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El Celta rompe el maleficio

El equipo celeste acaba con una sequía de cuatro meses sin ganar en Balaídos

Pione Sisto encara al sevillista Jesús Navas en un momento del encuentro disputado ayer entre el Celta y el Sevilla en el estadio de Balaídos. // Ricardo Grobas

El Celta rompió un maleficio de cuatro meses sin ganar en Balaídos con un triunfo purificador ante un buen Sevilla que reactiva con pujanza al conjunto de Óscar García Junyent en la batalla por la permanencia. Iago Aspas y Pione Sisto rubricaron a la heroica, remontando en el último suspiro del partido, una victoria que huele a punto de inflexión. Los celestes salen de puestos de descenso, toman una larga bocanada de aire cuando más lo necesitaban y trasladan a sus rivales un mensaje de fortaleza en el momento propicio.

El agónico triunfo rebañado frente al poderoso conjunto de Julen Lopetegui confirma la línea ascendente mostrada en el juego y deja, pese al borrón defensivo que permitió al Sevilla adelantarse en el marcador, un reguero de buenas noticias - el reencuentro con el gol, la seguridad de Rubén, la complicidad entre Rafinha y Aspas, la eficacia de la pareja de centrales, la perseverancia para no perder la fe en la remontada, la comunión con la afición- que demuestran que este equipo está vivo y tiene fuerzas y fútbol para salir adelante.

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El Celta - Sevilla, en fotos

Lo ocurrido ayer frente al Sevilla recuerda, con matices, a lo vivido el pasado curso en el partido ante el Villarreal que, en circunstancias bastante similares, relanzó al equipo hacia la salvación después de remontar un encuentro que se envenenó en el primer tiempo. El estallido de júbilo tras el gol de Sisto (con Óscar corriendo la banda, los jugadores desatados en la celebración en la afición entregada al equipo) tiene mucho de liberatorio. El Celta se ha quitado un enorme peso de encima.

un tropiezo inesperado

Cuando al entrenador del Celta se le preguntó en la víspera del partido qué debía mejorar el equipo para lograr trasladar al marcador la superioridad en el marcador que había exhibido en los últimos partidos, diagnosticó: "Debemos mejorar en las dos áreas". Tal mejoría no se produjo, sin embargo, en el primer tiempo ni en el área propia ni la ajena. En el minuto 5, Iago Aspas dilapidó una de esas ocasiones de gol que en otros tiempos jamás habría perdonado. El moañés recibió un rebote de un contrario al borde del área, recortó a su defensor en una baldosa y se plantó solo ante Vaclik, pero se empachó de portería y envió el balón a la grada. Quince minutos después, tras dominar la pelota sin hacer daño, un catastrófico error defensivo puso al Sevilla en ventaja. Fue Olaza, uno de los tipos más fiables de este equipo, el que inesperadamente insufló vida al conjunto de Lopetequi. Un mal control en un balón relativamente sencillo dejó a En Nesyri mano a mano con Rubén. El marroquí avanzó franco con la pelota y anotó elevando sutilmente la pelota sobre Rubén.

rubén al rescate

Al Celta le costó bastantes minutos asimilar el golpe. El gol le hizo daño los celestes tuvieron muchos problemas para ganar el área en buenas condiciones. Brais y Smolov, al quien ayer Óscar dio la alternativa como titular, intentaron sin éxito sorprender a Vaclik con un par de lanzamientos desde la frontal que el portero checo atrapó con cierta dificultad.

Pero fue el Sevilla el que realmente se acercó al gol en otro error de bulto de los celestes. Murillo fue esta vez el que se tragó un balón que Escudero prácticamente se quitó de encima y dejó a Lucas Ocampos mano a mano frente a Rubén,. Por fortuna, esta vez el mosense estuvo más listo y se echó encima de delantero argentino dejándolo sin ángulo de disparo. La parada salvó al Celta de una muerte segura. De haber entrado, el Sevilla probablemente habría liquidado el partido.

cambios productivos

Óscar García estuvo más acertado ayer con los cambios que con el equipo inicial, de nuevo inédito (y ya van once distintos en once partidos), en el que la gran sorpresa fue la presencia de Brais Méndez, inesperadamente rehabilitado ayer por el técnico. Más que la titularidad de Brais, que no desentonó, sorprendió que el preparador céltico se dejase de nuevo en el banquillo a Pione Sisto, un atacante distinto al resto y en mejor estado de forma que la mayoría, que resultó clave para la victoria.

Gustó, pese a su bajo tono competitivo, Bradaric, que jugó los últimos 20 minutos. El croata tiene buena planta y parece un pivote seguro e intenso, pero quizá lo más interesante fue que su ingreso en el campo permitió liberar a Okay, que se descolgó en ataque con mucho peligro -el turco participó de hecho activamente en los dos goles celeste, que partieron de sus botas- en una faceta desconocida hasta la fecha. La entrada de Mina, que suplió a Smolov a tres minutos del final, tampoco resultó estéril, pues el vigués inició la jugada del segundo gol.

la conexión rafinha-aspas

La complicidad entre Rafinha, el futbolista que ayer se cargó al equipo a la espalda, y Iago Aspas fue crucial para la remontada. Una espléndida combinación entre ambos inclinó definitivamente el choque a favor del Celta. El brasileño sirvió un pase demoledor al cogollo del área que al moañés transformó en el gol del empate tras recortar al portero. El tanto hizo saltar el partido por los aires y disparó al Celta que, alentando por su gente comenzó a creer en la remontada. Sisto, que ya lo había intentado sin éxito desde lejos, vio la luz el minuto 90 tras un gran pase de Okay que el danés convirtió con suspense, con un disparo cruzado que pegó en la base del poste antes de entrar, en un triunfo catártico.

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