Definitivamente, el Celta no tiene suerte con Javier Alberola Rojas. El colegiado sigue siendo gafe para el conjunto celeste, que desconoce la victoria (cinco derrotas y dos empates) en los siete compromisos ligueros que le ha dirigido al colegiado castellano-manchego desde que llegó a Primera División en el curso 2017-18.

La visita al Santiago Bernabéu no fue anoche una excepción. Pese al dominio en el juego (que no en el número de ocasiones de gol) que ejercieron los blancos, las decisiones arbitrales perjudicaron más a los celestes que a los de Zinedine Zidane. El rasero para medir a unos y otros fue bien diferente. Alberola apenas acertó, de hecho, en anular al inicio del segundo tiempo un gol al Real Madrid por flagrante fuera de juego de Sergio Ramos.

No mucho antes, el árbitro ciudadrealeño, pese a estar muy encima de la jugada, dejó sin sancionar un penalti en el área blanca por empujón de Carvajal, que desequilibra al delantero céltico cuando está en el aire para rematar un centro en el área.

Más evidente fue, si cabe, la incomprensible decisión del colegiado de perdonar la expulsión a Gareth Bale por una alevosa entrada por detrás a Rafinha de las que no dejan prisioneros. Pese a la dureza de la falta, en la que el galés se desentiende claramente del juego para golpear por detrás a Rafinha en carrera, Alberola consideró que no era merecedora de expulsión y se limitó a amonestar al jugador con una simple tarjeta amarilla.