El Celta aprobó con nota el exigente examen que ayer tenía en Santander. Por un lado visitaba a un Bansander que en su campo es un rival muy peligroso, en donde todos los rivales lo pasan mal y en donde únicamente había perdido un partido, precisamente ante el Sporting de Gijón.

Por otro lado, el equipo llegaba con la presión que suponía la necesidad de ganar el choque tras la victoria del Sporting el sábado, por lo que no dejaba margen de maniobra.

El Celta salió al campo muy metido. Los jugadores sabían de la necesidad de ser solidarios durante los noventa minutos, y comenzaron presionando para recuperar el balón, tenerlo en su poder y crear peligro en ataque. Así, el primer gol no tardó en llegar, abriendo Rául el marcador.

Un tanto que le dio tranquilidad a los vigueses, que pasada la media hora de juego ampliaba su ventaja en el marcador, al aprovechar Gael un balón muerto en el área. Todo parecía visto para sentencia, pero a cuatro minutos para la conclusión del encuentro, el Bansander se metió en el partido al marcar una pena máxima por mediación de Marcos.

Se esperaba la segunda parte con interés, pero la cosa no pasó a más ya que a los dos minutos de la reanudación, Raúl marcaba su segundo tanto. A partir de ahí los célticos administraron el tiempo y su ventaja en el marcador, y el gol de Sane, a dos para el final, fue únicamente una anécdota.