El Celta ha encontrado su credo. Una fe ciega en unas ideas y en un sentimiento. Una religión que Óscar García ha refundado en Vigo y que se sostiene en aquello que tanto anhelaba la afición. Juego y compromiso. Fútbol de color celeste. Porque este Celta cree en sí mismo y así se lo demostró este mediodía al Leganés. El equipo vigués logró un triunfo fundamental en la pelea por evitar el descenso después de disputar más de 75 minutos con un jugador menos. Los jugadores se sobrepusieron a la expulsión de Bradaric y se terminaron llevando los tres puntos gracias a un tanto de Iago Aspas cumplida la hora de partido. Un solo disparo entre los tres palos y un gol. Efectividad absoluta tanto en ataque como en defensa. El Celta resistió en inferioridad con intensidad y criterio. Los celestes se dejaron todo lo que tenían dentro. Se lanzaban como toros a cada balón dividido, se mostraron solidarios en cada ayuda y alejaron del área de Rubén las decenas de centros que colgaron los pepineros. Victoria vital, también en lo anímico, para los de Óscar García. El Celta toma distancia con el descenso, le gana la diferencia de goles a los madrileños y suma siete puntos de los últimos nueve.
Los papeles se cambiaron en Balaídos. El que estaba llamado a atacar tuvo que replegarse y quien quería esperar tuvo que llevar la iniciativa. La expulsión de Filip Bradaric a los veinte minutos desdibujó por completo los esquemas de Óscar García y Javier Aguirre. El técnico celeste había apostado por su talento combinativo con Denis Suárez en el once. Cuando se vio con uno menos tuvo que dar un paso atrás. Al entrenador visitante, que había alineado a seis defensas, tres pivotes y un delantero tanque; no le quedó otra que atacar.
Antes de eso, los celestes se habían vestido con su traje de faena. Empezaron moviendo el balón de lado a lado en busca de las grietas en la muralla defensiva del Leganés. Un ejercicio que iba a requerir creatividad y paciencia. En la búsqueda de esos agujeros se hallaba el Celta cuando a Bradaric se le cruzaron los cables. El croata entró a destiempo con los tacos por delante a Bustinza y Munuera Montero le mostró la roja directa. Los jugadores, el banquillo y Balaídos estallaron. Entre protesta y protesta, amarilla y amarilla; poco más se jugó. Los celestes, muy desordenados, aguantaron hasta el descanso ayudados por el poco criterio ofensivo del Leganés. Los visitantes solo consiguieron rematar una vez antes del intermedio entre palos con un disparo de Eraso blocado Rubén.
El segundo tiempo, tras las respectivas charlas en los vestuarios, cambió el partido. El Celta se serenó. Sabía que el choque estaba cuesta arriba pero en peores se había visto. El plan era limitar el asedio del Leganés y esperar a que sus jugadores de talento acertasen en la portería contraria. Los madrileños, conscientes de que tenían el triunfo al alcance de sus manos, fueron a por él. Entraron los talentosos Óscar Rodríguez y Assalé por Eraso y Jonathan Silva. Sin embargo, los vigueses consiguieron abortar todos los intentos pepineros. Murillo y Araújo se hicieron enormes dentro del área. Okay, Rafinha y Denis se dejaron los pulmones para cerrar todos los espacios y Aspas, en la única que tuvo, acertó.
La jugada clave llegó justo después de otro desconcierto con el árbitro de por medio. Munuera Montero quiso mandar a la calle a Óscar Rodríguez tras una entrada a Olaza. Desde Las Rozas aconsejaron que ese lance se revisase. Con la colaboración del vídeo, el colegiado rectificó su decisión y cambió la roja por una amarilla. Pero estaba escrito que esa jugada cambiase el partido. En el lanzamiento de la falta se entendieron Olaza y Aspas. El lateral uruguayo buscó al moañés en el primer palo y el delantero se anticipó para cruzar la pelota lejos del alcance de Juan Soriano. Tocaba defender. El Celta se dejó la vida en ello. Incluidos Beltrán, Aidoo y Mina, que entraron desde el banquillo. Con el paso de los minutos creció la desesperación del Leganés. Los de Javier Aguirre, sin claridad ni calidad, veían como se les escapaba una oportunidad de oro para puntuar ante un rival directo. Para colmo de males, el conjunto vigués, mucho más intenso, ganaba todos los balones divididos. Más de setenta y cinco minutos después de la expulsión de Bradaric, el árbitró señaló el final. El Celta, otra vez abrazado a la épica, sumó un nuevo triunfo y se coloca dos puntos por encima del descenso. La próxima semana, visita al Granada en el Nuevo Los Cármenes.
Ficha técnica:
Celta: Rubén Blanco; Hugo Mallo, Murillo, Araujo, Olaza; Okay Yokuslu, Bradaric, Rafinha; Aspas (Santi Mina, min.82), Denis Suárez (Aidoo, min.77) y Smolov (Fran Beltrán, min.64).
Leganés: Juan Soriano; Bustinza (Bryan, min.66), Awaziem, Omeruo, Siovas, Silva (Assalé,min.54); Recio, Rubén Pérez, Eraso (Óscar, min.46), Rodrigues; Guido.
Goles: 1-0 Iago Aspas, min.62.
Árbitro: Munuera Montero (colegio andaluz). Expulsó con tarjeta roja directa a Bradaric (min.22). Además, amonestó a Denis Suárez (min.26), Murillo (min.30) por parte del Celta de Vigo, y a Jonathan Silva (min.13), Siovas (min.24), Óscar (min.61) por parte del CD Leganés.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la vigésima quinta jornada de LaLiga disputado en el estadio municipal de Balaídos ante 19.335 espectadores.