen desde sus virtudes. Intentan imponer su estilo. Otros se construyen desde los defectos ajenos. Intentan traumatizar al rival. El Getafe ha perfeccionado esta segunda alternativa al punto de que ya no necesita que el árbitro pite el inicio para despersonalizar a su adversario. La mayoría de equipos de Primera División han concluido que deben "getafizarse" o "bordalasizarse" si desean obtener algún rédito en el Coliseo Alfonso Pérez. En la intención de igualar la intensidad getafeña acaban plagiando su limitación de riesgos, su juego directo, su manejo de los tiempos. Y normalmente, como le sucedió al Celta, con los resultados deficientes de una copia apresurada que se enfrenta a la versión genuina. El Celta diseñado en verano hubiera perdido posiblemente en Getafe tras controlar el balón de manera estéril. El Celta actual ha sido capaz de empatar maltratando el balón. Los extraños designios del fútbol.

un constante debate

La ideología futbolística de Bordalás se ha convertido en un debate permanente del fútbol español. El propio entrenador alicantino lo alimenta con una defensa que ya excede la frecuencia o intensidad de las críticas que pueda recibir. Se ha convertido en un personaje perjudicial para su propia filosofía. Lo cierto es que la variedad estilística enriquece el fútbol y que el Getafe es un equipo maravilloso en cuanto a sublimación de una determinada apuesta. Una escuadra, en la comparación con el Celta, mejor cosida, que presiona más alto, se emplaza mejor, acude más presta a las segundas acciones y explora con mayor inteligencia los espacios. Capaz también de fases combinativas puntuales de cierta calidad.

el hijo infiel de cruyff

La promesa de fidelidad al estilo que había realizado Óscar García Junyent era una declaración protocolaria, desprovista de toda verdad. La alineación y la ejecución pronto confirmaron que el Celta iba a primar la contención. Óscar se ha revelado como uno de los hijos de Cruyff más distantes de su padre. Posee una faceta pragmática que seguramente lo completa. Su Celta varía de partido a partido en sistema y propuesta. Ha sabido entender que la plantilla no estaba en condiciones emocionales de desplegar el juego que se le supone por sus características. Haber organizado una escuadra consistente en un tránsito tan angustioso habla de un entrenador de calidad, al que ojalá los resultados permitan reiniciar el proyecto con una pretemporada de por medio.

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El Getafe - Celta, en imágenes

Las mejores imágenes del choque. // LOF | EFE

La falta como arte

El Getafe ha convertido la falta en un arte. No solo comete muchas. Las comete bien y por eso se le penalizan poco, por mucho que Arambarri fuese expulsado o Bordalás se queje. Pero es además capaz de generar a favor muchas más de las que merece. Y esto se debe entender como talento individual y colectivo, pero también puede trabajarse. El Celta, aunque perdió la mayoría de las batallas de balón dividido, sí manejó la falta táctica con mayor habilidad que de costumbre.

dos gestos doloridos

La imagen de Murillo agarrándose el muslo provocó el pánico. También la de Rafinha con gesto dolorido en el banquillo. Son dos piezas de una columna vertebral que completa Iago Aspas. Murillo se siente feliz en partidos como el de ayer, con centros laterales sobrevolando su cielo. Ejerce como jefe en el reparto de órdenes. A Rafinha hay que agradecerle sus esfuerzos en un escenario especialmente áspero para él. El Getafe abortó con saña sus escasos contactos con el balón.

mala gestión final

Al Celta, aunque se le respete la trinchera, hay que reprocharle su inanidad en sus escasas aproximaciones y especialmente su incapacidad para aprovechar la superioridad numérica en los últimos minutos. Los célticos siguieron apretándose contra Rubén Blanco y buscando la transición al patadón, lo que invalidaba cualquier tipo de ventaja. Pero es difícil gestionar un cambio de rumbo en un relato tan determinado desde la preparación semanal; complicado bailar cuando uno se ha mentalizado para guerrear. Y aunque era el mejor partido para que Aspas cumpliese el ciclo de amarillas y seguramente tampoco hubiera brillado, al Celta le falta aire cada vez que su estrella se ausenta. Vuelve contra el Villarreal y con él cambiará la idea.

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