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Siguiendo mi camino

El mal final de Liga impidió al Celta de Pasarín ser campeón en la temporada 1949-1950

Siguiendo mi camino

Después de tomar la decisión de seguir viendo a la "rapaciña" de trenzas de telefonista, sin que le salpicase ningún tipo de vergüenza como el de viajar en tren sin billete, el benjamín de los Padrones buscó la mejor forma de hacerlo para mejorar sus comportamientos, empezando por intentar ser un hombre más preparado culturalmente y de provecho. Tenía la creencia de que era uno de los chicos de menos cultura del pueblo, y que debería empezar aprender a comportarse en la vida, y sobre todo a tener un oficio, si quería formar con la "rapaciña" la familia que deseaba. Para ello sabía que tenía que enfrentarse a todas aquellas miradas y formas intrigantes del pueblo, que notaba para con él en mucha de la gente, incluso de sus amigos. Tenía que superar los "caprichos de los señoritos", ya que no era uno de ellos, sino un chico, huérfano de padre, que tenía que elegir el camino para ir, por él, en busca del futuro de su vida. Sabía las dificultades que iba a encontrar y tendría que vencer en un pueblo del que el maestro que le había dado aquella "paliza", por faltar a clase, decía: "La Puebla es una jaula muy bonita pero con "pájaros" muy raros".

Y sin saber por qué, a la mente del joven Padrón acudió el recuerdo de aquel día en que todos los chicos de colegio plantaban un árbol en el relleno de la céntrica playa del pueblo, cubierto ahora por los macizos de tierra para embellecerlos con bellas y bonitas especies de árboles, plantas y flores. Las que años más tarde, como alcalde, cuidaría el otro maestro que había tenido y era más sibarita en el castigo. Después de plantar los árboles que embellecerían al jardín del pueblo, todos los chicos de las escuelas fueron llevados a las iglesias para aprender el catecismo y oír misa. A todos les daban dos onzas de chocolate, gordo y marrón, con una pequeña barra de pan. El pequeño Padrón también fue a plantar su árbol y luego a la iglesia del Castelo, donde había sido bautizado. Al estar haciendo cola para entrar en la iglesia, vio con alegre sorpresa que a todos les daban las dos onzas de chocolate y el pan. Cuando fue a recibir su premio, la alegría del premio se le borró de su cara. Uno de los dos muchachos que lo repartían, con el chocolate y el pan ya en la mano para dárselo, al reconocerlo, se lo negó diciéndole: "Pasa, para ti de esto no hay nada. Ya tienes bastante en casa".

Aunque reconocía que nunca o muy pocas veces iba a la cataquesis, el benjamín de los Padrones se fue llorando al horno a darle las quejas a su madre que, como siempre, al ver y preguntarle a su hijo por qué lloraba, intentó calmar el llanto del niño: "Vai á tienda da señora Piedad e que che dea unha tableta enteira de chocolate. Despois lla pagho eu". Lo que, a pesar de todo, no dejó satisfecho al "rapaz" ya que quería recibir el mismo regalo que sus amigos, pues nunca en el pueblo nadie le había regalado nada. Lo que atribuía, como lo hizo esta vez, porque era hijo de Padrón, que era de derechas. Lo que le era incomprensible y le intrigaba, ya que no sabía qué era eso de ser de derechas o de izquierdas. Nadie de su casa, incluido su padre, hablaba de la guerra, que recordara el chico, delante de todos sus hijos. Siempre quiso conocer la verdad de los rumores que corrían por el pueblo, solapadamente, respecto a los de las derechas que había en él, que eran los que habían ganado aquella criminal guerra. Desde muy niño siempre quiso saber el motivo de tener que coger un fusil y matar a un amigo como los que tenía. Muchos de ellos con sus padres escapados a Francia por esa maldita guerra. Todo esto el "rapaz" esperaba llegar a saberlo para conocer más y mejor a su padre que, aún siendo de derechas, fue condenado a muerte por esconder a un segundo primo y a un amigo de su pueblo, ambos comunistas. Lo único que el chico sabía de los ideales políticos de su padre era su ilusión, de siempre, por ser Guardia Civil, porque cuando llegaba el 12 de octubre, el horno se llenaba de todos ellos para celebrar la fiesta del Pilar, patrona de la Guardia Civil, e incluso bautizó con ese nombre a la última de sus hijas.

