Un desconocido Celta B pagó los platos rotos de la derrota la semana pasada del Atlético Baleares y de su racha de tres partidos sin ganar, racha que llegó tras ocho victorias seguidas. Los locales, a pesar de encajar un gol a los dos minutos, recuperaron el buen juego de jornada anteriores y le endosaron un set a un filial céltico que contaba con la sensible baja de Apeh pero que estuvo muy desacertado. Hasta ahora los de Jacobo Montes se habían mostrado como un conjunto temible a domicilio. Hasta el partido de ayer los vigueses sumaban cinco partidos sin perder (no caían fueran desde el pasado 8 de septiembre cuando cayeron 3-0 frente a Las Rozas en la segunda jornada). Ayer volvieron a mostrar una gran debilidad defensiva, otro de los debes de esta temporada.

El inicio del partido nada hacía prever el set final porque no habían transcurrido ni dos minutos cuando el Celta B se adelantó en el marcador por medio de Gabri que, en un saque de esquina, se adelantó a toda la zaga local para batir a Manu Herrera.

El Atlético Baleares reaccionó de forma feroz, cogió el partido por la solapa y se hizo amo del mismo ante un Celta B que sabía que solo le quedaba defender la renta. Pero antes de que esto sucediera los locales acusaron el gol y los celestes se defendieron con orden hasta el cuarto de hora. Sin embargo, en el minuto 18 David Haro se fabricó una jugada personal que acabó con Fran Vieites arrollándolo. Como Juan Palomo, él se lo guisó y transformó el penalti para empatar el partido.

Este fue el gran punto de inflexión del partido porque a partir de los 20 minutos el Celta B se disolvió como un azucarillo y estuvo a merced de su rival. Fruto del dominio local llegó el segundo gol, Luca Ferrone se sacó un gran centro desde la derecha y Gabarre batió a Vieites con un buen testarazo. Era el minuto 28 y de aquí hasta que el colegiado pitó el final de la primera parte el dominio fue local pero sin más goles. El Celta B se iba a vestuarios vivo e incluso con la sensación de que si hubieran aguantado la ventaja más minutos al conjunto local quizás le hubieran entrado las prisas y hubiera caído en la precipitación. Pero esto es lo que pudo ser y no fue.

La segunda parte fue una tragedia para el Celta B, que vio cómo a los siete minutos de la reanudación Arturo anotaba el tercero culminando una buena jugada de Jorge Ortiz. El filial celeste era incapaz de tener una posesión larga o poner pausa al partido para parar el empuje local que en estos minutos jugaba y se gustaba mientras los vigueses iban todo el rato detrás del balón y cuando lo tenían les duraba tan poco que eran incapaces de traspasar el campo contrario.

El centro del campo celeste estaba desaparecido, los hombres de ataque eran islotes desconectados y la defensa achicaba agua como podía. Hasta el minuto 71 porque a partir de ese minuto los de Jacobo Montes cayeron como un castillo de naipes y encajaron tres goles en pleno festival de los de Manix Mandiola.

Así, en el minuto 71 David Haro anotaba el cuarto y en el 85 culminaba con un hat-trick su gran partido anotando el quinto tras asistencia de Alberto Gil. Precisamente Alberto Gil, que había salido desde el banquillo, estableció el set y partido en el minuto 87.

De hecho, tras el tercer gol del Atlético Baleares el partido ya no tuvo historia porque los locales arrollaron a un filial celeste sin recursos. En este sentido, los gallegos acusaron mucho la baja por lesión de Apeh ya que su rapidez hubiera contribuido a que los locales hubieran tenido que estar muy atentos a su marca y a que no les sorprendiera con su rapidez.

Montes se mostró muy crítico en las declaraciones posteriores: "Creo que competimos hasta el minuto 45. A partir del 3-1 bajamos los brazos e hicimos el ridículo. Estuvimos horrorosos en el nivel individual de muchos jugadores. Soy el principal responsable. Y toca darle un giro a la situación porque lo vamos a pasar mal en la categoría si no empezamos a defender. Es vergonzoso lo que acaba de hacer el Celta B aquí en la segunda parte".