Sabía que la locura del hidalgo de la triste figura había llegado al fútbol, como sabía que Rocinante cabalgaba por caminos preñados de verdaderos locos, que hicieron vivir el trastorno de la locura al Leganés, antes de su visita a Vigo. Porque lo sucedido no es lo que se dice: "El Barcelona es más que un club". No, no lo es, pues si lo fuera, no se aprovecharía del reglamento que, al igual que la Constitución, solo defiende a los poderosos. Y así como hay que cambiarla para hacer una "Constitución" mucho mejor, para aquellos que no sufren la locura del corrompido poder, también habrá que hacer un reglamento más ecuánime para regular la locura desatada en el fútbol. Porque de locos es que, una vez pasados los fichajes de invierno, todo un club poderoso como el Barcelona se pueda hacer con el servicio de uno o dos jugadores importantes, para poder sobrevivir, de un humilde equipo, a la vorágine desatada por la locura. Lo sucedido y permitido, ya no por la Federación Española de fútbol, sino por el mismo Estado, es alterar, a favor del poderoso, la competición de Liga en España. Y luego dicen que se van a regular las apuestas, más justas ahora con el VAR. ¡Menuda justicia! Que como bien ha dicho el mexicano Aguirre: "Nos han chingado". Pero como la cosa no va con los demás equipos débiles, nadie ha protestado tan torpe y mal proceder del que tiene dinero y poder. ¡A los pobres solo les toca guardar silencio!. A sabiendas de que la competición liguera ha sido permitida ser alterada. Así que el Leganés hoy, mañana tal vez sea otro, ha sido "chingado" por el todopoderoso dinero. Así fue como el "chingado" Leganés parecía otro equipo del que había jugado en su campo contra el Celta en la primera vuelta. Que estamos seguros que encontrándose, como se encontró, con un hombre más sobre el terreno de juego de Balaídos, y con ese delantero que le llevó, con mal gusto y proceder, el poderoso Barcelona, estoy seguro que no se le escaparía él triunfo, como se le escapó.

Una vez hecho la protesta por alterar de esta manera la competición liguera, nos tenemos que centrar, una vez más, en el

entrenador del Celta. Al que Aguirre le volvió a demostrar que jugando defendiendo en casa también se ganan los partidos. Espero que esta vez Oscar García aprenda la segunda lección de Aguirre y comprenda de una vez, tal como desde aquí también se le dijo, que salga de la apuradísima situación en la que está el Celta, jugando arropando el gol aun en casa. Y que se olvide de ese 4-3-3 que anuncia que va a jugar todos los domingos, cuando después, en el terreno de juego, los jugadores juegan a lo único que saben hacer, como es el que no le marquen gol. Para lo cual le tenemos que recordar que se moderen en la disputa del balón, que buscando mejor posición en el terreno de juego se llevarán la jugada en la que, con el empuje furioso, el balón pasará pero no el jugador. De esta forma su juego será más efectivo, y no tendrán necesidad de disimular nada de lo que el árbitro debe ver, como aconteció contra el Leganés que, gracias a estar "chingado", no se hizo con los tres puntos del partido. Lo que le valió a Oscar García para saltar de alegría, pero no para otra cosa ya que, ahora más que nunca, sigo sin creer en usted como entrenador. Y le voy a dar mis razones, para que no piense que no sé lo que qué escribo.

Analizando fríamente su trabajo desde que se hizo cargo del Celta verá, estoy seguro de ello, con claridad, lo nada bien que estamos para sacar adelante el Celta. Comencemos por el análisis de nuestros más directos rivales, eligiendo el Leganés, el rival contra el que ya hemos jugado los dos partidos de Liga. Del que nos separan una victoria y un empate, lo que significa tener que seguir manteniendo ese colchón de puntos sin perder un solo partido y empatar otro, hasta la suma total de puntos. Pero así como al coger Aguirre a este equipo nos hizo pensar que lo sacaría del bache en que se encontraba, después de haberlo "chingado" las injustas ordenanzas del fútbol y la poca caballerosidad del Barcelona, hay que pensar que este equipo, por lo visto en Balaídos, es un candidato a tener todos los números para no poder nivelar ese colchón de puntos. Pero a pesar de que no es bueno que el hombre sepa su futuro, tenemos que calibrar que viendo el calendario que tiene que afrontar el Celta, fuera de casa, con sus rivales más directos, como Espanyol, que empató en Balaídos, Mallorca que también logró el empate en Vigo, así como Valladolid y Osasuna, tenemos que pensar que la suma y resta de puntos va a ser de infarto hasta el último partido de Liga. No así para el Eibar, que goza de mejor salud que el Celta. Estos, señor Oscar García, son sus rivales más directos a superar, sin contar con los puntos que llevan de ventaja Betis y Alavés. Por lo tanto despierte del ataque gripal de los entrenadores que esperan el milagro salvador, como se dio el año pasado, pero que es muy difícil se vuelva a dar en esta Liga. El pensar lo contrario es como condenarse por sí mismo. Empleemos pues, las pocas armas que tenemos para nuestra salvación.

Por lo que le recuerdo que mi grata impresión de usted con el planteamiento del Villarreal pasó a una completa desilusión de cómo maneja el equipo, agarrado a un sistema de juego en el que pienso no cree, dado sus escasos conocimientos que demuestra desde el banquillo. Que a veces creo, incluso, que trata de engañarnos con ese4-3-3 que anuncia pero nunca juega. ¿Por qué lo digo?. Porque sobre el terreno de juego los jugadores hacen lo único que de verdad saben hacer:¡Defenderse!. Y menos mal, salvo temperamentos incontrolables, que saben hacerlo. Porque un profano no logra ver lo que sale del jugador, cuando su saber sale del entrenador. Como son muy pocos, incluso que jugaron un fútbol de alta competición, los que saben cuándo un portero sabe actuar bien o en contra de su propio equipo, por ejemplo en el rechace de los balones, con suerte o sin suerte, como el ocurrido frente al Leganés, cuyo rechace volvió al balón al peligro del gol, que un defensa tuvo luego que sacar en la misma línea de meta. Como solo se crea peligro cuando se centra el balón a la olla para que el pescador de Moaña, de suerte y en posturas inverosímiles, lo envíe a la red. Cuando por el medio campo se mueve un hombre, a un no formado del todo, con clase suficiente, para alimentar por el centro al goleador de Moaña. Dejando su creatividad en la botas de un jugador resabiado en sus caídas, cuando por su ubicación posicional se ve frustrado en la jugada.

Y por último, para los que dicen que aún hay tiempo, les recuerdo que ya queda menos. Simeone dice que hay que ir partido a partido; yo, con mis 87 años ya en camino, digo que vayamos pasito a pasito con nuestros cinco defensas, cuatro medios y un atacante, con los relevos necesarios de apoyos al medio campo y el desdoblamiento en ataque con dos medios. Esto, compremos lo que compremos, es lo que hay en este mundo loco, loco, loco del fútbol. Barcelona, Madrid, Atlético Madrid, Sevilla y Valencia son la prueba palpable de lo que aquí escribo.