Así que, con sus dudas a cuestas, aún sin haber elegido el camino a seguir para conquistar a la "rapaza" de trenzas de auriculares, emprendió la tarea de aprender el oficio de mecánico de coches, empezando por el lijado de la carrocería del coche de uno de los dos médicos que había en el pueblo. Lo que le valió cobrar su escaso primer sueldo, que invirtió en ver la película de Esther Willams "Fiesta Brava". El luto que guardaba, con aquella franja negra y ancha que llevaba, de siempre, en la manga de un brazo de la chaqueta, primero por su hermano Pepe, por su hermana Lola, y ahora por su padre, lo había alejado por un largo tiempo de su espectáculo favorito, el cine. Interiormente sabía que aquel no era el camino que quería seguir, ya que ese camino no pasaba tampoco por ser mecánico. Al igual que su hermano, que jugaba en Segunda División en La Orensana, pretendía jugar al fútbol en el Celta.

En abril se había creado la O.T.A.N., noticia que fue acogida con una indiferencia total, sobre todo en los chicos de la "Carretera Nueva" que todos los domingos se reunían en el local de la Acción Católica y que habían fundado el Rayo, en el que jugaban las jóvenes promesas que desechaba el Puebla F.C, como le sucedía al benjamín de los Padrones. Al que le había prendido la afición total por el fútbol cuando, el 27 de abril de 1949, España se enfrentó a Italia en el colosal estadio de Chamartín, rebautizado después con el nombre de uno de sus más relevantes exjugadores y presidentes del Real Madrid, Santiago Bernabéu. El fútbol español, ante las mismas puertas del gran acontecimiento de un Campeonato Mundial de Fútbol, se resistía a practicar los nuevos sistemas de juego que regían en el concierto del fútbol mundial. Mientras los equipos extranjeros habían evolucionado táctica y técnicamente en el sistema defensivo, pues el fútbol ya no era solo de ataque. Los equipos españoles se mostraban desorientados ante esta evolución. Y en un ambiente de apasionada polémica se jugó el partido contra la selección italiana, aureolada por una campaña brillantísima y cuya base eran jugadores del Torino, el equipo estelar de Italia. En el verde césped de Chamartín dieron una formidable lección del fútbol moderno, en la que dominar no significa necesariamente vencer. Con lo que estuvieron completamente de acuerdo los ochenta mil espectadores. Dedicaron elogios al fútbol desarrollado por los italianos, al igual que lo había hecho al San Lorenzo de Almagro por su dominio y control del balón y del partido, sin jugadores estáticos. El fútbol italiano, en cambio, encerraba una hábil concesión defensiva, con la que encerraba en sí misma una hábil ofensiva. ¡El contraste resultó demasiado violento para el juego españo! Los internacionales de Italia habían dado su lección. ¡Su última lección! Ocho días más tarde, el 4 de mayo de 1949, morían casi todos ellos en el accidente aéreo de Superga, que conmovió a todo el fútbol mundial.

