Con mucho sufrimiento, un solidario ejercicio de compromiso, una buena dosis de valentía y una pizca de fantasía sumó anoche en el Santiago Bernabéu un punto que vale un tesoro. Más que el valor del punto en sí, que permite a los celestes esquivar los puestos de descenso, el empate conquistado ante tan temible rival y en tan complicado escenario confirma el momento ascendente del conjunto de Óscar, que saca partido a los fichajes invernales, recupera juego, gente y sensaciones y muestra una seguridad, valentía y capacidad de reacción prácticamente inédita.

Crece el Celta en un momento clave de la temporada, en vísperas de su "final" ante el Leganés, y lo hace en todos los aspectos del juego: en el rendimiento defensivo, con excelente comportamiento del trío de centrales, muy interesante aportación de Bradaric en la salida de pelota y el juego posicional; en el balance ofensivo, gracias al desborde de Rafinha, de nuevo inmenso, y complicidad entre Aspas y Smolov; y en el psicológico, demostrando sacrificio para resistir el asedio, energía para reaccionar cuando el partido se puso verdaderamente cuesta arriba y valentía en el campo y en el banquillo para reactivar al equipo con los cambios en busca de la remontada. La jornada se completó con un gol por el que muchos celtistas llevaban tanto tiempo esperando: una joya de Denis Suárez que Santi Mina convirtió atacando espléndidamente el espacio en el gol del empate.

El enorme esfuerzo físico y mental para salir con vida del Bernabéu eclipsa el error defensivo que permitió a Kroos (de nuevo letal para el Celta) recortar distancias y el innecesario penalti de Rubén a Hazard que obligaron al Celta a dar un paso al frente cuando todo parecía ya perdido.

defensa de cinco

Óscar García repitió en el Santiago Bernabéu el plan que casi le resultó en el Camp Nou y el Valencia. El preparador celeste apostó de nuevo por una defensa de tres centrales con Aidoo, Murillo y Araújo en el eje de la línea y Kevin Vázquez y Lucas Olaza arrimados a los flancos. El técnico introdujo tres novedades con respecto al equipo que doblegó el pasado domingo al Sevilla en Balaídos: la del nigranés, que regresó al once por sanción de Hugo Mallo; Aidoo, que reforzó la defensa en perjuicio de Brais Méndez; y Filip Bradaric, que relevó a Fran Beltrán en la medular. El croata se situó en el centro del a línea, con Rafinha y Okay a sus costados, precediendo a la dupla de ataque, integrada por Iago Aspas y Smolov. Una disposición conocida, que hasta la fecha había proporcionado al Celta mejores sensaciones que réditos y que, con ligeras variantes de piezas, permitió a los celestes sobrevivir a los embates de los blancos, que durante casi una hora, desde el golazo de Smolov en el minuto 7, dominaron el balón de cabo a rabo.

golpe tempranero

El Celta se encontró muy pronto con el guión de partido soñado. Casi sin darse cuenta, en el minuto, 7 encontraron un boquete en el defensa blanca que los puso en franquicia. Aprovechando un defecto de colocación de la zaga blanca, Aspas filtró a la espalda de Varane un balón que Smolov controló de forma portentosa para quedarse mano a mano frente a Courtois. El ruso definió con un lanzamiento impecable, imposible para el guardameta blanco.

lento asedio

El tempranero tanto de Smolov, que en este segundo partido como titular con el Celta ha demostrado que puede ser un temible complemento a Iago Aspas, obligó al Madrid a poner una marcha más y convirtió el partido en un largo asedio a la meta de Rubén. Los de Zidane acapararon la pelota y pusieron cerco a la portería céltica, aunque con más sensación de dominio que de verdadero peligro. El esmerado trabajo del trío de centrales y la laboriosa aportación de tipos como Okay y, sobre todo, Bradaric (gran partido, el del croata) en el achique, favorecieron la resistencia de los celestes hasta el inicio del segundo tiempo. Los blancos bombardearon el área céltica con incesantes centros y probaron el disparo lejano, pero ni un solo de sus lanzamientos encontró portería. Aidoo, en cambio, rondó el gol con un remate picado que Courtois sacó con una parada magnífica, evitando una pesadilla para los blancos.

dos errores precindibles

Los errores en el Bernabéu suelen pagarse muy caros. El Celta, sin embargo, pudo sobreponerse de dos claros errores que el Madrid no desaprovechó: un fallo de colocación que Marcelo utilizó para servir a Kroos el primer gol blanco y un innecesario penalti de Rubén a Hazard que Ramos convirtió en el segundo tanto local a 26 minutos del final y parecía dejar el partido visto para sentencia.

reacción de lujo

Pocos esperaban (y seguramente el que menos el Real Madrid) que en tan difíciles circunstancias, tras una hora larga dedicados al achique de la pelota, que el Celta fuese capaz de sacar fuerzas de flaqueza. Pero esta vez lo hizo gracias a la ambición de Óscar en los cambios (primero Sisto, luego Denis y finalmente Mina) y la respuesta de ambos cateranos, que se rehabilitaron logrando el empate con una obra de arte: un inverosímil pase filtrado al cogollo del área con enorme sutileza por el salcedense que el vigués atacó con velocidad y energía y finalizó casi con rabia, sin dar opción alguna al portero.