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Castigo a la valentía

Un notable Celta pierde en Valencia justo después de que Óscar, convencido de poder ganar el partido, cambiase su idea inicial y renunciase a los tres centrales que tan buen resultado le habían dado

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El Valencia - Celta, en fotos

Volvió a salir cruz. En el día que el Celta más se pareció a lo que demanda su gente y en el que mostró la mejor versión de la temporada volvió a perder como (casi) siempre. Le penalizó una jugada aislada en la que el equipo trataba de adaptarse al cambio de sistema que Óscar acababa de ordenar para ir en busca del triunfo. Una sucesión de desgracias que empezaron con un mal control de Kevin en el medio del campo, que continuaron con un despeje que se fue al cielo y un afortunado rechace que cayó en los pies de Carlos Soler.

Un castigo exagerado para la propuesta del Celta al que penalizó su falta de acierto en el remate, algo que se ha convertido en un preocupante clásico. Porque defendió con enorme seguridad, tuvo el control del juego, mostró personalidad y ambición y acabó por empequeñecer a un equipo de Liga de Campeones en su estadio. No le dio porque el fútbol tiene cuestiones que no dependen de los méritos sino que pertenecen al terreno de la fortuna. Y ahí el Celta es un verdadero desastre.

agitar el árbol

A Óscar no se le puede negar su idea de menear cada semana el árbol en busca de una solución. Hoy eligió los tres centrales (seguramente porque el Valencia juega con dos puntas muy claros) y el Celta ganó kilos de solidez y de claridad para sacar la pelota. Araújo o Murillo conectaron con claridad con Okay o Rafinha para empujar el partido hacia al campo del Valencia. Una magnífica noticia que permitió al Celta sentirse cómodo y liberado para buscar la portería rival. El problema de este dibujo es que ni Kevin ni Olaza son jugadores con condiciones para ejercer de carrileros en su fase ofensiva. Y se notó. Sobre todo en la derecha donde a Kevin le costaba soltar amarras.

Iago con compañía

A estas alturas de la función existen pocas dudas de lo beneficioso que para Iago Aspas es tener a su lado un delantero que distraiga la atención de los delanteros. Con el "Toro" a su lado, Aspas jugó con absoluta libertad. Apareció por mil esquinas diferentes, siempre para hacer daño al Valencia que fue incapaz de detectarle. Fue uno de los que más agradeció el sistema del Celta y volvió a rozar el gol. Se lo evitó Parejo bajo palos en una falta. El "Toro" Fernández volvió a demostrar que podía haberle dado muchas cosas al equipo en otros momentos. Trabaja, gana duelos a los centrales, descarga con facilidad y sabe qué hacer con la pelota. Ahora tendrá la competencia de Smolov, pero sobre lo que no habrá más dudas es sobre la necesidad de que Aspas tenga a su lado un "nueve" clásico.

el espejismo que vio oscar

Óscar vio un oasis en el desierto en forma de victoria. Fue en los mejores momentos del Celta en el segundo tiempo. Llegaban en oleadas los vigueses que no acababan de concretar sus oportunidades. Amenazaban, golpeaban...pero no derribaban al rival. Óscar decidió no quedarse quieto y cambió el sistema convencido de que el partido caería por pura insistencia. Y el fútbol no es solo un deporte de buenas intenciones. Hay otros factores en juego. En la primera jugada tras el cambio Kevin perdió un balón y el balón llegó al área que esta vez estaba menos defendida que en los minutos anteriores. Olaza, que aún no había ajustado las distancias, dejó más espacio de la cuenta y Carlos Soler anotó el gol del triunfo. Se agradece el riesgo tomado por Óscar, pero a lo mejor hubiera convenido plantearse si no sería mejor cuidar el punto que ya tenía en el bolsillo. Difícil valorarlo. Sabemos lo que ha pasado pero no tenemos ni idea de lo que hubiera sucedido si los tres centrales completasen el partido.

el balón parado

Con la llegada de Murillo y la presencia de Aidoo, Araújo, Okay o el Toro, el Celta se ha convertido en un equipo muy serio en el balón parado. Es verdad que no lo aprovechó en ataque, pero llama la atención los pocos apuros que el equipo ha pasado en Mestalla.

Okay sin lobotka

Nadie extraña a Lobotka a estas alturas. El eslovaco ha desaparecido de la vida del Celta y casualmente el equipo mejora el juego y, sobre tdodo, Okay es todo aquello que se esperaba. Otro partidazo del turco que se hizo dueño del medio del campo y con la pelota demostró una enorme clarividencia. Le falló que a su lado Beltrán cometió demasiados errores en la entrega y eso aumentó su tarea.

El mensaje de Smolov

Smolov debutó sin haber entrenado un solo minuto con el equipo. Seguramente saltó al campo sin tener claros los nombres de sus compañeros. En sus piernas hay muchas esperanzas para lograr la salvación, pero el mensaje es tremendo para un sector del vestuario que sabe que le espera un papel puramente residual. Alguno torcerá el morro, pero también deberán meditar en lo que han ofrecido cuando han disfrutado de confianza y oportunidades.

La pelea

El Celta acabó el partido dejándose el alma y encerrando al Valencia en su área. Demostró un ansia que no se le había visto. Pareció un equipo muy vivo. Y eso no es poca cosa.

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