Tras las Islas Cies queda atrás la aldehuela de pescadores, por estar convirtiéndose Vigo en una gran ciudad, surgida y que vivía del mar y para el mar. El nuevo presidente del Real Club Celta, del cual todos los pueblos de la bella ría y de muchos otros de Galicia estaban pendientes, era Avelino Ponte Caride, que se había puesto a trabajar para afrontar la temporada 1949-50, que ya estaba encima. Lo primero que hizo fue contratar a Roberto Rodríguez Ozores, un buen atleta local, para que se hiciera cargo de la preparación física del equipo. Inmediatamente después compuso su junta directiva solamente con ocho miembros, siendo la idea que traía este presidente para gestionar el club la de hacerlo como si de una empresa se tratase, dado el volumen económico en el que se desenvolvía la Primera División. Pensamiento este equivocado ya que un club de fútbol es un sentimiento arraigado en las personas de una ciudad y una afición, que es la que hará que su club sea lo que ella sienta, y no lo que desea una junta de accionistas. Pero no solo Avelino Ponte Caríde pretendía gestionar el club como una empresa, sino que incluso quería culturizar a los jugadores, a los que obligaba asistir a clases para elevar su nivel cultural, con el fin que estuviesen preparados para cuando les llegase la hora de la retirada. Estaban tan convencidos, por aquel entonces, de la poca cultura de los jugadores de fútbol que el presidente pretendía, con estas clases, que fuesen hombres útiles por sí mismos y para la sociedad. Lo que no dejaba de ser una grave ofensa para aquellos que, cultos o no, habían escogido el camino de ser alguien en la vida jugando al fútbol. Que fue lo que hizo calar en los aficionados que los jugadores de fútbol eran unos verdaderos incultos que no sabían leer ni escribir. Lo que muchos envidiosos de la fama de los futbolistas acogieron con satisfacción. No queriéndose dar cuenta de que el jugador de fútbol, en su mayoría, es una persona noble y confiada, que resulta fácilmente estafado y engañado por esas personas "cultas", cuando les prestan sus consejos "gratuitamente", una vez terminan de vivir en ese mundo falso de aduladores y aprovechados e incluso sin escrúpulos. Lo que atestiguan muchos y variados casos, en los que siempre el exjugador sale mal parado porque le han colgado el letrero de vividor, analfabeto y derrochón. El benjamín de los Padrones y otros muchos más exjugadores, que ganaron incluso más dinero que él jugando al fútbol, son mudos testigos de lo que aquí expongo. Pero esos parásitos, que tanto abundan en la vida y sobre todo en el mundo que rodea al fútbol, se olvidan de que muchos exjugadores han nacido de familias humildes, que no podían darles una formación cultural muy amplia y selectiva, porque en aquel tiempo éramos pocos los elegidos y muchos los despreciados, sin razón alguna, que esperábamos tener nuestra oportunidad en la vida con el fútbol. En cuyo colectivo no todos éramos analfabetos como se decía y se creía. Eran pocos los aficionados al fútbol, y los que no lo son, que sabían que el gran escultor vasco Chillida jugó de portero en la Real Sociedad y que por una grave lesión, que lo apartó de los terrenos de juego, descubrió su faceta de escultor modelando el yeso de su brazo escayolado. Puede recordarse también con su carrera de médicos a Martorell, del Español de Barcelona, Pruden (At.Aviación) Pirri ( Real Madrid) o Pellicer (Deportivo). Así como con carrera de abogados a Pérez Payá (Real Madrid), Ángel Villar (Athletic Bilbao).También Querejeta, de la Real Sociedad,fue un gran productor de cine, al igual que Joaquín Álvarez, del Celta, fue vicerrector de la Universidad de Santiago, y es un gran economista. Estos que recuerde y me vienen a mi memoria, nos indican también que los jugadores de fútbol no éramos ningunos deshechos para la sociedad, de una sociedad que no tuvo reparo alguno en señalarnos con esa lacra de analfabetos. Por lo que yo quiero reafirmarme aquí que estoy orgulloso de haber escogido el camino del fútbol, no por lo que fui o pude llegar a ser, sino que fue una magnífica escuela en la que me eduqué y discipliné en la vida. Solamente por esto le estoy muy agradecido al fútbol y a los jugadores con los que conviví y con lo que no pude hacerlo.

Una vez conocido el fichaje de Ricardo Zamora por el Málaga, el Celta contrató como entrenador al que había sido el gran zaguero del Fortuna y Celta, Luis Casas Pasarín, quedando formado el cuadro técnico también por el exjugador Armando Vázquez como segundo, y Roberto Ozores como preparador físico. Como casi siempre ocurría, el Celta, una vez más, tenía que hacerle frente a su constante falta de liquidez, no solo para el pago de los contratos vencidos de los jugadores que se quedaban libres, sino para hacer los fichajes que se requerían para reforzar al equipo. Lo que se intentó resolver enviando cerca de cinco mil cartas a industriales, comerciantes y personas solventes de Vigo y comarca. A la vez que se solicitaba la colaboración a través de una suscripción popular, para intentar recaudar las 600.000 pesetas que se necesitaban para comenzar la temporada. Lo único que se pudo recaudar de estas dos maneras fueron 200.000 pesetas. Cantidad que se intentó completar o por lo menos aumentar con una gira por Portugal, que resultó positiva en cuanto a resultados pero no así en la cuestión económica. Como tampoco resultó el Trofeo Compostela a disputar en tres partidos contra el Deportivo de La Coruña, en los que el Celta empata 2-2 en el primer partido jugado en Balaídos. Gana 4-1 el jugado en Santiago en el campo de Santa Isabel y pierde 3-2 el partido jugado en Riazor contra el Deportivo coruñés. Resultados con los que se adjudica dicho trofeo. La gira por tierras lusas, aparte de su fracaso económico, trajo al seno del club un mal ambiente por el comportamiento de algunos jugadores que se habían quedado en Vigo. Por el cual Castellanos fue apartado del equipo, mientras que Juanín, otro de los encartados, continuó bajo la disciplina del club. Como Roig había causado baja para fichar por la Lucense, la plantilla era más corta que la de temporadas anteriores. Se notaban pocas incorporaciones como las del defensa Otero, un jugador coruñés con unas facultades físicas excepcionales, con las que todos esperaban triunfase, no solo en el Celta sino en el fútbol nacional. Luego estaba la incorporación de Saras y se cede a Villar al Arosa. Con estos dos jugadores se completa la plantilla para hacerle frente a la temporada. Antes de su comienzo se juegan dos partidos en Balaídos, uno contra el Valladolid en homenaje a Leonardo, que se vio obligado abandonar el fútbol por su operación del pulmón. Y el otro contra el Benfica, al que se venció 2-1 en disputa del "Trofeo Huérfanos del Mar", para el que se contó con los refuerzo del Deportivo Ponte y Rafael Franco.

La temporada se abre en Balaídos contra el Oviedo, que cae derrotado 3-1, sorprendiendo a propios y extraños en el segundo partido, al vencer al potente equipo del Valencia en su campo de Mestalla. El Celta, con Pasarín como entrenador, irrumpía de forma fulgurante en este campeonato, lo que demostró en su tercer encuentro jugado en Balaídos ante el Atlético de Madrid, al que vence 2-0, situándose de líder en solitario, al mismo tiempo que recompuso la precaria economía del club. El equipo madrileño con Bembarek, Carlson y Marcel Domingo era el más llamativo de España, el que llevaba más gente a los campos en que jugaba, siendo además un fuerte candidato al título. Es en la cuarta jornada, en Málaga, donde el Celta sufrió su primer derrota, 2-0, ante el equipo al que ahora entrenaba su exentrenador Ricardo Zamora. Esta derrota no le hizo perder el primer puesto en la tabla de clasificación. Liderato que sí pierde en Zorrilla ante el Valladolid, 4-1, en la siguiente jornada, también juega fuera de Balaídos. Con la pérdida del liderato se traspasa a Aretio al Barcelona, con el cual Pasarín parecía que no iba a contar, enderezando con ello la maltrecha economía del club, para continuar el campeonato sin grandes sobresaltos económicos. La afición, una vez más, no acudía a Balaídos como se esperaba dada la marcha del equipo. Ya en su feudo de Balaídos el Celta derrota 4-1 al Español de Barcelona, para salir derrotado 4-1 en San Mamés por el Athletic de Bilbao. Derrota de la que se rehace ante el Tarragona en Balaiídos,10-1, en una tarde goleadora en la que el hombre encargado del marcador se quedó sin números para colocar en el casillero. Días más tarde, a la vuelta de un partido amistoso en Lugo, el autocar del Celta chocaba en la calle Michelena de Pontevedra contra una furgoneta de pescado, accidente del que salieron ilesos los jugadores, pero no así los ocupantes de la furgoneta, que quedaron mal parados. Por lo que, días después, se oficiaba una misa de acción de gracias en la iglesia de la Peregrina.

En la siguiente salida, lejos de Balaídos pierde,1-0, ante el Real Madrid, saldando con victoria,4-2, el siguiente partido contra el Sevilla en Balaídos. Resultado que le confiere al Celta una gran confianza para enfrentarse al Deportivo en Riazor, donde los vigueses consiguen un empate,1-1, en un partido que se caracterizó por el magnífico ambiente de hermandad vivido por ambas aficiones. Siete días después, en el estadio de Balaiídos, el Celta realiza un capítulo más para su historia al vencer al Barcelona, 6-4, en un partido trepidante y lleno de emoción hasta el límite. En el cual Velasco, en arriesgada salida a los pies de Mekerle, resultó lesionado con desprendimiento de retina, teniendo que dejar su puesto a un desconocido Ramallets, que con el tiempo se convertiría en uno de los tres mejores porteros de España. Cerraba el Celta la primera vuelta de este campeonato contra la Real Sociedad en San Sebastián, donde pierde 4-0, resultado que no desmerecía en nada la magnífica trayectoria del Celta, que le estaba disputando el campeonato al Deportivo de La Coruña, Valencia y Real Madrid.

La noticia había saltado el 3 de septiembre: una flota de los Estados Unidos había hecho escala en el Ferrol. Dos días después saltaba a todas las primeras páginas de los diarios la visita del rey de Jordania a nuestro país y el recibimiento que le había tributado el Caudillo. La presión que las potencias extranjeras ejercían sobre España parecía que iba cediendo debido a la guerra fría que se estaba imponiendo entre rusos y los aliados. Esperanza que llenaba de ilusión al maltrecho pueblo español, alargada por la visita oficial que el jefe del Estado español hace en octubre a Portugal. Y aunque el pan, el aceite y otros productos de primer orden seguían estando racionados, la vida se había hecho más llevadera debido a que las relaciones con las democracias se habían flexionado un tanto. Y antes del comienzo de la segunda vuelta del interesante campeonato que los dos equipos gallegos estaban llevando a cabo, dentro de actos de hermandad entre España y Argentina, el Newell´s Boy jugaba en Balaiídos en disputa de un trofeo de un balón de tamaño real, todo de plata, que atrajo a más de 25.000 espectadores. El trofeo quedó depositado en las vitrinas del Celta por terminar con un empate 2-2. La segunda vuelta de esta Liga el Celta la comenzó en Bellavista, donde vence 1-2, al Oviedo. A partir de aquí se entabla una lucha cerrada por el título de Liga, para el que cuentan con muchas posibilidades Deportivo y el Celta, junto con el Real Madrid, que se alzó como campeón de invierno, Valencia, y Atlético Madrid. El Celta consolida sus aspiraciones al título de campeón al vencer 3-2, al Valencia, lo mismo que hace su rival el Deportivo al empatar en Chamartín con el Real Madrid. Lo que hace que tanto el Real Madrid como el Valencia cedan en sus posibilidades, que aumenta, al domingo siguiente, el Atlético Madrid al vencer al Celta 4-2 en el Metropolitano. Mientras el Deportivo no cede en sus aspiraciones al vencer 3-0 al Sevilla en Riazor.

Pero en la cuarta jornada de esta segunda vuelta la competición se ve un tanto alterada por una injusta decisión contra el Deportivo de La Coruña, que no le daba tregua a ninguno de los dos equipos madrileños, ni al Valencia y Celta, dado que es el equipo más firme para alzarse con el título del campeonato. El Celta mantiene sus aspiraciones al derrotar 1-0, al Málaga en Balaiídos, mientras el Deportivo sigue manteniendo las suyas con un valioso empate en Zorrilla contra el Valladolid. Y es en el segundo tiempo de este partido cuando se produce un choque entre el delantero Rafa del Valladolid y el gran portero Juanito Acuña del Deportivo. En un balón cruzado, al que llega tarde Rafa para conseguir el gol, el portero gallego se contorsiona en el aire para evitar el choque con el jugador del Valladolid, cayendo con todo el peso de su cuerpo sobre la pierna del delantero local, saliendo el balón rebotado a córner. Parte del público que ocupa los graderíos de Zorrilla abuchea al gran guardameta coruñés, mientras retiran a Rafa, con la pierna rota, del terreno de juego. Días después la Federación decide abrir expediente a Juanito Acuña, suspendiéndolo mientras dure su tramitación. Rafa declararía en contra del guardameta, desdiciéndose de lo que había dicho, anteriormente públicamente, de que no creía que hubiese intencionalidad por parte de Acuña. Declarando también en contra del guardameta gallego el jugador Barinaga del Real Madrid llevado, tal vez, por el recuerdo de un encontronazo con Acuña en un partido jugado en Chamartín, en el que el jugador blanco se fracturó la clavícula. Estos eran lances del fútbol valiente que se practicaba por este entonces, pero había que aprovecharlo para acortar las aspiraciones al título de un equipo que caminaba con paso firme hacia él, ante el temor de los dos grandes madrileños y Valencia, que junto con el Celta, eran los más favorecidos por esta tan injusta decisión.

El caso Acuña hace correr ríos de tinta en la prensa y comentarios en toda España, al mismo tiempo que la Liga continua y el Deportivo empata, 4-4, en Riazor contra la Real Sociedad. El injusto expediente de la Federación comenzaba a dar sus frutos, al debilitar a uno de los dos equipos modestos, como el Deportivo y Celta, que aspiraban legítimamente al título de campeón. El Celta despacha en Balaídos al Valladolid con un contundente 4-0, que le hace seguir con sus aspiraciones intactas a conseguir la Liga. Y mientras el caso Acuña no se resuelve, el Deportivo consigue dos grandes victorias, con el buen guardameta ourensano Pita de portero, en Oviedo,0-2, y en Riazor contra el Valencia,5-1, resultado que reafirma que el equipo, tan magistralmente dirigido por uno de los mejores entrenadores que habían llegado a España, Alejandro Scopelli, seguía firme en su camino hacia el título. Mientras tanto el Celta era derrotado en Sarria, 3-0, por el Español de Barcelona, empatando en Balaídos,1-1, con el Athletic de Bilbao. Pero antes, en la misma jornada en la que el Deportivo vapuleó al Valencia, la prensa titulaba: "El Celta, un terremoto en Tarragona", dado que el equipo vigués había ganado al Tarragona 5-1. Con este resultado el Celta se había clasificado de líder a cuatro jornadas para la conclusión de la Liga. El expediente a Juanito Acuña se sobresee, gracias a las declaraciones favorables de varios jugadores y personalidades del fútbol, como Basora y el ex seleccionador nacional Eduardo Teus. Pero la reaparición de Acuña no puede ser peor, dado su estado de ánimo, en el Metropolitano donde el Deportivo sucumbe por 6-1. Pero si el Deportivo sufre un grave traspié en sus aspiraciones, el Celta las aumenta al vencer al Real Madrid por 5-2, ante el lleno más grande de su estadio en toda la historia hasta aquel entonces. A cuatro jornadas del final y a la cabeza de la clasificación, codo a codo con el Atlético Madrid por el título, del cual se habían distanciado un poco Deportivo, Valencia, y Madrid, el Celta estaba dispuesto a conseguir los seis puntos que le faltan para ser campeón, sacando dos puntos fuera de casa en los partidos contra Sevilla y Barcelona, y ganando los dos partidos en Balaídos contra Deportivo y Real Sociedad.

Con la ilusión de conseguir esos dos puntos fuera de casa, el Celta viaja a Sevilla, pero sale derrotado 4-3, en un partido reñido y disputadísimo en el que Juanín quedó gravemente lesionado con rotura de tibia, que le causará ser baja, no solo contra el Deportivo la próxima jornada, sino el resto de la temporada. El Celta sale derrotado nuevamente en Balaídos 2-3 contra el Deportivo, en Las Corts 2-1 frente al Barcelona y nuevamente en Balaídos frente a la Real Sociedad. Se cerraba el campeonato con el Atlético Madrid como campeón y el Deportivo como subcampeón a un solo punto de distancia.

Llegado a este punto, vuelve a mí aquel hermoso día del 12 de marzo de 1950. El segundo de mis hermanos, al igual que el mayor, pretendía que mi futuro estuviera en el fútbol y no en los estudios, en la mecánica, la pesca o la navegación, y aun menos en la emigración, que eran las únicas formas que teníamos los jóvenes de afrontar nuestro porvenir. Por eso, aquel bello día de la ya muy cercana primavera el segundo de mis hermanos me llevó a ver un partido de fútbol de Primera División, el primer partido del Celta al que tanto querían y sufrían por él. Cariño que poco a poco me fueron inculcando, también a mí, ya que pretendían que mi futuro fuese el de los jugadores del Celta. Por eso, cuando vi llorar, de rabia por la derrota sufrida ante el Deportivo a mi hermano el mayor, sin poder contenerme por el dolor que le producían aquellas lágrimas, elegí mi camino: "Cuando sea más grande será jugador del Celta y el Deportivo nunca nos ganará".

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